
Acaba de nacer la televisión en calidad de ultra alta definición 4K y la industria ya está empujando el 8K, cuya resolución de imagen es cuatro veces superior a la tecnología inmediatamente anterior. No hay tregua ni respiro. Samsung ha iniciado la comercialización en España de un nuevo estándar que añade presión al resto de sus competidores. Ahora, toda la industria se ve obligada a revisar sus estrategias de lanzamiento para sumarse a la estela del gigante surcoreano y poner en el mercado una tecnología que promete formará parte del ocio del hogar de los españoles en los próximos lustros. A grandes rasgos, la propuesta del 8K UHDV (con resoluciones de 7.680 × 4.320 píxeles) ofrece una resolución de imagen 16 veces mayor que la que proporciona el Full HD convencional (considerado el panel más vendido del mercado con sus 1.080 píxeles), y cuatro veces superior al 4K (3.840 x 2.160 píxeles).
El resultado invita a frotarse los ojos. Nunca se han visto colores más vivos y fieles. Nunca ha coincidido tanta calidad de imagen por milímetro cuadrado. Basta un segundo para apreciar las diferencias con todo lo anterior. La redacción de Digital 4.0 de elEconomista ha tenido ocasión de probar el prodigio, a través del modelo Q9 Qled 8K de Samsung, y necesitaría las más de mil palabras de este reportaje para describir el valor de lo apreciado. Texturas, colores, contraste, intensidad, brillo y negros profundos se ponen de acuerdo para ofrecer una imagen solo comparable a la que recibimos cuando levantamos la vista del monitor y vemos la realidad tal y como se muestra. Este nuevo estándar sistema multiplica por cuatro la resolución del 4K (3.840 x 2.160 píxeles) y por 16 la definición Full HD (1.920 x 1.080 píxeles o 2,1 mpx). Para hacerse una idea se necesitaría acercarse al panel y, a escasos centímetros, comparar la resolución de la pantalla con la del mejor móvil del momento.
La riqueza del 8K, con sus más de 33 millones de píxeles, también multiplica por cuatro la que proporcionan, por ejemplo, las salas de cine más sofisticadas del mundo. Ahora bien, para sentir la exagerada potencia visual de estos equipos conviene acercarse al televisor y así, casi con la nariz pegada al cristal, asombrarse al no lograr discernir los píxeles. Obviamente, el consumo de televisión no se realiza tan cerca, por lo que los detalles diferenciales entre 4K y 8 K se uniforman según se aleja la posición del espectador.
Otros dos aspectos a considerar del 8K son el ancho de banda que requiere, cuyas prestaciones mínimas deberían superar los 80 Mbps, así como una conexión de HDMI 2.1, lo que por ahora está reducido a un escaso segmento del mercado.
Pero volviendo a la criatura de Samsung Qled 8K, con tecnología Quantum Dot, permite visualizar hasta mil millones de colores, con una resolución que ofrece el efecto de las tres dimensiones sin necesidad de gafas. Como es habitual en los QLed, se trata de píxeles inorgánicos, lo que significa que podría quedarse la imagen congelada en la pantalla durante días, semanas o años sin que ésta se resienta, algo que nunca se puede esperar de los led orgánicos de los paneles Oled de otros fabricantes.
Inteligencia artificial
Entre las aportaciones más audaces del fabricante surcoreano destaca la incorporación de la inteligencia artificial al ecosistema televisivo. De esa forma, el equipo mejora la calidad nativa de la imagen y del sonido con un procesador (Quantum Processor 8K) capaz de escalar cualquier tipo de imagen de SD (400.000 píxeles), HDI (1 millón de píxeles), Full HD (dos millones de píxeles) o 4K (ocho millones de píxeles) para convertirlo en 8K. Para ello, el chip conecta al televisor con un gran repositorio de imágenes en 8K -alojado en la nube de Samsung- que en tiempo real se integra con las imágenes que aparecen en la pantalla. El resultado logrado viene a ser 8K, aunque la fuente original no lo sea.
Con este recurso, Samsung combate el gran talón de Aquiles del formato: la ausencia de contenidos en 8K. Hasta el momento, sólo es posible encontrar este tipo de vídeos en Youtube o Vimeo, con escasos ejemplo, sin que existan películas o series de televisión. A todo se llegará, aunque ello requiera un cambio profundo en toda la industria de grabación y producción de contenidos. Los Juegos Olímpicos de Río de 2016 ya fueron grabados y transmitidos con equipos de 8K en modo de prueba por la cadena japonesa NHK, aunque ningún espectador podía apreciarlo en su magnitud. Eso no ocurrirá con los Juegos de Tokio, llamados a consagrar el 8K en millones de hogares del primer mundo.
La apuesta que realice Netflix, HBO o Amazon por subirse al carro del 8K será determinante para el éxito inmediato de la tecnología. De hecho, cerca del 30% de los suscritores de estas plataformas de televisión en streaming están dispuestos a pagar las tarifas premium de UHD para así disfrutar de las mejores calidades de imagen disponibles.
Un televisor 8K ofrece mejoras considerables en la imagen convencional respecto a las que reproduce un televisor 4K
No obstante, y a pesar del hambre de contenidos en 8K que tendrán los usuarios, un televisor compatible con esta tecnología ofrece mejoras considerables en la imagen convencional respecto a las que reproduce un televisor 4K. Samsung, LG y Sony llevan la voz cantante en el formato, aunque por ahora solo Samsung los ha llevado al mercado a precio relativamente razonables para las economías más pudientes: 4.999 euros el televisor de 65 pulgadas; 6.999 euros, el de 75 pulgadas y 14.999 euros, el de 85 pulgadas. Solo cuatros años atrás, la japonesa Sharp vendía algunos prototipos comparables por más de 120.000 euros, lo que dice mucho sobre la adaptación de las economías de escala en tan corto espacio de tiempo.
Los posibles problemas de retardo que podrían acompañar los contenidos con semejante peso de información también los resuelve Samsung con la tecnología FreeSync, que según la compañía aporta la fluidez propia de los monitores de videojuegos más sofisticados del mercado.
Los expertos consultados aseguran que este año confirmará la pujanza del 8K, aunque el gran negocio se concentrará en el 4K. Los analistas de Futuresource prevén que el mercado del 4K crecerá a niveles anuales superiores al 20%, impulsado por las rebajas en los precios que poco a poco están introduciendo los líderes del sector.