
En 2022 el sector del petróleo ha brillado frente al resto de industrias que los inversores pueden encontrar en la bolsa. En un año en el que el Stoxx 600 retrocede un 9%, el sectorial de petroleras europeas sube casi un 28%, y es el único, junto al de recursos básicos, que deja beneficios para los inversores desde el primer día del ejercicio. En Estados Unidos la situación es similar, con el índice de grandes petroleras integradas, que recoge a Exxon, Chevron y Occidental Petroleum, remontando un 72%, frente a un S&P 500 que pierde un 15%.
Las grandes petroleras integradas han disfrutado de un buen año, gracias a los altos precios que ha mantenido el crudo, con un precio medio de 100,4 dólares por barril en el caso del Brent. El barril de referencia en Europa se ha movido en un rango entre los 77,7 dólares en los que empezó el año, y los 127 dólares que llegó a tocar en marzo, el precio más alto que ha alcanzado el barril en 2022.
Desde junio, sin embargo, las subidas del precio de la materia prima se han moderado, dando un respiro al rápido avance de la inflación. Desde los máximos que se vieron ese mes el barril pierde cerca del 30% de su precio, ya que, en aquel momento, los mercados empezaron a descontar que, debido al endurecimiento de la política monetaria de los bancos centrales, y a los problemas económicos y sanitarios que está sufriendo China, la demanda de oro negro tendría problemas para seguir creciendo en los próximos meses.
Para tratar de evitar un desplome de los precios del crudo, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus socios externos, el cártel conocido como OPEP+, decidió el pasado mes de octubre dar un giro a su política de producción, al anunciar un recorte de la oferta de 2 millones de barriles diarios a partir de noviembre, la mayor rebaja por parte de la Organización desde la crisis del Covid-19.
Los precios no repuntarán
Sin embargo, los esfuerzos de los grandes productores no están siendo suficientes para cambiar la tónica que están viviendo los precios del crudo: desde que el 12 de octubre anunciaron su decisión y su nueva política, el barril ha continuado cayendo, dejando pérdidas de más del 6% desde entonces. El mundo parece haber asumido que Europa y Estados Unidos van a sufrir una recesión económica debido a los bancos centrales y, ya sea más o menos profunda, tendrá un impacto negativo en la demanda.
Las expectativas de los inversores apuntan a que el petróleo se va a mantener estable en los próximos meses, en el entorno de precios en los que se mueve actualmente. Ahora el barril europeo cotiza en los 86,8 dólares, y los futuros lo sitúan entre los 85 y 82 dólares durante todo el año que viene. Las previsiones de los analistas son algo más optimistas, pero aun así van disminuyendo con el paso de los meses: el consenso que recoge Bloomberg estima un barril en los 96 dólares a final de 2023, y en los 89 dólares en 2024.
Así, los expertos parecen tener bastante claro que la OPEP+ no va a ser capaz de dar un impulso a los precios del crudo en los próximos meses, pero es cierto que, en muchas ocasiones, el consenso de analistas no ha sido capaz de dar en el clavo con sus previsiones. El entorno macroeconómico es incierto en este momento, como también lo es la geopolítica, un elemento que hace que sea complicado realizar pronósticos para este tipo de activos.
Un límite de precios de 60 dólares para el barril ruso no deteriorará mucho la oferta de crudo
Entre otras cuestiones que los mercados están valorando, está la de las sanciones a Rusia, con Europa confirmando un límite de precios del petróleo importado del país en los 60 dólares, un nivel que no supondría un grave deterioro de la oferta de petróleo ruso, ya que, según se explica desde Bloomberg, es, más o menos, el precio al que Rusia está vendiendo su petróleo en la actualidad.
Por eso ahora es especialmente importante seguir de cerca la evolución de las políticas de la OPEP+, entre otras cosas. El cártel de productores se reúne de forma telemática este mismo domingo, con el objetivo de tomar una decisión sobre el ritmo de producción conjunto de cara a los próximos meses. Los analistas están esperando que, como mínimo, la OPEP mantenga sin cambios su recorte de oferta de 2 millones de barriles diarios para los próximos meses; si no fuera así, según los expertos, será porque el cártel ha decidido ir todavía más allá, y se espera que pueda anunciar un nuevo recorte de entre 250.000 y 2 millones de barriles diarios.
En noviembre, Arabia Saudí fue el país que más recortó su producción, en 470.000 barriles diarios, hasta los 10,4 millones.
El impacto en los beneficios
Si los mercados están en lo cierto y el crudo no consigue remontar desde el entorno de los 80 dólares, las grandes petroleras no van a ser capaces de mantener el nivel de beneficios que han conseguido en 2022. Según las previsiones de los analistas que recoge FactSet, las 52 grandes petroleras integradas del planeta, que tienen al menos 5 analistas siguiéndolas, cerrarán 2022 con un beneficio de 322.360 millones de euros entre todas.
Esta cifra irá disminuyendo en los próximos años. Para 2023 se espera un beneficio conjunto de 276.194 millones de euros, un 14% por debajo de la cifra de 2022, mientras que para 2024 el pronóstico apunta a un descenso todavía mayor, de 233.408 millones de euros. En total, supondría una caída del beneficio de la industria del 27,6% en los próximos dos años.
Las grandes firmas del sector se verán especialmente castigadas, según las previsiones. El consenso de mercado espera que el beneficio neto de BP caiga un 46% en el periodo 2022-2024, mientras que para Repsol la estimación apunta a un deterioro del 44%. Las cifras son similares para Eni, que verá sus ganancias mermadas en un 43% si se cumplen las previsiones; para TotalEnergies el deterioro previsto es del 38%; para Exxon Mobil del 37%, para OMV del 34,7%, para Chevron, del 31% y para Shell del 29%.