
El fraude a las compañías aseguradoras no remite. Más bien al contrario, los intentos de estafa en relación al número de siniestros declarados se situaron el pasado año en un 1,37% frente al 1,20% del ejercicio previo o el 0,95% contabilizado en 2012.
La crisis ha tenido un efecto desincentivador en estafas ocasionales, donde una persona aprovecha la ocurrencia de un siniestro -accidente de coche, un corte eléctrico en casa- para sacarse un sobresueldo y mejorar su apretada economía. Pero crecen los 'golpes' organizados.
Son conclusiones del 'III Mapa Axa del Fraude en España' elaborado con su propia experiencia. Detectó 17.500 intentos de estafa el pasado año y se ahorró 64 millones de euros en indemnizaciones.
Estos timos suponen un 54% del total frente al 57% de tres años atrás. Crece, en contraste, el fraude premeditado -del 42% al 44%-, donde varias personas se ponen de acuerdo para maximizar la estafa. Pesan menos en porcentaje los articulados por mafias, pero su incidencia se ha multiplicado por diez en el trienio y son los más gravosos con un coste medio de 6.000 euros frente a los 600 y 4.000 de las otras dos tipologías.
Las coberturas de automóviles son las más perjudicadas con seis de cada diez siniestros falsos. Una bolsa de fraude son los partes de lesiones cervicales a la que la industria espera que ponga coto el Baremo; pero también son frecuentes los partes por daños previos a un golpe o agigantados, o declarar robos de artículos o dispositivos móviles inexistentes cuando se producen siniestros domésticos.
"Hay que mantener una política de tolerancia cero con el fraude porque el perjuicio que supone para el resto de clientes honestos, que son la mayoría", refirió el responsable de gestión del fraude y recobros de Axa, Arturo López Linares, en alusión al aumento del precio de los seguros que comporta este auge de una siniestralidad falsa.