
El boom de autoconsumo ya es imparable y más en un contexto marcado por la escalada de los precios de la electricidad, que en cuestión de dos años se multiplica por siete. Tras un 2021 de récord, en el que estas instalaciones rompieron la barrera de gigavatio (GW), el actual ejercicio se encamina a duplicar aquella potencia instalada.
Según explica Jon Macías, presidente de Autoconsumo de la Asociación de Empresas de Energías Renovables, a elEconomista.es, las actuales previsiones de la patronal apuntan a que el autoconsumo instalado este 2022 (tanto residencial como industrial) alcanzaría los 2,4 GW. Sumado a los 2,5 GW que ya había el año anterior, el país contará con casi 5 GW de autoconsumo al final de esta ejercicio.
Para entenderlo mejor con una comparativa, estaríamos hablando de una capacidad equivalente al suministro eléctrico de más de dos millones de viviendas. Toda la Comunidad Valenciana. Y ello tomando una estimación conservadora de 1.500 horas equivalentes de sol y con el dato de 3.487 kWh de consumo medio por vivienda española (según datos de Eurostat/IDAE).
"El crecimiento del autoconsumo residencial sigue siendo muy fuerte porque la banca ha entrado a financiar este producto junto con las subvenciones", aseguró a este diario el presidente de APPA Autoconsumo. De hecho, el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico aprobó la ampliación de ayudas para incentivar el autoconsumo en 505 millones. La primera parte de este programa se lanzó en junio del año pasado con un presupuesto inicial de 600 millones.
Mientras, en el último año, la gran banca ha llegado a acuerdos con especialistas en energía fotovoltaica para financiar este tipo de instalaciones gracias a los fondos europeos.
Para el autoconsumo doméstico, Macías estima un incremento de la potencia de hasta 600 MW, cinco veces más que en 2021.
En el caso del autoconsumo industrial, el mayor crecimiento se observará "en el modelo PPA (contrato de compraventa de energía a largo plazo), en el que la inversión la asume un tercero". Por lo general, las empresas necesitan una gran cantidad de energía y deben asumir mayores costes de instalación. Una de las grandes ventajas de esta modalidad es que la empresa proveedora de energía verde se encarga de la inversión inicial. Además como es a largo plazo tiene una duración de 10-25 años, de modo que se acuerda un precio fijo mensual que consigue que el cliente sea más independiente a la volatilidad de los mercados energéticos.
Objetivos más exigentes
El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico publicó el año pasado su hoja de ruta del autoconsumo, que fija el objetivo de alcanzar 9 GW de potencia instalada en 2030. En un escenario de alta penetración, la cifra podría incluso alcanzar los 14 GW.
Para APPA Autoconsumo, desarrollo actual estaría por delante de las previsiones más optimistas, por lo que considera que es necesario establecer unos objetivos más ambiciosos. Y es que, durante los últimos años, esta tecnología ha conseguido convertirse en una alternativa rentable de generación de electricidad, y adaptable a cualquier tipo de consumidor.
El crecimiento ha sido exponencial. Concretamente, desde el año 2018 (cuando el territorio nacional registraba 165 MW) hasta 2021 (1.151 MW) , la potencia instalada se ha multiplicado por 7. De continuar cumplirse las estimaciones, hablaríamos de que en un periodo de cinco años el autoconsumo se multiplica casi por 15.