Energía

La revolución de la inteligencia artificial desafía la capacidad del sistema eléctrico global

  • En EEUU la demanda de los centros de datos superarán el consumo de sectores como el del cemento o el acero
  • Un 20% de los centros de datos sufrirá retrasos por los problemas de falta de red
  • Renovables, gas, minireactores nucleares y geotermia servirán para cubrir la demanda
Un centro de datos

El imparable avance de la inteligencia artificial (IA) abre una nueva era tecnológica, pero también plantea serios desafíos para el sistema eléctrico global. Según el último informe especial de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), titulado 'Energy and AI', el consumo eléctrico de los centros de datos se más que duplicará para 2030, superando los 945 teravatios hora (TWh), una cifra que se acerca al consumo total de un país como Japón.

Los centros de datos especializados en IA —necesarios para entrenar y desplegar modelos como ChatGPT, Gemini o Copilot— son especialmente intensivos en electricidad.

La AIE estima que un solo centro puede llegar a consumir lo mismo que 100.000 hogares, y los más grandes actualmente en construcción multiplicarán por 20 esa cifra. A escala global, el informe advierte que estos centros ya suponen un 1,5% de la demanda eléctrica mundial, con una tasa de crecimiento anual del 12%, cuatro veces superior al promedio.

Para cubrir esa demanda, la AIE plantea un mix energético diversificado, en el que las energías renovables jugarán un papel protagonista, respaldadas por tecnologías de almacenamiento, redes más flexibles y nuevas fuentes despachables. Se prevé que la mitad del crecimiento de la demanda se cubra con renovables, mientras que el gas natural, la energía nuclear —incluidos los pequeños reactores modulares— y la geotermia avanzada también desempeñarán un papel relevante.

Solo en Estados Unidos, los centros de datos explicarán cerca del 50% del incremento de la demanda eléctrica de aquí a 2030, superando incluso el consumo de sectores industriales clave como el acero o el cemento. En Europa, la situación es menos extrema, pero sigue siendo crítica en mercados con redes saturadas o dificultades regulatorias.

Cuellos de botella y riesgos de congestión

El informe advierte que hasta un 20% de los proyectos de centros de datos podrían enfrentarse a retrasos por cuellos de botella en la conexión a red. La escasez de transformadores, cables o turbinas para ciclos combinados ya está tensionando las cadenas de suministro, y la construcción de líneas de alta tensión puede tardar entre cuatro y ocho años, lo que complica la respuesta a corto plazo.

La AIE insta a los gobiernos a actuar con urgencia para acelerar las inversiones en infraestructuras eléctricas, facilitar la localización de centros en zonas con capacidad excedente y fomentar una mayor flexibilidad operativa, tanto en la generación como en el consumo. La posibilidad de usar los propios activos de los centros —como generadores de respaldo o baterías— para aliviar la carga del sistema está aún infraexplorada.

En conjunto, los centros de datos explicarán cerca del 10% del aumento de la demanda eléctrica global hasta 2030. Aunque esta cifra queda por detrás de motores como los vehículos eléctricos, el aire acondicionado o la electrificación industrial, su impacto es desproporcionado en economías avanzadas, donde la demanda eléctrica llevaba décadas estancada.

El auge de la IA obliga, según la AIE, a abandonar esa lógica de eficiencia estática y preparar al sector eléctrico para un nuevo ciclo de crecimiento sostenido. A medida que la economía digital se convierte en el principal vector de consumo energético, los países que logren suministrar energía limpia, fiable y abundante tendrán una ventaja competitiva decisiva en la carrera global por la IA.

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