Las ciudades generan grandes cantidades de residuos que comportan importantes impactos a nivel medioambiental, económico y social. Afortunadamente, el concepto tradicional de 'usar y tirar' está cambiando. En la era de las ciudades inteligentes y en el contexto de la transición hacia una economía circular, la gestión de los residuos ha pasado de ser un problema a convertirse en una vía hacia un futuro más sostenible.
Un claro ejemplo lo tenemos en Zaragoza. La ciudad aragonesa ha marcado un hito en la economía circular nacional y europea con la puesta en marcha de la primera biorrefinería urbana de la región. La planta, propiedad del Ayuntamiento de Zaragoza y ubicada en las instalaciones del Centro de Innovación Alfonso Maíllo y el Complejo para el Tratamiento de Residuos Urbanos de Zaragoza, tiene capacidad para tratar 15.000 toneladas anuales de residuos sólidos urbanos y lodos de depuradoras de aguas residuales.
La biorrefinería forma parte del proyecto europeo CIRCULAR BIOCARBON, financiado por Bio-Based Industries Joint Undertaking (BBI JU) bajo el programa de la Unión Europea Horizonte 2020. Coordinado por la empresa española Urbaser, ha convertido a la ciudad de Zaragoza en todo un referente en economía circular y sostenibilidad urbana. El proyecto, en el que participan 11 socios de España, Alemania, Italia, Francia y Dinamarca, cuenta con un presupuesto de 23 millones de euros, de los que 8 millones son financiación propia y 15 millones proceden de fondos europeos.
El objetivo de esta iniciativa no es otro que transformar los residuos en productos de alto valor añadido, basados en materiales de base biológica, materias primas locales sostenibles y procesos de producción circular, lo que permitirá reemplazar productos de origen fósil o reducir la dependencia de las industrias de fuentes no renovables.
La biorrefinería también aportará beneficios medioambientales y económicos a la ciudad y a la región, reduciendo los residuos que acaban en los vertederos. De hecho, los residuos biodegradables, en particular, son una fuente clave de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) procedentes de los vertederos, que corresponden, aproximadamente, al 3% de las emisiones totales de GEI de la UE.
A partir de la codigestión de estos residuos urbanos, la biorrefinería pretende obtener productos intermedios (plataformas químicas) con una pureza y calidad equivalentes a los de origen fósil que otros socios del proyecto emplearán después en productos finales.
Por un lado, se genera un biogás que es purificado para separar el dióxido de carbono y obtener una corriente de biometano ultrapuro. Por otro lado, las fracciones sólida y líquida que salen del digestor van a generar, a partir de técnicas de compostaje y de enriquecimiento con algas nutridas con ese CO2, matrices orgánicas finales ricas en carbono y fosfatos. Por último, también se generan ácidos grasos volátiles como precursores en la producción de bioplásticos y otros productos químicos industriales, lo que favorecerá la sustitución de materiales petroquímicos.
Entre los productos innovadores generados por la biorrefinería se encuentran los biopolímeros, que pueden utilizarse en aplicaciones industriales y de consumo, así como fertilizantes orgánicos de alta calidad que mejoran la sostenibilidad en la agricultura. La instalación también desarrolla grafeno verde, un material con aplicaciones avanzadas en sectores como la electrónica, y recubrimientos avanzados para piezas metálicas y maquinaria a partir del biometano. Este enfoque integral convierte a la biorrefinería en un modelo emblemático de la economía circular, maximizando el valor de los recursos a lo largo de toda su vida útil.
Proyecto multisitio
Una de las características más innovadoras del proyecto que lidera Urbaser es que se trata de un modelo único, donde las líneas de proceso se implementan en dos ubicaciones diferentes por razones logísticas, de cliente y de mercado.
Además de la planta de Zaragoza, el proyecto cuenta con otra instalación en Sesto San Giovanni (Italia), gestionada por el socio italiano Group CAP. En la biorrefinería italiana se tratarán unas 4.000 toneladas anuales de residuos húmedos, dando servicio a los seis municipios de la región: Milán, Sesto San Giovanni, Pioltello, Cormano, Segrate y Cologno Monzese.
Ubicada en las afueras de Milán, esta ciudad italiana cuenta con una larga tradición industrial. La nueva planta no solo reducirá las emisiones de GEI en un 80% en comparación con los valores anuales, sino que también permitirá planes de monitoreo continuo del aire, el agua y algunos aspectos de salud acordados con los ciudadanos que participaron en las consultas públicas.
Este planteamiento multisitio ayudará a poner a prueba el trabajo de la biorrefinería frente a diferentes tipos de sistemas de gestión de residuos, ecosistemas y prácticas industriales existentes, impulsando su potencial de replicabilidad en toda Europa.
"La biorrefinería de Zaragoza hace uso de un modelo circular en el que la innovación es protagonista, pasando de la gestión de residuos y aguas residuales a la producción de materiales, apoyando así a las industrias en su transición basada en la biotecnología", ha señalado Fernando Abril-Martorell, CEO de Urbaser.
Por su parte, Nicoló Giacomuzzi-Moore, director ejecutivo de la CBE JU, ha destacado que "esta instalación revolucionaria creará puestos de trabajo locales, impulsará el crecimiento ecológico y ahorrará recursos regionales. También estimulará la competitividad e impulsará industrias sostenibles en toda España y Europa".
El éxito del proyecto está asegurado. Las condiciones en Europa ofrecen oportunidades de mercado excepcionales para las biorrefinerías en términos de disponibilidad de materias primas. Además, la necesidad de modernizar las instalaciones de tratamiento de residuos ya existentes y la necesidad de que el sector industrial realice una transición hacia la bioeconomía verde y el desarrollo sostenible, hacen de Europa el escenario perfecto para la implementación de una economía de base biológica.
El proyecto CIRCULAR BIOCARBON ha recibido recientemente el premio a la Innovación Biocircular durante la celebración del I BioCircular Summit, un evento organizado por la Asociación Española de Biocircularidad (BIOCIRC) y la Plataforma Española Tecnológica y de Innovación en Biocircularidad (BIOPLAT).