El nuevo consejero delegado de EDP, Miguel Stilwell, ha dado un paso adelante en su primera decisión al frente del grupo portugués. La eléctrica ha anunciado que acelerará el cierre de sus centrales de carbón, lo que en la práctica supone que la Península Ibérica quedará prácticamente libre de esta tecnología en los próximos dos años.
EDP ya trabaja en la solicitud de cierres. En el caso de la central de Sines, la compañía ya ha entregado a la Dirección General de Energía y Geología su declaración de renuncia a la licencia de producción para que pueda concluir su actividad en enero de 2021.
En el caso de las centrales de España, solicitará en las próximas fechas el cierre de Soto 3. En el caso de Aboño 1, la compañía continúa con su proceso de transformación para la quema de gases siderúrgicos para 2022 y Aboño 2 se mantendrá como apoyo a cualquier indisponibilidad.
Esta decisión -encuadrada en la estrategia de descarbonización del grupo EDP- se adopta en un contexto en el que la producción de energía depende cada vez más de fuentes renovables. Además, con el incremento constante de los costes de producción con carbón y la mayor competitividad del precio del gas natural y las centrales de ciclo combinado, las perspectivas de viabilidad de las centrales de carbón han disminuido de forma drástica.
Soto 3 no produce energía desde hace más de un año y la Central de Sines, con 1180 MW de potencia, está parada desde el 25 de enero, tras un año en el que la generación de energía eléctrica con carbón cayó a mínimos históricos.
En esta misma localización de Sines, EDP está validando el desarrollo de un proyecto de producción de hidrógeno verde, en consorcio con otras empresas. El proyecto se incluye en el plan de interés común europeo y con potencial de exportación por vía marítima. Esta alternativa en estudio para la producción de una fuente de energía limpia puede representar un nuevo ciclo para la región y para la economía portuguesa.