
La tecnología del hidrógeno es una de las más prometedoras de cara a impulsar la transición energética a nivel global. Además, supone una oportunidad de oro para captar inversiones en países como España, que aspira a ser referente en este combustible limpio.
Con todo, su elevado precio es aún un problema a resolver. Más aún ante el hecho de que los costes de producción se han disparado hasta un 50% en el año por culpa de la inflación y los tipos de interés.
Además, un dispositivo clave para su producción, como son los electrolizadores que representan casi el 25% del coste total de generar hidrógeno, también se ha encarecido. Estos incrementos restan atractivo a este combustible renovable y frenarán las inversiones.