
Tras siete años buscando oportunidades en las Islas Maldivas, RIU encontró dos islas que le convencieron para llevar adelante el que ahora es el mayor complejo hotelero de este país insular. Hace apenas un mes la hotelera abrió las puertas del Hotel Riu Maldivas, que cuenta con 440 habitaciones repartidas entre dos islas que se unen a través de una pasarela de 800 metros.
Concretamente, la compañía logró cerrar un acuerdo con el gobierno del país en 2015 para hacerse mediante el modelo de concesión de 99 años con las islas Maafushi y Kedhigandu y fue en 2017 cuando arrancaron las obras del hasta ahora proyecto más complejo al que se enfrentaba la hotelera, especializada en el modelo de hoteles en propiedad y en desarrollar su propia cartera.
Para llevar a cabo este complejo, que abrió sus puertas el pasado 17 de mayo han hecho falta 120 millones de inversión, algo más de dos años de trabajo y unos 1.200 empleados que han levantado un resort de lujo en dos islas vírgenes en el que actualmente trabajan 420 personas.
Esta ha sido la primera vez que Riu ha construido sobre el agua, también la primera que ha construido un puerto, una mezquita y por supuesto, la primera vez en el que la logística para la maquinaria, materiales y personas ha sido tan compleja. De hecho, la firma explica que, si se compara con otros proyectos, la inversión necesaria para la construcción en Maldivas ha sido el triple de la necesaria para, por ejemplo, un proyecto en España. Sobre todo por la logística necesaria. Por ejemplo, el país no tiene material de construcción y se han tenido que importar 80.000 toneladas de arena y roca para hacer el hormigón desde la India. Un trayecto que lleva entre 15 y 20 horas.
Para llevar a cabo este complejo desarrollo la española ha contado con la danesa MTH Hochgaard para la obra civil marítima (pasarela, suites sobre el agua, puerto y embarcaderos), mientras que de la obra civil terrestre se ha encargado la china CCCC – China Harbour Engineering y la japonesa Shin Nippon ha llevado a cabo la parte de las instalaciones.
El factor diferenciador de esta obra respecto a las demás a las que se había enfrentado la compañía era la falta de suministro eléctrico en la isla así como la necesidad de tener infraestructuras para acoger a los obreros que iban a vivir ahí durante bastante meses. Según explica la compañía para poder arrancar los trabajos, se trasladó un equipo de RIU y de la constructora, un total de 50 personas, que fueron llegando gradualmente durante las primeras semanas para abrir camino y arrancar el proyecto. El primer equipamiento esencial fue la excavadora, para poder comenzar con el movimiento de tierra para prepara una zona para el desembarco del resto de materiales.
En barco se fue llevando todo el material necesario para la obra. Fondeaba en el océano, en la zona profunda, y para arribar a la isla debían trasladar todo en lanchas de desembarco.
Una de las principales dificultades de este proyecto era la de construir sobre un fondo arenoso. Así, el grupo explica que las islas tienen un núcleo de roca dura, y durante su formación, sobre este núcleo se deposita el coral, después, el mar va depositando sobre ella arena, guano de pájaros y otros materiales orgánicos. En núcleo de roca dura es sobre el que se cimienta la construcción de los edificios.
RIU dispone ahora de un barco con una bomba muy potente capaz de bombear arena desde el fondo del mar para mantener las playas de las islas, un procedimiento permitido debido a que no se pueden hacer ninguna construcción o intervención que modifique las corrientes.
Durante las primeras cuatro o cinco semanas de trabajos se estableció un campamento con tiendas para dormir, cocina de campaña, enfermería y depuradora. El primer trabajo que emprendieron fue la construcción de las viviendas para empleados para que poco a poco, el campamento de campaña se pudiera sustituir por viviendas más estables y mejor equipadas, formando lo que denominan en el complejo 'la 5ª Avenida'. La construcción de estas viviendas, que tienen una capacidad para hasta 800 personas, se completó en 6 a 9 meses y forman parte de un gran complejo diseñado para fidelizar a los trabajadores con área de recreación, piscina, gimnasio, peluquería o una tienda.
Gestión de la energía y el agua
La compañía ha instalado 5 grupos generadores, 3 de los cuales están siempre en funcionamiento mientras que los dos restantes son de apoyo, que se usan cuando se produce un fallo o avería o cuando toca mantenimiento de alguno de los equipos. Aunque la energía producida no proviene de una fuente renovable sí se ha apostado por instalaciones de alta eficiencia y por la recuperación de energía a través del aprovechamiento del calor que generan las calderas de gasóleo.
La caldera de gasóleo convierte la energía calorífica en energía eléctrica. De todo este calor que se produce, solo el 30% se convierte en electricidad mientras que el 70% se pierde en el humo caliente que desprende la caldera a 400º. Gracias al sistema de cogeneración, de este 70%, RIU es capaz de recuperar el 50% de este calor que es lo que se usa para calentar el agua necesaria para todas las instalaciones: Lavandería, cocina y habitaciones.
Grandes stocks de comida
La capacidad extra energética es un seguro básico para RIU, que de este modo se asegura el poder dar un buen servicio a sus clientes en caso de avería. Sucede lo mismo con las provisiones de comida.
En el resort tienen stock de alimentos para los tres próximos meses y antes de que llegue un barco que viaja desde España con todo el cargamento, la cadena ya ha mandado otro pedido. Este barco, que tarda unos tres meses en llegar desde que se lanza el pedido, está unos 45 días navegando.
Para almacenar toda esta comida RIU cuenta con un gran economato en el que hay congeladores de 40 metros cuadrados para guardar carne. Asimismo recibe pedidos semanales de fruta y verdura local y de Sri Lanka, mientras que el pescado es fresco, llegándose a consumir unos 1.000 kilos a la semana.