Energía

Griñó pone en marcha una planta de biogás y tratamiento de purines en Zaidín (Huesca)

  • La compañía de origen leridano obtuvo la concesión en 2019 para la gestión de esta planta titularidad del Instituto Aragonés del Agua
  • Se producirán fertilizantes y se maximizará la producción de energía
  • Tiene capacidad para tratar 205.000 toneladas de residuos anuales
Griñó ha inaugurado la planta de biogás y tratamiento de purines en la localidad de Zaidín, en Huesca.
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El grupo Griñó ha inaugurado hoy su nueva planta de biogás en la localidad de Zaidín, en Huesca, en la que se llevará a cabo el procesamiento de purín porcino, estiércoles y otros subproductos no peligrosos generados en la zona de la industria agroalimentaria y restos agrícolas.

Un proceso con el que esta planta, para la que la compañía de origen leridano obtuvo la concesión en 2019 y que es titularidad del Instituto Aragonés del Agua, permitirá aprovechar el excedente de estos materiales que no pueden ser utilizados para abono agrícola directamente.

En esta planta se lleva a cabo un proceso de biodigestión y desnitrificación. Así, se convierte el purín y el estiércol excedentario en biogás que luego se transforma en energía eléctrica y calorífica, así como en subproductos finales compatibles con el aprovechamiento agrícola.

Este proceso permite reducir la contaminación del suelo por nitratos y la emisión de gases de efecto invernadero, aparte de fomentar el desarrollo y la sostenibilidad agroalimentación de la zona y dar respuesta a la demanda de agricultores, ganaderos e industria alimentaria, añaden las mismas fuentes.

En concreto, estas instalaciones ofrece tres opciones: fertilizante, agua de riego y energía, que acaba siendo electricidad. Actualmente, la planta tiene una capacidad para tratar 205.000 toneladas de residuos anuales, llegando a un potencial máximo de generación de biogás 2.230.000 metros cúbicos al año.

De acuerdo con los datos facilitados por la compañía, en compost podrán salir aproximadamente un 30% de las entradas, es decir, entre 50 y 60 toneladas. Referente a la energía, de estas instalaciones, quitando la parte de autoconsumo, se exportará a la red alrededor de 0,5 MW. Por su parte, en agua de riego, se generarán un 60% de las entradas, afirma Joan Griñó, presidente ejecutivo del Grupo Griñó, compañía que desde la concesión ha revisado las instalaciones y ha aplicado las mejoras necesarias para garantizar un funcionamiento óptimo.

Griñó comenzó la actividad en esta planta en marzo de este año, aunque ahora se ha procedido a la inauguración. En el acto, ha estado presente el consejero de Medioambiente del Gobierno de Aragón, Manuel Blasco, quien ha destacado la importancia de estas instalaciones y de la colaboración público-privada. Además de los responsables de Grupo Griñó, también han participado el director del Instituto Aragonés del Agua, Luís Estaún, entre otros.

Esta planta se suma a la actividad de Grupo Griñó, fundado en 1933, y especializado en la gestión y tratamiento de residuos y servicios medioambientales y, concretamente, en la transformación de los residuos en recursos con el fin de contribuir en la transición hacia una sociedad neutra en carbono mediante la innovación y el uso de nuevas tecnologías.

Griñó opera en cinco áreas: energía, tratamiento de residuos, agua, suelos y servicios, tanto en el sector público y privado. Actualmente, tiene más de 1.100 trabajadores, 48 instalaciones y más de 1,8 millones de toneladas de residuos gestionados en el año. La facturación en el último ejercicio superó los 180 millones de euros.

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