
Predecir la evolución de los precios del petróleo resulta tremendamente complejo -incluso para los analistas más expertos- debido a los innumerables factores que pueden llegar a provocar importantes y constantes fluctuaciones en este mercado. Los datos de oferta y demanda a nivel mundial, las perspectivas económicas y las tensiones geopolíticas son algunos de ellos.
En línea con este último punto, la invasión rusa de Ucrania y la situación en Oriente Medio han venido impactando en el precio del oro negro en los últimos dos años y medio. Uno de los últimos ejemplos se produjo el pasado 1 de octubre, cuando el barril de brent subía un 3,4% tras el ataque de Irán a Israel, recuperando los 74 dólares en la jornada y recortando las pérdidas del año hasta el 3%.
El hecho de que muchas de las reservas de petróleo más grandes del mundo se encuentren en Oriente Medio, África y algunos países de Sudamérica -catalogadas como regiones con una gran inestabilidad-, hace que cualquier conflicto pueda impactar en los precios del crudo, ya que un cambio en la producción y transporte del oro negro en esas zonas, puede poner en peligro la seguridad de suministro mundial.
A lo largo del mes de octubre, los precios del crudo han experimentado oscilaciones constantes como si de una montaña rusa se tratara. En la primera semana después de la ofensiva, el barril de brent pasaba de los cerca de 72 dólares en los que cotizaba antes del ataque, hasta rondar los 79 dólares el barril, una subida de casi el 10% en apenas cuatro jornadas.
Los valores más altos se alcanzaron los días 7 y 11 de octubre, cuando el barril de brent superó los 80 dólares, para cerrar la penúltima semana del mes ceca de los 76 dólares el barril. En el caso del WTI, el valor más alto también se alcanzó el 7 de octubre, cuando rozó los 78 dólares, registrando una media de casi 73 euros el barril en la penúltima semana del mes.
Esta situación ha vuelto a dar un giro la última semana de octubre. Israel cumplía su promesa y en la madrugada del sábado 26, bombardeaba objetivos militares en Irán en respuesta a los ataques del 1 de octubre. El lunes, 28 de octubre, los principales mercados abrían con el precio del barril de brent cayendo más de un 4%, hasta los 71,42 dólares (su nivel más bajo desde principios de octubre). En el caso del crudo WTI, el precio del barril llegó a desplomarse más de un 5%, hasta los 67,38 dólares. El martes 29, los precios se estabilizaron.
Una de las principales preocupaciones que había respecto al anunciado ataque de Israel, residía en la dimensión de su respuesta y en el objetivo del propio ataque. El peor escenario contemplaba que la ofensiva tuviera como objetivo instalaciones nucleares o infraestructuras de producción y exportación de petróleo de Irán; pero, finalmente, esto no se ha producido. No obstante, ante la posibilidad de que la producción iraní pudiera desaparecer del mercado, los expertos tranquilizaban asegurando que ésta podría suplirse gracias a los tres millones de barriles diarios de capacidad excedente de producción de Arabia Saudí.
Esta última acción bélica se ha producido diez días antes de la celebración de las elecciones presidenciales en Estados Unidos el 5 de noviembre, a pesar de los esfuerzos de la administración Biden por intermediar un acuerdo de alto el fuego. En represalia por el ataque a Israel, EEUU amplió sus sanciones sobre el sector petrolero y petroquímico de Irán el pasado 12 de octubre, aunque su papel en este conflicto podría variar en función del resultado de las elecciones, ya que las posturas de los candidatos Trump y Harris son diferentes.
Exceso de oferta y situación de China
Otra de las causas que afecta a la volatilidad del precio del crudo es la oferta y la demanda. Los expertos señalan que, actualmente, sobra petróleo en el mercado en un momento de débil demanda, de manera que la oferta supera al consumo mundial. Esta situación ha llevado a los precios a tocar mínimos del año el pasado septiembre, por debajo de los 70 dólares en el caso del barril de brent.
Esta circunstancia ha llevado a la Agencia Internacional de la Energía (AIE) a revisar a la baja su previsión sobre la demanda global de petróleo para este año, cuyo principal 'culpable' es China, debido la desaceleración de la demanda de petróleo del país asiático, principal importador de crudo del mundo, y a pesar de los planes de estímulo anunciados recientemente para impulsar su actividad económica.
La OPEP también se ha visto obligada a recortar su previsión de demanda global de crudo para este año y el próximo. En su boletín mensual de octubre, el cártel señala que la demanda mundial de petróleo en 2024 alcanzará los 104,14 millones de barriles diarios, lo que supone un incremento de solo 1,93 millones de barriles respecto del consumo de crudo de 2023, lo que implica un ajuste a la baja de 106.000 barriles diarios respecto del pronóstico de septiembre. Para 2025, la OPEP anticipa que la demanda global de crudo alcanzará un promedio de 105,78 millones de barriles diarios, lo que supone 102.000 barriles diarios menos respecto del incremento del consumo previsto en septiembre.
En una situación de incertidumbre como la actual, algunos analistas pronostican una caída paulatina de los precios del petróleo en los próximos años. Los expertos de Bloomberg apuntan a unos precios de 71 dólares de media en 2025 y de 70 dólares en 2026. Por su parte, el banco de inversión Goldman Sachs cree que los precios del crudo se mantendrán en un promedio de 76 dólares barril en 2025. En el medio plazo, mantienen un rango de precios para el petróleo entre 70 y 85 dólares barril, aunque reconocen que existen riesgos que podrían influir en los precios en ambas direcciones.
Relacionados
- La pequeña Guyana ya produce tanto petróleo como para cubrir más del 50% del consumo de toda España
- Por qué China acapara petróleo y lo oculta bajo tierra: JP Morgan desvela el gran miedo de Pekín
- El milagro del petróleo de EEUU se topa con una amenaza inesperada: el crudo está mutando a gran velocidad
- El petróleo se desploma ante el reventón de la prima de riesgo geopolítico en Oriente Medio: lo peor podría haber quedado atrás