Empresas y finanzas

El negocio exterior, clave para las firmas españolas de gestión del agua

La gestión del agua se está convirtiendo, cada vez más, en un negocio por explorar debido a que su tratamiento es positivo para el medio ambiente, pero también porque en muchas regiones del planeta este recurso no llega a toda la población y es necesario, por tanto, la puesta en marcha de sistemas de abastecimiento y canalización, como las plantas de desalación.

Los distintos gobiernos están concienciados con esta problemática y están lanzando políticas que incentivan el mejor aprovechamiento de este bien de primera necesidad, tal como han explicado los ponentes del observatorio Nuevos mercados internacionales de agua, organizado por elEconomista.

Los expertos coinciden en señalar que existen grandes oportunidades para las empresas españolas especializadas en gestión hídrica en Latinoamérica, Oriente Medio, Canadá y Sudeste asiático. Y sostienen que los tratados de comercio entre países constituyen una herramienta perfecta para el incremento de la actividad con la adjudicación de contratos.

Así, el director de desarrollo de Negocio de Acciona Agua, Manuel Manjón, señala que no hace tanto tiempo "nos quejábamos de que existían necesidades absolutamente monstruosas, pero que los proyectos no terminaban de cuajar por una regulación que no invitaba a la inversión tanto pública como privada", pero que "lo que está pasando ahora es que cada vez más países están trabajando para poner el marco con unos precios y sistemas adecuados, para que se produzca". Además, destaca que estos proyectos que se están lanzando recientemente son "cada vez mayores, más ambiciosos en cuanto a su estructura para que se ejecuten".

En este sentido, la consejera comercial de la Embajada de Canadá en España, Karen Kennedy, considera que su país espera una inversión en infraestructuras hídricas "muy interesante" para los próximos 20 años, tanto por su montante como por sus avances tecnológicos, las grandes reservas de agua dulce que tiene -la quinta parte de las existentes en todo el mundo- y la estructura de la financiación. Indica que el Gobierno federal contempla desembolsar entre 42.000 y 56.000 millones de euros, de los que 22.000 millones irán destinados a infraestructuras verdes, por lo que confía en que las empresas españolas "miren a Canadá no como un competidor, sino como un mercado de oportunidades y sinergias".

El consejero económico comercial de la Embajada de Perú en España, Bernardo Muñoz, también espera una irrupción de compañías españolas en su país en el sector del agua. También "de pequeño y mediano tamaño", añade, ya que los proyectos de las administraciones, en muchos casos, no conllevan una elevada inversión. "Hay muchos factores para que las pymes se acerquen y ganen proyectos en nuestra zona, que requiere al menos 4.500 millones de dólares solo en suministro en tres o cuatro años", manifiesta.

Condiciones de seguridad

El impulso de los planes de gestión hídrica, no solo en Canadá o Perú, es un hecho contrastado por el manager de Financial Advisory de Deloitte, Pablo Sebastián, quien señala que para que esas iniciativas salgan adelante se tienen que dar "unas mínimas condiciones de seguridad, solvencia y transparencia". Es decir, que haya un marco regulatorio claro y definido, además de unas garantías de financiación y cobro.

Para el responsable de la consultora, un punto fundamental para que estas condiciones se den y para que se materialicen todo tipo de proyectos es la asociación público-privada, porque "se evita que las restricciones presupuestarias sean una losa para los países que tienen mayores carencias de infraestructuras". De esta manera, remarca que si los países consiguen "hacer proyectos estructurados se pueden desarrollar planes, no solo para el agua potable, sino de alcantarillado y de tratamiento de aguas residuales, donde queda mucho por hacer". "La carencia -a su juicio- va a aportar las oportunidades, solo con la renovación de activos y el crecimiento de la propia industria", dice.

Los cuatro expertos se muestran convencidos de que la tecnología supone un punto a favor para que el mercado del agua aumente, ya que los costes se abaratan y se logran mayores ventajas y beneficios, no sólo ecónomicos, sino también mediambientales. "Hay un campo inmenso", indica el directivo de Acciona Agua, que concreta que en la actualidad "hay necesidades de eliminar los residuos de los vertidos que van al mar y a los ríos y que, con el tratamiento de tecnología, el agua se pueda utilizar para las industrias, el riego en la agricultura, en las ciudades o, incluso, para el consumo".

"Si se tiene agua residual, lo que se tiene es un problema grande, y con una inversión relativamente pequeña para lo que es otro tipo de infraestructuras, como una carretera o una planta de energía, se puede solucionar", sostiene Manuel Manjón.

En la misma línea se pronuncia Karen Kennedy, que señala asimismo que con vistas al futuro será "muy interesante ver cómo se aplica la digitalización al sector de la gestión del agua, donde, como en otras industrias, habrá que potenciar tanto la inteligencia artificial como la ciberseguridad".

A través de la tecnología, cada vez más presente en los proyectos, se consigue aumentar la eficiencia, a través, entre otras cosas, del control de las fugas, algo relevante para un recurso que es en muchas zonas escaso, tanto para la población como para su uso por parte de las empresas y la agricultura. Por tanto, el mantenimiento y el saneamiento de las redes, para que sean más eficientes, es un aspecto fundamental en la gestión, según hace hincapié Bernardo Muñoz, que destaca que en Perú hay un plan para incrementar este tipo de soluciones con el fin de que el sector agrícola del país pueda elevar de 7.000 millones a 20.000 millones el volumen de toneladas que exporta.

Pero no solo eso, ya que el saneamiento de las infraestructuras también permite el suministro de agua potable en zonas donde ahora no llega. En Perú, resalta el consejero económico comercial de la Embajada, hay casi un 10 por ciento de la población que no tiene acceso a este recurso. De ahí que el Gobierno esté desarrollando un plan nacional de inversiones por 40.000 millones de dólares, orientado al tratamiento, alcantarillado y a la operativa sobre el agua potable. La intención es ejecutar la puesta en marcha en breve de doce plantas de tratamiento.

Este problema del procesamiento del agua es extensible a prácticamente la totalidad de países latinoamericanos, según señala Pablo Sebastián. El experto de Deloitte, por tanto, indica que en estos procesos "queda mucho por hacer", ya que, según sus números, "solo el 30 por ciento del agua se trata" en este subcontinente.

Formación sobre el agua

Ante tales retos, las mejoras de los controles y de la eficiencia son básicos, incluso en los países donde el agua es abundante, como es el caso de Canadá. Por ello, la consejera económica comercial de su Embajada en España resalta que en su país hay 50 centros de formación o universidades específicas sobre el agua.

Con la tecnología y la formación al alcance y con el empuje de los administraciones para paliar las necesidades, dos aspectos juegan un papel determinante para el desarrollo de los proyectos y, por tanto, la existencia de oportunidades reales para las empresas. El primero es el apoyo de la banca o de las instituciones financieras y, por otro, los acuerdos comerciales que impulsan la inversión extranjera.

Para Karen Kennedy los tratados constituyen una base esencial y menciona el alcanzado entre Canadá y la Unión Europea, porque gracias a él "las empresas españolas tienen garantizada su participación en proyectos municipales y provinciales de agua, algo que no siempre ha sido el caso".

Según Pablo Sebastián, "es vital impulsar los acuerdos multilaterales", un hecho que en Perú es una realidad, ya que, a juicio de Bernardo Muñoz, el 97 por ciento de su comercio está respaldado por tratados y por tanto está basado en "aranceles sanos".

En cuanto a la financiación es importante que los proyectos tengan una estructura definida, tanto en costes como en ingresos. Además, como apunta el responsable de Deloitte, es mejor que en los proyectos a largo plazo el cobro y los préstamos se hagan en dólares y no en moneda local, porque se mitigan los riesgos por el tipo de cambio y porque atrae a instituciones extranjeras. "Con ello no es preciso apoyarse en las entidades locales de cada país", subraya.

Una vez que los proyectos están bien estructurados y garantizados, generalmente son bancables y entonces, es el momento en que las empresas de gestión del agua deciden entrar en los mismos. "Cuando las entidades participan, los inversores privados ponen su parte", señala el directivo de Acciona Agua.

En el caso concreto de Perú, según Bernardo Muñoz, están jugando un papel destacado en la materialización de proyectos de infraestructura hídrica instituciones financieras españolas, como Cesce, Cofides o el ICO. Asimismo, resalta que la banca de nuestro país está teniendo "un rol cada vez más relevante" con su aportación de recursos para que los distintos planes salgan adelante porque "está ayudando a que muchas empresas puedan estar presentes en nuestro mercado". "Los intereses que aplica la banca local son más elevados", por lo que la implicación de las entidades españolas eleva el atractivo con costes de financiación más bajos, manifiesta el consejero económico de la Embajada del país suramericano.

En el observatorio los expertos también han hecho alusión a las posibilidades que podría haber sobre la creación de un mercado del agua a nivel mundial debido a las necesidades de algunas zonas. De manera general consideran que la idea no podría cuajar por el rechazo tanto de la clase política como de la sociedad en general, además de por los elevados costes que conllevaría el transporte o trasvase de bolsas de este recurso natural.

Para Canadá, dice la representante del país, "no es un bien exportable". "Sabemos que es algo comercializado, porque se vende por ejemplo en botellas, pero dudo que ningún gobierno vaya a decir que no es un derecho humano", sostiene Karen Kennedy.

Aunque el responsable de la Embajada de Perú se manifiesta en la misma línea, es menos contundente en la afirmación. A su juicio, "con el cambio climático las condiciones van también a modificarse y no se puede descartar nada". "Creo que finalmente el agua va a ser motivo de grandes estrategias políticas, porque es un recurso escaso y podría ser una buena inversión", concluye Bernardo Muñoz.

Sobre este asunto, Pablo Sebastián cree que el coste es un factor fundamental para que el mercado del agua se cree a corto plazo y apuesta por la desalación como solución para las zonas donde no existe este recurso.

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