
Un milmillonario emite un millón de veces más gases de efecto invernadero que cualquier persona. "Las inversiones de tan sólo 125 milmillonarios emiten 393 millones de toneladas de dióxido de carbono cada año", explica Jacobo Ocharan, responsable global de justicia climática de Oxfam a elEconomista.es.
Esto supone un promedio de 3,1 millones de toneladas de carbono por cada milmillonario, más de un millón de veces más que las 2,76 toneladas que emite, en promedio, una persona que se encuentre entre el 90% más pobre de la humanidad, según el último informe de Oxfam Los milmillonarios del carbono. Para entender mejor la magnitud de estos valores, toda España emite el 58?% de las emisiones causadas por las inversiones de esas 125 personas individuales, que suman casi 400 millones de toneladas de CO2 equivalente en total.
"Las emisiones derivadas del estilo de vida de los milmillonarios, con sus aviones privados y sus yates, son miles de veces mayores que las generadas por una persona corriente, lo cual es, por sí solo, inaceptable e insostenible", indica Ocharan.
Las personas más ricas no sólo son responsables de un ingente volumen de emisiones de carbono que a día de hoy en insostenible, sino que ejercen una influencia desmesurada en nuestra economía.
De hecho, el 1% más rico de la población mundial ha sido responsable de más del doble de la contaminación por carbono que las 3.100 millones de personas que conforman la mitad más pobre de la humanidad durante los últimos 25 años, en el que las emisiones de CO2 han alcanzado niveles sin precedentes.
Así lo corrobora el último informe de Oxfam Combatir la desigualdad de las emisiones de carbono, ya que entre 1990 y 2015, las emisiones anuales se incrementaron en un 60%, y las emisiones acumuladas se duplicaron, provocando enormes brechas poblacionales. El informe concluye que el 10% más rico de la humanidad fue responsable del 52% de las emisiones acumuladas en la atmósfera en dicho periodo de tiempo.
El 14% de las inversiones de los milmillonarios se destina a industrias contaminantes
Durante ese periodo se estima que tan sólo el 1% de la población mundial (aproximadamente 63 millones de personas) generó el 15% de las emisiones acumuladas. El 5% más rico de la población de la población mundial es responsable de más de una tercera parte (el 37%) del incremento total de las emisiones.
Asimismo, el análisis ha revelado que el 14% de las inversiones de los milmillonarios se destina a industrias contaminantes, como la de los combustibles fósiles o la de materiales como el cemento. Este porcentaje duplica el promedio de inversiones en las corporaciones incluidas en el índice S&P 500. Tan sólo uno de los milmillonarios incluidos en la muestra ha invertido en una empresa de energías renovables.
Tasas por emisiones
En este contexto, las inversiones de los milmillonarios contribuyen a determinar el futuro de la economía. De hecho, el estudio muestra que si los milmillonarios incluidos en la muestra analizada trasladasen sus inversiones a fondos con estándares sociales y medioambientales más sólidos, la intensidad de sus emisiones podría dividirse por cuatro.
"No hay que confundir tasas climáticas con tasas por emisiones"
A este respecto, ¿tendría sentido una tasa climática a los megarricos? El especialista explica que "no hay que confundir tasas climáticas con tasas por emisiones". Así, desarrolla, que aquello que hay que hacer es, en primer lugar, "planes drásticos de reducción de emisiones y sistemas energéticos más eficientes, y luego por transformar las energías en energías renovables".
El papel clave de las empresas
Los Gobiernos deben regular la actividad de los inversores y el sector empresarial, con el objetivo de que la sostenibilidad a largo plazo y la reducción de la desigualdad primen sobre el reparto de dividendos aún mayores a los accionistas ricos. Asimismo, si queremos evitar un colapso climático, los Gobiernos deben obligar a las grandes empresas y a sus ricos inversores a reducir sus emisiones de carbono de manera mucho más sistemática y drástica. "No es del todo una solución un tasa climática, porque no incentiva la reducción drástica. Es decir, si puedo pagarlo, sigo emitiendo". El impuesto en concreto, "tiene que ir de manera directa a combatir esa emisión".
En este sentido, las empresas juegan un papel clave en la crisis climática: "Los dueños de las empresas y las relaciones con el consumidor final son la piedra angular", indica Ocharan. En el marco de su participación en una empresa, los accionistas deben tomar partido en las cuestiones medioambientales, sociales y de gobernanza, y exigir que las empresas en cuestión vayan mejorando sus prácticas en estas materias. Esta implicación podría ser una importante palanca de cambio de cara a reducir la huella de carbono de las grandes empresas.
En los últimos años, las empresas han asumido multitud de compromisos de alto nivel en relación al objetivo de emisiones netas cero; sin embargo, en realidad la mayoría de estas empresas está lejos de poner en marcha planes de transición climática.
A este respecto, el análisis identifica que de los 220 milmillonarios y 604 empresas incluidas en la muestra; 338 (el 56%) no informaban de sus emisiones de alcance 1 (emisiones derivadas directamente de las operaciones de la empresa) y 2 (indirectas, cuando se generan en otra parte), y 461 (el 76%) no informaban de sus emisiones de alcance 3 (el resto de indirectas, como las emisiones generadas por los trabajadores al desplazarse).
Las grandes empresas están, mayoritariamente, en manos de las personas más ricas de la sociedad. En Estados Unidos, el 1% más rico de la población posee el 54% del patrimonio familiar.33 En Sudáfrica, el 1% más rico de la población posee más del 95 % de los bonos y acciones de las empresas, y el 0,01% más rico tiene en sus manos el 62,7%. En el Reino Unido, el 10% más rico de la población posee el 46% del patrimonio de las pensiones, mientras que el 10% más pobre tan solo tiene el 1%, según el informe de Oxfam.
"Si la eliminación de emisiones de carbono para alcanzar el objetivo de cero emisiones netas en 2050 se basa únicamente en el uso de la tierra, serían necesarias al menos 1600 millones de hectáreas de nuevos bosques, una superficie equivalente a cinco veces el tamaño de India", indica Ocharan.
En manos de las élites
La riqueza de los milmillonarios se ha duplicado en los últimos diez años, acaparando casi seis veces más de riqueza de la que acaba en manos del 50% de la población, según el análisis de La ley del más rico: gravar la riqueza extrema para acabar con la desigualdad. De cada 100 dólares de la riqueza generada en los últimos diez años; 54,40 dólares han ido a parar a manos del 1% más rico de la población, mientras que el 50% más pobre tan sólo ha percibido 0,70 dólares. De este informe, se desglosa también que la riqueza obtenida por el 1% más rico de la población en los últimos diez años es 74 veces mayor que la que ha llegado a manos del 50% más pobre.
En un contexto más reciente, los estragos de la pandemia y el incremento desbocado de los precios de los alimentos y la energía han agravado aún más esta desigualdad extrema. Desde 2020, por cada dólar de nueva riqueza que pudiera obtener cualquier persona perteneciente al 90% más pobre, un milmillonario percibió 1,7 millones de dólares.
Por otro lado, por cada 100 dólares de nueva riqueza generados en la economía mundial entre diciembre de 2019 y diciembre de 2021, 63 fueron a parar a manos del 1% más rico de la población, y tan solo 10 al 90% más pobre. Así, desde el año 2020, la riqueza conjunta de los milmillonarios ha aumentado a un ritmo de 2700 millones de dólares al día, según se desprende del estudio. De hecho, según el Banco Mundial, en el momento más crudo de la pandemia, las pérdidas de ingresos del 40% más pobre de la población mundial duplicaron a las del 20% más rico, y la desigualdad de ingresos a nivel global aumentó por primera vez en décadas.
Los paraísos fiscales permiten a los ricos no pagar impuestos
Se estima que el 8% del patrimonio financiero de los hogares a nivel mundial, equivalente al 10% del PIB mundial, se encuentra en paraísos fiscales (donde no sólo hay dinero, sino también activos físicos).
De hecho, las distintas investigaciones han revelado que quienes utilizan los paraísos fiscales son casi exclusivamente las personas que se encuentran entre el 0,01% más rico de la población mundial, y que les permiten eludir aproximadamente una cuarta parte de los impuestos que les corresponden.