
El servicio de interrumpibilidad eléctrica para el segundo semestre del año tendrá más presión competitiva: el Gobierno ha reducido el número de bloques de potencia a subastar y su precio de partida, con lo que se espera que cueste menos que los 101,5 millones de euros resultantes en la puja del primer semestre.
El Boletín Oficial del Estado ha publicado la convocatoria de la próxima subasta de interrumpibilidad -un mecanismo de seguridad que permite desconectar a los grandes consumidores de electricidad a cambio de una retribución con cargo al sistema-, que REE organiza entre el 17 y el 21 de junio, en la que compite la industria por dos tipos de productos: bloques de potencia interrumpible de 40 MW y 5 MW.
Para el segundo semestre el número de bloques ofertados de 40 MW -los más grandes, aptos sólo para grandes instalaciones- se ha reducido sensiblemente en relación al primer semestre: entre enero y junio se ofertaron de 16 a 24 bloques (de 640 a 960 MW de potencia), a un precio de salida de 200.000 euros por MW, y se adjudicaron 21 bloques. Ahora ha desaparecido el mínimo a ofertar y el máximo es de 640 MW, a un precio de salida de 150.000 euros por MW.
Por el contrario, los bloques ofertados de 5 MW -al que pueden optar también industrias de menor tamaño- aumentan desde el rango de 328 a 392 bloques (de 1.640 a 1.960 MW), a un precio de salida de 150.000 euros por MW, hasta el rango de 352 a 480 bloques (de 1.760 a 2.400 MW), con un precio de salida de 125.000 euros por MW. Durante el primer semestre se adjudicaron 352 bloques.
Más competencia por el producto más pequeño
La rebaja del precio de salida no necesariamente supondrá una recorte económico, puesto que la subasta es de tipo descendente y en la anterior puja los bloques de 5 MW se adjudicaron a un precio medio de 64.624 euros por MW y los de 40 MW se adjudicaron a 105.429 euros por MW.
Sin embargo, el hecho de que se reduzca y hasta pueda desaparecer el producto de 40 MW -el secretario de Estado de Energía decidirá los volúmenes de potencia del concurso pocos días antes de que se celebre-, sí conlleva un ajuste relevante para la industria de mayor tamaño, que tendrá que competir más en las subastas del producto de 5 MW.
Adicionalmente, el precio de referencia a partir del cual se aplica la interrumpibilidad por causas económicas, para evitar una escalada del precio final, también se reduce, desde los 91,24 euros por MWh hasta los 79,14 euros por MWh, si bien su utilización dependerá de los desfases entre generación y consumo que registra REE, que están siendo bajos en los últimos tiempos.
En resumen, a expensas del resultado del concurso, su coste debería ser más bajo que el celebrado en el primer semestre, donde ascendió a 101,5 millones. En los últimos años, la interrumpibilidad viene abaratándose para el sistema progresivamente: en 2018 costó 317 millones, un un 40% menos que los 525 millones de 2017.
Fernando Soto, director general de la Asociación de Empresas de Gran Consumo de Energía (Aege), lamenta la incertidumbre que el diseño de la próxima subasta añade a la gran industria, a la espera de que se apruebe el Estatuto de los Consumidores Electrointensivos y de que el Consejo de Ministros otorgue las prometidas ayudas de 200 millones por costes indirectos de CO2. "La incertidumbre hay que cortarla y debe dotarse a las empresas de unos precios competitivos, estables y predecibles", comenta a elEconomista.