Empresas y finanzas

Paulo Carreño: "México se ha convertido en un jugador importante gracias a las empresas españolas"

Paulo Carreño, director general de ProMéxico.
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Las últimas semanas de Paulo Carreño al frente de ProMéxico -lo más parecido a un ICEX mexicano- deberían transcurrir con la tranquilidad que da el trabajo bien hecho: la captación de inversión durante el mandato del expresidente mexicano Peña Nieto batió récords. Sin embargo, prima la incertidumbre después de que Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el nuevo presidente, haya amenazado con suprimir esta institución.

¿Qué mensaje manda para la lucha por mantener ProMéxico?

Yo creo que a mí me toca, como director actual de ProMéxico, dar cuenta de lo que se ha hecho y del valor que tiene. ProMéxico es el responsable del 40% de toda la inversión extranjera directa (IED) que ha llegado a nuestro país en los últimos 11 años, y esto en un país que nada más en este sexenio suma más de 193.000 millones de dólares. De ese total, 4 de cada 10 dólares corresponden a la labor de ProMéxico, acreditada con los testimonios de las empresas. También tenemos en este rubro más de 5.400 proyectos de exportación apoyados y 274 proyectos de internacionalización de empresas. Dicho lo anterior, entiendo que hay una necesidad de austeridad, de ser más eficientes. Lo único que a mí me parecería un error es la destrucción de valor, la destrucción de lo que ya existe y que funciona.

Además, sería difícil que las embajadas suplieran las delegaciones de ProMéxico en el interior...

Hoy yo no conozco un solo embajador de México que tenga una oficina de ProMéxico al lado que no lo agradezca, así como no conozco ningún embajador que no tenga una oficina de ProMéxico cerca que no me la pida. Porque son trabajos complementarios, en mi opinión.

Acaba de abrir la Casa de México en Madrid. ¿Cómo va a integrarse ProMéxico con ella?

Casa México de España busca ser un espacio donde México pueda traer a España lo mejor del país en materia cultural, gastronómica, artística, intelectual... y, en lo que toca a ProMéxico, en materia comercial. ProMéxico es uno de los seis miembros que tiene el comité técnico externo, que funciona un poco como el consejo de administración, y tiene la responsabilidad de impulsar el desarrollo de nuestros empresarios -con nuestros me refiero a españoles interesados en México y mexicanos interesados en España-.

El año pasado México recibió un 11% más de IED, ¿qué previsión tienen para 2018?

El primer semestre de este año cerramos 17% arriba, y yo creo que vamos a estar alrededor de 3% arriba del estimado del Banco de México, que es el que nos marca. Pero en el agregado, me iría al de toda la Administración del presidente Enrique Peña Nieto: no dudo que vamos a estar por encima de los 200.000 millones de dólares, un 52% más que en la Administración anterior, y por ende la cifra sin duda récord en la historia del México moderno. Lo cual ilustra la confianza que ha generado el proceso reformador impulsado por el anterior Gobierno.

¿Se ha notado una mayor implicación de las empresas españolas en este sexenio?

Sí. Ha sido, francamente, un crecimiento estupendo. España ha pasado a ser muy rápidamente nuestro segundo inversor a nivel mundial, con una IED acumulada desde 1999 hasta junio pasado de 62.837 millones de dólares. Hay más de 6.177 empresas inversoras españolas en México. Es el país que más inversiones tiene de la Unión Europea. También es el segundo país de la UE con mayor intercambio comercial. Y quizá más importante es la participación en sectores clave, como la energía, las industrias creativas, el sector financiero, telefonía, energías limpias... México también se ha convertido en un jugador importante gracias en buena medida a la participación de empresas españolas.

¿Qué valoración hace del T-MEC, el tratado que sustituye al TLCAN?

En una primera reacción, me parece que todos sacan algo importante. Los canadienses logran, por ejemplo, una cláusula que para ellos era muy importante, de resolución de disputas comerciales; los mexicanos preservan la manufactura del sector automotor, incluso con algunas áreas, me atrevería a decir para ProMéxico, de mejora; y los estadounidenses ganan dos cosas que para ellos eran muy importantes: acceso al mercado canadiense en el sector agropecuario -también un mayor contenido regional en algunas de sus exportaciones-, y un mayor equilibrio, digamos, en los niveles salariales de los tres países. Un ingrediente adicional es la certidumbre. Los negociadores mexicanos logran echar para atrás la propuesta que cancelaba el tratado cada cinco años y lo volvía a arrancar después de una negociación, lo cual claramente inyectaba un proceso de incertidumbre. Entonces, yo no puedo más que celebrar no solo el tratado en sí mismo, sino todas las señales que manda al mercado y por ende a los inversionistas, que son el público objetivo de ProMéxico.

Medidas como la consulta popular de AMLO sobre el nuevo aeropuerto, ¿podrían reducir el apetito inversor en México?

Yo espero que no. Francamente la comunidad internacional no ha mostrado ninguna reticencia respecto del proceso de transición política en el que está México, al contrario. Nuestra moneda se ha revaluado, las calificadoras lo ven con muy buenos ojos. Y confío, auguro y deseo como mexicano que el Gobierno que ha iniciado sus responsabilidades este 1 de diciembre tenga la sensatez y la inteligencia de comunicarse bien con los inversionistas, para enviar las señales correctas. México es un país de instituciones.

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