Repsol tiene grandes aspiraciones en Brasil. La compañía acaba de anunciar un nuevo éxito en uno de sus campos en el país carioca, el de Sapinhoá -antes Guará-, el cual representará un vector de crecimiento del grupo en el marco de nuevo Plan Estratégico a 2016.
Tras la declaración de comercialidad, la petrolera tiene un nuevo maná en este yacimiento, situado en las costas del Estado de Sao Paulo, del consorcio exploratorio del Bloque BM-S-9, formado por Petrobras (45 por ciento), Repsol Sinopec (25 por ciento) y BG Group (30 por ciento).
Este campo es el tercer mayor descubrimiento de crudo del mundo del año 2008 y el segundo mayor realizado por Repsol entre 2005 y 2008. Además, que la compañía puede desde hace tan sólo unos meses contabilizar en sus cuentas las reservas de este gran yacimiento con un volumen recuperable total estimado en 2.100 millones de barriles de crudo equivalente (boe) de alta calidad, lo que equivale a dos años de consumo de petróleo y gas en España.
De ahí, las grandes expectativas puestas en este yacimiento en la nueva hoja de ruta del grupo. Como consecuencia del alto potencial del campo, el consorcio ha instalado en esta zona una plataforma para producir 120.000 barriles equivalentes de petróleo al día, convirtiéndose así en el segundo yacimiento en entrar en producción de toda el área presalina de la Cuenca de Santos. La petrolera modificó oficialmente el nombre del pozo al presentar la petición de comercialización en el regulador carioca (ANP), tal como obliga la regulación.
Por ello ahora se llama Sapinhoá, en lugar de Guará. Uno de los elementos que demuestra el potencial de este yacimiento es el hecho de que la declaración de comercialidad fue adelantada un año, ya que el plazo final del Plan de Evaluación aprobado por la ANP era 31 de diciembre de 2012. Ahora, avanzan los trabajos para su puesta en producción en 2013. Ya el pasado año llegó a los astilleros de Brasfels, en Angra dos Reis, la plataforma de producción FPSO (Cidade de Sao Paulo) para completar su fase final de construcción. Se estima que estará terminada en el segundo semestre de este año, lo que permitirá iniciar la producción de área su de Guará en la fecha prevista.
También se inició en 2011 la campaña sísmica 3D de alta resolución, se firmó el contrato de alquiler para la segunda plataforma de producción para el área Norte de Guará y se acordó la adquisición de equipos submarinos necesarios para la producción.
En esta zona la petrolera también ha logrado éxito en Carioca, Iguazú, Guará Norte-Abaré, Panoramix, Abaré, Malombé, Pão de Açúcar, Gávea y Piracucá, lo que consolidan al offshore de Brasil como una de las mayores áreas de crecimiento en reservas de hidrocarburos en el mundo.. Con todo, la petrolera prevé aumentar un 4 por ciento su producción gracias a activos como el de Sapinhoá, pero también Kinteroni, Cardón, Carabobo y los pozos españoles Lubina y Montanazo. Tdoso estos yacimientos constituyen un gran potencial de recursos contingentes para la compañía, de crecimiento de las reservas y de la producción a lo largo de los próximos años. Repsol es la compañía privada con mayor dominio minero en la Cuenca de Santos, Campos y Espíritu Santo, con participación en un total de 21 bloques exploratorios, en 11 de ellos como operadora.
Estabilidad regulatoria
Uno de los puntos claves de clara apuesta de las grandes petroleras mundiales por este mercado es la estabilidad regulatoria.
Ya en 2009 el Gobierno brasileño presentó una propuesta de Plan Gubernamental para el área pre-sal, que aseguraba las inversiones ya previstas por las compañías petroleras a largo plazo, al mantener sin modificación alguna las áreas ya licitadas y concedidas.
De hecho, el Plan que regula el modelo de las actividades de exploración y producción para las licitaciones que se realizan en Brasil contempla que se destine buena parte de la generación de recursos de hidrocarburos del área pre-sal a un fondo para educación, acción social, ciencia, tecnología, medio ambiente y cultura.
La petrolera lleva cinco años acumulando éxitos exploratorios. En los últimos ejercicios se han ido confirmando los grandes expectativas de los éxitos exploratorios de 2009 y de 2008, año en el que Repsol participó en 3 de los 5 mayores descubrimientos del mundo.
En este sentido, hay que destacar descubrimientos como el pozo de Gávea en la Cuenca de Campos, que ha sido reconocido como uno de los más grandes realizados en el mundo en 2011, así como el denominado Pão de Açúcar donde el grupo ha confirmado recientemente 1.245 millones de barriles de crudo en Brasil.
Estos últimos hitos se han hecho notar en la cotización de la petrolera, que a pesar del varapalo sufrido tras la nacionalización de YPF, ahora muestra una senda alcista debido al potencial de su presencia en Brasil.
Un mar de crudo
En el yacimiento Pão de Açúcar se han encontrado dos acumulaciones de hidrocarburos con una altura total de 500 metros, que lo convertirían en uno de los mayores hallazgos realizados por la compañía en Brasil. Junto a Seat y Gávea, todos ellos en el bloque BM-c-33, se corrobora el elevado potencial de cuenca de Campos, que podría confirmar la existencia de un gran núcleo de hidrocarburos similar al existente en la cuenca de Santos. Para poder abarcar estos proyectos Repsol buscó un socio que asegurara la consecución de las inversión.
La petrolera encontró el aliado perfecto en el grupo Sinopec, con quien ha creado una sociedad con un valor de 17.773 millones de dólares formando así una de las mayores compañías energéticas privadas de Latinoamérica. Para acceder a estos yacimientos Repsol Brasil utiliza el Stena Drillmax, el buque de última tecnología como plataforma de exploración capaz de perforar hasta el presal aún en las peores condiciones climáticas.
Además, la petrolera dispone de tecnología de última generación que le ha convertido en un atractivo para cerrar grandes acuerdos, como el recientemente firmado con su accionista Pemex.
En concreto, la tecnología desarrollada permite a la petrolera procesar información 15 veces más rápido que el resto de las compañías del sector, y eleva la fiabilidad de las imágenes sísmicas, aumentando las posibilidades de encontrar petróleo y gas a miles de metros bajo el subsuelo. Con el proyecto Caleidoscopio, Repsol se ha situado a la vanguardia de la exploración en zonas de subsuelos complejos y con grandes reservas, como las aguas profundas de Brasil.