Energía

Enresa instalará en Garoña el primer 'taller' para el combustible nuclear

  • Quiere que esté operativa dentro del cuarto trimestre de 2027 para el desmontaje del reactor
  • La 'Instalación Auxiliar', única en el mundo, permitirá inspeccionar y reparar contenedores
Central nuclear de Garoña

La Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa) se prepara para asumir la titularidad de la central nuclear de Santa María de Garoña. La compañía estatal recibió hace dos semanas la declaración de impacto ambiental a su proyecto de desmantelamiento y se dispone a hacerse con el control de esta instalación tras años de preparación.

Según explicó el director de Ingeniería de Enresa, Mariano Navarro, en el Curso "Retos en la gestión de los residuos radiactivos y el desmantelamiento de centrales nucleares" que ha organizado la compañía en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, se construirá en el recinto de la central burgalesa una innovadora Instalación de Apoyo, que les permitirá gestionar con un mayor nivel de seguridad los contenedores donde se almacenan los residuos nucleares.

Esta suerte de taller y almacén no cuenta con ejemplos internacionales y, por lo tanto, según explicó el presidente de Enresa, José Luis Navarro, será un proyecto pionero y facilitará la labor de la compañía durante los cerca de 7 años que se prolongará el desmantelamiento de la planta.

Este hito tecnológico permitirá a los operarios de Enresa dar respuesta al mantenimiento e inspección de los contenedores y llevar a cabo actividades de gestión del envejecimiento de los mismos, así como la reparación de contenedores en el emplazamiento para recuperar las condiciones normales frente a sucesos anormales,

La nueva instalación además asegura la función de confinamiento del contenedor durante el almacenamiento en el ATI, mitigará fallos improbables, no previstos, o consecuencias más allá de las bases de diseño del contenedor, permitirá preparar el contenedor para la modalidad de transporte a otra instalación y otras funciones como el almacenamiento de auxiliares y respuestos, al tiempo que mejorará la seguridad física del futuro Almacén Temporal Descentralizado.

Las funciones principales de esta nueva instalación permiten así dar respuesta a la exigencia del Consejo de Seguridad Nuclear de garantizar la recuperabilidad de las fuentes nucleares.

Enresa acaba de cerrar este pasado mes de junio un estudio de seis alternativas posibles y ya cuenta con un boceto inicial del proyecto. A partir de ahora, la compañía tendrá que llevar a cabo el diseño de detalle y posteriormente la tramitación ambiental con el fin de que pueda entrar en operación en el cuarto trimestre de 2027.

La Instalación Auxiliar se dividirá en dos partes. A la derecha se dotará con un espacio para el personal así como para las capacidades de funcionamiento necesarias para cuando no estén ya algunos procedimientos que ahora se podía hacer en la instalación de la central.

En el lado izquierdo se ubicará la zona de intervención sobre los contenedores cuya manipulación únicamente podrá abarcar la tapa exterior.

Posteriormente, Enresa tendrá que abordar la construcción de una celda caliente que si que permita llevar a cabo tratamientos directamente sobre el combustible, aunque no ha decidida una ubicación.

Esther García Tapias, directora del proyecto de desmantelamiento y clausura de Garoña, explicó que el desmantelamiento se realizará en dos fases. En la primera se trasladará el combustible de las piscinas al ATI y en la segunda se procederá al desmantelamiento del reactor.

Durante la primera fase del desmantelamiento de la central nuclear bajo la titularidad de Enresa, y de acuerdo con el mencionado Plan de Gestión del Combustible Gastado, se procederá a completar la evacuación del combustible remanente en la piscina (2.245 elementos) con 44 contenedores, que se encuentran actualmente en fabricación.

El coste total estimado para las actividades contempladas en todas las fases mencionadas es de unos 468 millones de euros, que procederán del Fondo para la Financiación para actividades del Plan General de Residuos Radiactivos, que gestiona Enresa y que se nutre de la prestación que satisfacen los titulares de las centrales nucleares en explotación. En esta cantidad no se incluye el coste ya incurrido de construcción del ATI ni tampoco los contenedores para el combustible gastado.

Según aseguró José Ramón Torralbo, presidente de Nuclenor (la compañía que gestiona Garoña) la planta ha producido a lo largo de sus 42 años de vida un total de 133.000 GWh y tuvo que cerrar por razones económicas no de seguridad. La central nuclear de Santa María de Garoña, con una potencia eléctrica de 466 MW, se inauguró en 1971 y cesó la generación de electricidad en diciembre de 2012. Por Orden del entonces Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital se le denegó definitivamente la renovación de su autorización de explotación en agosto de 2017.

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