Iberdrola mantiene un duro conflicto con sus sindicatos. La compañía denunció el pasado 10 de septiembre el VII Convenio laboral, que acaba el próximo 31 de diciembre, para poder iniciar las negociaciones del que será su octavo convenio. Las negociaciones para este nuevo acuerdo laboral comenzaron el pasado 6 de octubre y en ella se han planteado el ajuste de alrededor de 1.500 puestos de trabajo y una reducción en algunas condiciones laborales como la conocida tarifa para empleados por parte de la empresa. Se trata, no obstante, del inicio de las negociaciones, lo que supone que no hay todavía decisiones definitivas ya que el ajuste podría producirse mediante prejubilaciones a costa de la compañía.
Por su parte, los sindicatos llegan también a la negociación con fuertes exigencias para la compañía que se calcula que pueden suponer en los próximos cuatros años -vigencia del convenio- un incremento de costes de más de un 20%.
Entre las propuestas que plantean figuran incrementos salariales entre el 1,5 y el 3,7 por ciento fijo y consolidable. Además otra subida adicional ligada a los resultados de entre el 1,5 y el 3,25% y una paga por antigüedad así como por la firma del convenio.
Los negociadores han llevado también a la mesa una petición de reducción de las horas anuales de trabajo de hasta un 7% (1.670 horas).
Entre los asuntos adicionales que se han planteado figura también que las aportaciones a los planes de pensiones de los empleados sean al 100% por parte de la empresa y que haya una extensión de la póliza sanitaria para todos los familiares de los empleados.
Según fuentes conocedoras de las negociaciones, además, se ha reclamado un incremento de los días de vacaciones ligado a la antigüedad y una mayor flexibilización de la jornada con mejores en la conciliación y los permisos.
Para UGT la situación de la apertura de negociación no es oportuna. "Creemos que el entorno y la realidad sanitaria no son propicios, y pensamos que no debemos abordar negociaciones tan transcendentes como un Convenio Colectivo mientras la situación sanitaria se mantenga en la actual incertidumbre. Se corre el riesgo de estar más pendiente de la situación externa que de las negociaciones".
En opinión del sindicato, resulta difícilmente entendible un Convenio a la baja con la Compañía en máximos. No hay ningún parámetro actual en la marcha de la empresa que pueda justificar cualquier tipo de recorte o degradación en las condiciones laborales de Iberdrola.