
Francia triplica la inversión en redes eléctricas para batir a España en la atracción de nuevas inversiones como los centros de datos. El operador de la red de transporte galo, RTE, ha iniciado la consulta previa para el Plan Decenal de Desarrollo de Red entre 2035 y 2040 con el objetivo de adaptar sus redes al despliegue de renovables. En contraste con España, la red gala conectará los principales polos industriales, acogiendo entre 13 y 15 GW de demanda industrial y otros 3-5 GW de centros de datos. Así, el plan francés contempla un aumento de la demanda eléctrica de alrededor de 20 GW.
La inversión proyectada en redes en el país resulta, por lo tanto, casi tres veces mayor que la máxima autorizada en España. Mientras que RTE propone una inversión prioritaria de alrededor de 100.000 millones de euros en la red de transporte de 2024 a 2040.En Francia, su planificación no solo se centra en el desarrollo integral de la red, también aborda cuestiones como la priorización del acceso y conexión de determinados agentes (generadores y demanda), identificación de áreas de aceleración de renovables, polos de reindustrialización, y las necesidades de la cadena de suministro local. La inversión en redes eléctricas se ha convertido así en la pieza clave para lograr atraer inversión industrial y ha abierto una carrera en Europa para tratar de impulsarla.
El Gobierno español, entretanto, mantiene en jaque al sector de los centros de datos por el tapón existente para incrementar la capacidad de acceso de nuevas instalaciones. De hecho, las principales distribuidoras eléctricas cuentan con peticiones de acceso por más de 30 GW a las que no han podido dar respuesta por los actuales límites a la inversión.
En estos momentos, varios países europeos -principalmente Francia, Portugal e Italia- compiten por hacerse un hueco en las millonarias inversiones que serán necesarias para el desarrollo de la Inteligencia Artificial.
Según un estudio de Goldman Sachs, la demanda de electricidad crecerá un 160% hasta 2030 por el impacto que tendrán estos nuevos desarrollos tecnológicos. La ubicación de estos centros está condicionada al acceso a los nudos de las redes de telecomunicaciones, pero también al precio de la energía, su principal coste operativo por su gran consumo.
Madrid, Castilla-La Mancha, Aragón o Extremadura se postulan como algunas de las ubicaciones ideales en Europa para acoger este tipo de instalaciones, por su situación en la confluencia de varias redes continentales de comunicaciones y por los menores costes energéticos de España gracias a su mayor disponibilidad de renovables. Esto ya se puede observar en las cotizaciones de los precios futuros de la electricidad para 2025 que se sitúan en 67,25 euros para España frente a los 74,11 euros de Francia o los 93,37 euros de Alemania. En este caso, los precios de la energía -a diferencia de los grandes industriales- no cuentan con ayudas adicionales que los hagan más competitivos.
La importancia del coste energético para los centros de datos es evidente: en España, el coste de energía de un centro urbano pequeño podría ascender a 11 millones de euros/año, y el de un centro extraurbano grande a unos 53 millones de euros/año.
Si se comparan los costes con otros países: en Francia, el país con los precios de energía más próximos a España, los centros pagarían un 33% más: la instalación pequeña pagaría 15 millones (4 millones más que en España) y la grande 71 millones (18 millones más).El ahorro de instalarse en España es todavía mayor si se compara con Italia, el país candidato con los precios energéticos más altos, donde los centros de datos pagarían un 64% más: el pequeño pagaría 18 millones (7 millones) y el grande 87 millones (34 millones más).
Paradójicamente, la enorme ventaja de España puede perderse por el retraso en la tramitación de la conexión a la infraestructura eléctrica y la lentitud en la adaptación de la red de transporte eléctrico.
El Gobierno considera que la inclusión de estos centros en la planificación energética puede retrasarse hasta la revisión del periodo 2025-2030 que se está preparando ahora, mientras la CNMC trata de acelerar el acceso a los permisos.
Según los datos de Spain DC -la patronal de los centros de datos- Madrid ha alcanzado 147 MW de potencia instalada, lo que supone un crecimiento del 25,6% con respecto a los datos del 2022, pero queda 30 MW por debajo de las previsiones iniciales debido a la ralentización en la ejecución como consecuencia de las dificultades de tramitación y suministro.
En términos económicos, según la tasa DESI (índice de Economía y Sociedad Digitales), la inversión en digitalización podría sumar 37.834 millones de euros al PIB Nacional hasta 2026, de ellos, 7.339 millones de euros al PIB madrileño.
Madrid representa un 61% de la oferta nacional en 2023 (147 MW IT). A pesar de que Barcelona ha aumentado su peso hasta un 14,4% (34,9 MW IT) y Aragón ha llegado a 37,2 MW en 2023, consolidándose como nuevo enclave tecnológico en España, mucho más tras el anuncio de inversión de Amazon de cerca de 15.000 millones.
Spain DC reclama una regulación que garantice al sector de los centros de datos el acceso a la energía para poder enfrentar la transformación digital del país y la llegada de Inteligencia Artificial, aligerando trámites y tiempos de respuesta. La asociación entiende que el contenido de la Modificación de Aspectos Puntuales (MAP) del Plan de Transporte de Energía Eléctrica del Gobierno -aprobado recientemente- ha perjudicado significativamente la capacidad de desarrollo del sector, al dejar fuera todas las peticiones de acceso a la energía por parte de centros de datos.
Según Alberto Gandolfi, analista de Goldman Sachs, la solución en España para el actual cuello de botella que existe en torno a los problemas de conexión con respecto a los centros de datos cuenta con "dos ingredientes clave: en primer lugar, la planificación: las inversiones en redes eléctricas requieren años de planificación para obtener todas las aprobaciones administrativas pertinentes. La planificación también permite hacer pedidos de equipos y firmar acuerdos marco de suministro con los principales proveedores con mucha antelación, esto evitaría cuellos de botella en el suministro de equipos más adelante. Por último, los rendimientos tendrían que subir para reflejar el aumento constante de los tipos de interés en los últimos tres años y medio. Estos problemas son comunes a todos los países europeos, pero hay regiones en las que se abordan con más decisión (por ejemplo, Alemania y Reino Unido) que en el resto de Europa".
Impacto en la tarifa
Otra de las preocupaciones que genera la irrupción de gran cantidad de demanda es el impacto que puede tener en los precios finales de la energía para los consumidores, pero Gandolfi explica que "No necesariamente: el aumento de las inversiones en redes eléctricas se produciría mientras los precios de la energía están bajando frente a los máximos registrados durante la crisis energética. Teniendo en cuenta que la transmisión y distribución representa alrededor de un cuarto de las facturas de electricidad, y que los precios de la energía son aproximadamente más del 50% de las facturas totales, durante varios años (2-3 años) el aumento de los costes de la red eléctrica se vería compensado por la normalización de los precios de la electricidad. Más adelante en la década, las facturas empezarían a crecer. Debemos subrayar que la demanda de energía también crecerá, por lo que el aumento de las facturas de energía se repartirá entre un mayor número de clientes (propietarios de centros de datos, propietarios de vehículos eléctricos, etc.), limitando así el impacto sobre los clientes existentes (por ejemplo, las familias).Un punto inesperado es que la irrupción de los centros de datos puede suponer un impacto positivo para las centrales de gas.
Para el analista de Goldman Sachs, el incremento no tendría impacto en las renovables. "Inicialmente no, pero sí si la tendencia de los centros de datos continúa. También diríamos que su demanda de energía podría permitir un uso más amplio de las centrales eléctricas de gas, que actualmente sólo funcionan entre el 10% y el 20% del tiempo. Esto ayudaría a reabsorber el actual "exceso de oferta de Ciclo Combinados". En el mejor de los casos, los centros de distribución necesitan energía 24 horas al día, 7 días a la semana".
En esta misma línea, Naturgy ha cerrado ya un acuerdo con la Asociación Española de Data Centers para nutrir de gases renovables a los centros de Huawei, Siemens, Iegrand y Schneider Electric, lo que abre una vía distinta al suministro de energía a las previstas inicialmente.
Otro de los puntos que baraja el sector es la instalación de centros de menor capacidad, pero más capilarizados para poder reducir la latencia (el tiempo de reacción) de estos centros.
España tiene una oportunidad de hacerse con una parte importante de esta fuerte inversión en centros de datos que puede provocar la inteligencia artificial, pero deberá acelerar las soluciones para poder dar cabida a la nueva demanda que está apareciendo.
París refuerza el aislamiento energético de la península
La Commission de régulation de l'énergie (CRE) -el equivalente a la CNMC en Francia- afirmó en un informe reciente sobre interconexiones eléctricas que los enlaces con la península a través de Navarra-Landes y Aragón-Pirineos Atlánticos no cumplen los análisis coste-beneficio, pese a que la Red Europea de Gestores de Transporte (Entso-e) ya informó a favor del beneficio económico del proyecto en 2022.
El investigador principal y director del Programa de Energía y Cambio Climático del Real Instituto Elcano, Gonzalo Escribano, explica que el 'modus operandi' de París con las interconexiones es "sistemáticamente el mismo", ya que buscan preservar su posición de exportador al resto de países europeos. No obstante, Escribano opina que en el medio plazo será difícil que Francia resista las presiones europeas y del resto de Estados miembros, que reclamarán conectar la producción ibérica con el resto del continente.
Hasta que las interconexiones se pongan en funcionamiento, el analista indica que España disfrutará de una ventana de tiempo en la que podrá beneficiarse del aislamiento energético, ya que al no poder vender el excedente eléctrico producido por las renovables los costes energéticos de la península bajarán por exceso de oferta. Sin embargo, esta estrategia es "miope" para un país europeista como España, indica. La península deberá de jugar un papel importante en un futuro mercado energético europeo por la alta implantación de energías renovables. En este sentido, Escribano aboga por aprovechar la coyuntura para asentar industrias dentro del territorio hasta que las interconexiones se desplieguen ya que, para entonces, España estará mejor posicionado en dichos mercados.