
Desde que estalló la guerra en Ucrania, las compras de gas ruso desde España se han duplicado. Concretamente, el pasado mes de febrero, cuando se produjo la invasión, las importaciones procedentes de Rusia se elevaban a 2.174 gigavatios hora (GWh) y, según los últimos datos disponibles de Enagás, en julio se alcanzaron los 5.317 GWh.
El repunte más significativo de las importaciones se produce en los meses de junio y julio. Fuentes ministeriales explican que este incremento responde al ajuste de los volúmenes anuales de las cantidades acordadas en los contratos, una tendencia común en años anteriores, y al desvío a España de dos buques de GNL por la parada por mantenimiento de cuatro plantas de regasificación francesas.
Según las mismas fuentes, la mayor parte del gas importado estos meses procede del contrato firmado en 2013 entre Naturgy y Yamal LNG, que no depende del gigante gasista ruso Gazprom sino de la privada Novatek.
El incremento más significativo de las importaciones se observa en el mes de junio, cuando se revisan los contratos. La entrada de gas desde Rusia pasó en mayo de 3.289 GWh (un 9% del suministro nacional) a 8.752 GWh (un 24,4%) en el mes de junio. Hablamos de un incremento de las compras del 166%. Aunque en julio las compras cayeron un 40% a 5.317 GWh, todavía representó en 14,5% de las importaciones totales de España.
El repunte de junio es común en 2021 y 2020. Por ejemplo, el año pasado la compra de gas se multiplicó por tres entre mayo y junio. Eso sí, en el mes de julio volvieron a verse niveles similares a mayo.
Mientras, en 2020 las importaciones se multiplicaron por dos en este periodo mayo-junio hasta 4365 GWh, en julio cayeron un 26% a 3.219. A esperas de conocerse las compras registradas en agosto del boletín de Enagás, años anteriores la tendencia con respecto a ese mes es que se reduzcan todavía más las importaciones.
Movimiento de 'trading'
Fuentes del mercado, sin embargo, explican que este repunte estaría impulsado por el movimiento de los traders o intermediarios de GNL. Estos estarían aprovechando los precios más bajos del gas ruso, así como la capacidad regasificadora del país, para rentabilizar el negocio.
Y es que el combustible fósil no se encuentra en el listado de productos afectados por las sanciones comerciales impuestas por la Unión Europea.
Los traders internacionales valoran la mejor oferta a la hora de comprar el GNL. Según fuentes conocedoras de esta actividad, para elegir qué es conveniente para la compañía tienen en cuenta el precio de la materia prima, así como los riesgos que implica. Calculan, por ejemplo, el riesgo reputacional de una compra y tienen en cuenta el apetito inversor de la compañía.
Con todo, en este contexto de crisis, la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, pidió el mes pasado a comercializadores que buscasen alternativas para reducir sus importaciones de gas procedente de Rusia a España.