
Raúl Suárez es el director de distribución eléctrica de Naturgy. Su principal misión para los próximos años será incrementar la digitalización de la red para contribuir al proceso de transición energética en un entorno cambiante.
¿La propuesta de recorte de la retribución a la distribución frenará las inversiones?
Habrá que ver qué deciden finalmente, porque lo que ha hecho la CNMC es una propuesta y ahora que le han trasladado las competencias de si puede decidir qué tasa de retribución poner. En paralelo hay un borrador de proyecto de ley que establece un nivel máximo que podrá tener esta tasa, en la propuesta se fija el 5,58% en línea con la propuesta de la CNMC y, bueno, estaremos a lo que dictaminen. Hay un periodo transitorio en el que las bajadas se hacen por ley de medio punto en medio punto y más que la tasa en sí, lo importante es entender el entorno al que vamos y la necesidad de inversión que habrá que realizar.
En un entorno de transición energética donde todos los diferentes elementos que la configuran, integración de renovables, vehículo eléctrico o autoconsumo, al final pivotan sobre las redes. Por eso sin el desarrollo de las redes no podemos hablar de una transición energética global. Por tanto, invertir en redes es hacerlo en la transición y además en tecnificar que tiene unos riesgos mayores de lo habitual en las redes. Sin esto va a ser muy difícil, que haya una transición real y el resto de agentes encuentren la plataforma donde poder desarrollar sus actividades. En este contexto, que es diferente del que veníamos hablando, es necesario que haya una retribución adecuada. En la medida en que esta tasa sea inferior, será más difícil acometer las inversiones. Hay cierto consenso en que entre 26.000 y 30.000 millones serán los necesarios para redes hasta 2030.
¿Se podrá movilizar la financiación?
Todo lo que suponga reducir la retribución actual lo dificulta.
¿Lo ve insuficiente?
Respetaremos lo que dicen, pero creemos que mantener los valores actuales daría un marco más estable y predecible a los ingresos del sector.
¿Falta una metodología más clara?
La CNMC ha hecho un ejercicio de transparencia para establecer una metodología basada en el Wacc, en línea con los reguladores europeos y ya es una cuestión de los valores con los que la alimentes en función de tus proyecciones del coste de la deuda, etc. Pensamos que en un entorno a seis años y las inversiones diferencialmente mayores que vamos a tener que asumir es muy relevante y el papel central que tienen las redes debería incluir ese carácter prospectivo para poder reflejar la necesidad de inversión.
¿Cuanto les tocaría invertir?
Tenemos un 14% de cuota de mercado. En nuestro plan estratégico vamos a invertir 1.000 millones en adaptar la red a las necesidades de la transición. Son importes relevantes. Es importante que estos temas se cierren con predictibilidad y dando estabilidad al sector. Es uno de los puntos claves.
¿Cuantas peticiones tienen de puntos de conexión?
Entre 2017 y 2018 ha aumentado un 200% la potencia solicitada. En 2018 nos han pedido 5 GW. Hay que poner 50 GW de renovables hasta 2030 y simplemente en la red de UFD se han solicitado 5 GW.
¿Se van a poder atender?
Sí. No llega al 2% a los que hemos dicho que no. Solo en la red de UFD se ha pedido en un año el 10% de la potencia a instalar hasta 2050.
¿A quién corresponden? ¿A las subastas?
Hay gente que está anticipando el potencial nuevo escenario para desarrollar toda esa potencia renovable. Hay que hacer los desarrollos y proyectos, que tienen periodos largos. Este dato me parece relevante porque pone de manifiesto que el elemento fundamental de la transición pivota sobre otro elemento fundamental, que es la red. Se tienen que desarrollar de forma acompasada. Se pone mucho acento en lo renovable, pero debería ponerse también en las redes.
¿Hay especulación con estos puntos de acceso?
No te puedo decir.
¿Ven que los proyectos se consolidan?
Hay que reconocer que los proyectos son de periodos de maduración largos, pero esas solicitudes acabarán necesitando modificaciones en las redes y esas hay que hacerlas.
¿Habrá aceptación social a más parques eólicos y redes?
Entiendo que como en toda disrupción con impacto social, la sociedad se tendrá que adaptar. Creo que la sociedad lo está acogiendo bien. Uno de los pilares fundamentales es empoderar al ciudadano y darle más autonomía sobre cómo y cuando consumir, ya que va a estar mucho más involucrado con el autoconsumo y será un actor fundamental. En redes no será visible, porque la disrupción tiene que ver con la tecnología, con las comunicaciones, con la hibridación de todos estos sistemas para poder tener un sistema a disposición de los usuarios que dé respuesta en cada momento a las necesidades. Tendremos que disponer de sistemas de inteligencia artificial para tomar decisiones rápido, sistemas de comunicación muy rápidos con los centros de control y esto supone una transformación social. La aceptación social no dependerá de lo que vean físicamente, que no será nada diferente, la complejidad no va a tener nada que ver con la de hoy.