Energía

La inversión prevista hasta 2050 en redes y renovables es insuficiente

  • La participación de las tecnologías renovables en el consumo de energía final, debe pasar del 18% en 2020 al 82% en 2050
  • Las AIE anticipa el comienzo de la bajada del consumo de los tres principales combustibles fósiles durante esta década

El escenario energético previsto para 2050 contempla una inversión media anual en capacidad renovable y en redes eléctricas de unos 1.000 millones de euros. Sin embargo, un reciente informe de la Agencia Internacional de las Energías Renovables (Irena) advierte que para cumplir el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5°C, nacido del Acuerdo de París, será necesario duplicar la inversión y alcanzar los 2.100 millones de euros al año de media hasta 2050.

Esta inversión se destinará a aumentar la capacidad de generación de energía verde, expandir y fortalecer la red eléctrica, así como implementar medidas de flexibilidad, que incluyen una mejor previsión de la generación de energía libre de emisiones, la integración de la flexibilidad de la demanda y el uso de baterías estacionarias.

Según las proyecciones de Irena, la inversión anual en la red eléctrica deberá más que duplicarse para cumplir con el objetivo de 1,5 °C, alcanzando alrededor de 600 millones de euros. Las medidas de flexibilización, como el almacenamiento en baterías, requerirán un aumento del 158%, con una inversión global de aproximadamente 160 millones de euros al año.

La inversión en bioenergía deberá aumentar en un 79%, destinando alrededor de 88 millones de euros anuales a esta tecnología para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París. La energía termosolar de concentración requerirá de un aumento de diez veces en la inversión global, con un gasto anual de 84 millones de euros. Además, la tecnología geotérmica necesitará 4,5 veces más inversión, movilizando más de 25 millones de euros cada año.

Para cumplir con los objetivos climáticos, se requerirá de un significativo aumento en la inversión anual en diversas fuentes de energía sostenible. La generación hidráulica (excluyendo el bombeo) deberá aumentar en más del 200%, equivalente a aproximadamente 130 millones de euros al año a nivel mundial. La inversión en energía maremotriz deberá multiplicarse por diez, alcanzando unos 60 millones anuales. La energía solar fotovoltaica deberá duplicar su inversión global, pasando de más de 150 millones de euros, en el escenario energético previsto para 2050, a 315 millones de euros.

La energía eólica también jugará un papel clave en la transición energética. Se necesitará triplicar la inversión en generación eólica marina, alcanzando los 267 millones de euros anuales. La tecnología eólica terrestre deberá más que duplicar su inversión global, destinando aproximadamente 336 millones de euros al año.

En el escenario de 1,5 °C de Irena, el sector energético representará el 43% de la inversión total proyectada para el año 2050. Se estima que se necesitarán inversiones anuales de más de 1.300 millones de euros en tecnología de generación renovable, junto con una inversión adicional de alrededor de 800 millones en flexibilidad del sistema. Irena enfatiza la necesidad de coordinar y combinar estas inversiones de manera efectiva para garantizar la integración eficiente de los proyectos de generación de energía en el sistema y maximizar su valor y utilidad para asegurar un suministro de energía confiable.

El principio del fin

En el escenario de 1,5 °C, la generación de electricidad se triplicaría con creces de 2020 a 2050, con un 91% del suministro total de electricidad procedente de fuentes renovables, frente al 28% en 2020. Según Irena, la generación de electricidad a partir del carbón y el petróleo experimentaría un fuerte descenso a lo largo de la década antes de desaparecer por completo a mediados de siglo. En 2050, el gas natural cubrirá el 5% de las necesidades totales de electricidad y el 4% restante, las centrales nucleares.

Las proyecciones de la Agencia Internacional de Energía (AIE) también apuntan a que el consumo de los tres principales combustibles fósiles comenzará a disminuir en esta misma década por el rápido crecimiento de las energías renovables y la difusión de los vehículos eléctricos. Según el World Energy Outlook, publicado el pasado mes de octubre, estamos siendo testigos del comienzo del fin de la era de los combustibles fósiles y tenemos que prepararnos para la próxima era.

La AIE, que está financiada principalmente por la OCDE, dijo el año pasado que la demanda agregada de combustibles fósiles podría alcanzar su punto máximo alrededor de 2030. Ahora ha adelantado sus proyecciones porque el despliegue de renovables se ha acelerado en los últimos doce meses.

La transición se caracteriza por una sinergia entre las tecnologías de energía renovable cada vez más asequibles y la mayor adopción de tecnologías eléctricas para aplicaciones de uso final, especialmente en el transporte y la calefacción. Según la Agencia Internacional de las Energías Renovables, la electrificación del transporte, el calor y otros usos finales implica que la capacidad mundial de generación de energía renovable tendría que multiplicarse casi por 12 a finales de 2050, en comparación con los niveles de 2020, para cumplir el objetivo de 1,5 °C.

El aumento proyectado llevaría a un crecimiento significativo en la participación de las energías renovables en el consumo total de energía final, pasando del 18% en 2020 al 82% en 2050. En el escenario de 1,5 °C, se anticipa que la electricidad representará más de la mitad del consumo. Además, se espera que la biomasa y el hidrógeno jueguen roles más destacados, contribuyendo con un 16% y un 14% del consumo en 2050, respectivamente.

La proporción de energía renovable en el suministro total de energía primaria aumentaría del 16% en 2020 al 77% en 2050. En este proceso, la composición energética experimentaría un cambio drástico, con un aumento neto de 61 puntos porcentuales en la participación de las energías renovables en el suministro total de energía primaria, impulsado por una combinación de electrificación de usos finales, combustibles renovables y usos directos. "Lograr este nivel de penetración de energía renovable es crucial para cumplir con los objetivos climáticos globales y requeriría una inversión significativa, apoyo político continuo y una continua innovación", reclama el análisis de Irena.

El director de la AIE, Fatih Birol aseguró, en una tribuna publicada el mes pasado por el Financial Times, que los grandes proyectos nuevos de combustibles fósiles corren el riesgo de convertirse en los llamados activos abandonados, aunque reconoció que se necesitaría cierta inversión en suministros de petróleo y gas para compensar las caídas en los campos existentes. Tanto él como la AIE han enfrentado ataques de grandes productores de combustibles fósiles que advierten que una inversión insuficiente en suministros de petróleo y gas implica el riesgo de futuras crisis energéticas si los pronósticos de un pico en el consumo resultan demasiado optimistas.

La OPEP, el cártel de productores de petróleo, acusó en abril a la AIE de avivar la "volatilidad" en los mercados mediante sus llamados a dejar de invertir en nuevos desarrollos petroleros. Birol respondió entonces: "Es posible que las compañías de petróleo y gas no sólo estén juzgando mal a la opinión pública... Es muy posible que estén juzgando mal el mercado si esperan un mayor crecimiento de la demanda de petróleo y gas a lo largo de esta década". "Los nuevos proyectos de combustibles fósiles a gran escala conllevan no sólo importantes riesgos climáticos, sino también importantes riesgos financieros", añadió.

En su artículo, Birol advirtió que las emisiones deberán caer rápidamente después de un pico a mediados de la década de 2020 para tener alguna posibilidad de limitar el calentamiento global a 1,5ºC. "Esperamos que a mediados de esta década las emisiones globales alcancen su punto máximo, pero todavía estamos lejos de alcanzar nuestros objetivos climáticos, incluso con políticas adicionales", plantea el dirigente de la AIE. "Podemos acelerar esto si implementamos las nuevas políticas adecuadas... Está en nuestras manos".

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