
España puede presumir de unas infraestructuras que se sitúan entre las mejores de Europa, sin embargo, la continuada caída de la inversión pública en conservación ha propiciado el deterioro incesante de su calidad en los últimos años. El desgaste no solo afecta a las carreteras, sino que también las líneas de ferrocarril, los puertos y los aeropuertos han sufrido el desgaste, tal y como reflejan las estadísticas de la Comisión Europea (CE). En este escenario, el Gobierno, con el Ministerio de Fomento al frente, ha colocado como una prioridad la apuesta por invertir más en la mejora y mantenimiento de las infraestructuras.
Las infraestructuras españolas viarias ocupan el séptimo puesto dentro de la Unión Europea, en un ranking sobre su calidad en el que solo les superan las de Holanda, Francia, Portugal, Austria, Dinamarca y Alemania. En cuanto a las ferroviarias, España se sitúa en el quinto puesto, por detrás de Francia, Holanda, Finlandia y Alemania. Los aeropuertos españoles, por su parte, aún están mejor valorados, alzándose hasta la cuarta posición tras los holandeses, los finlandeses y los daneses. Mientras, los puertos españoles se ubican entre los seis primeros, en una clasificación que encabezan también los holandeses, seguidos de los finlandeses, los belgas, los daneses y los estonios.
El déficit de inversión en los últimos años por los ajustes presupuestarios se ha ido incrementando
A pesar de la posición de privilegio de las infraestructuras españolas en el marco europeo, los ajustes presupuestarios de los últimos años han propiciado que el déficit de inversión que presentan se haya ido incrementando, lo que a medio y largo plazo supone una amenaza para dicha consideración. La calificación que les otorga Bruselas se han resentido en todas las áreas desde 2013.
En concreto, las infraestructuras ferroviarias de España han bajado su nota media de los 6 puntos -en una escala de 1 a 7- que presentaban en 2013 a 5,5 puntos en 2017. Entre las tareas a acometer está la mejora de los Cercanías de Madrid, para lo que Fomento prevé invertir 6.000 millones de euros en los próximos siete años.
Los aeropuertos tampoco se libran del deterioro en su calidad y han reducido su calificación de 6 a 5,8 puntos en los últimos cuatro años. De igual modo, las infraestructuras portuarias han empeorado de 5,8 a 5,5 puntos.
Mientras, las carreteras emergen como el principal caballo de batalla que enfrenta el Ministerio que dirige José Luis Ábalos. Las infraestructuras viarias han bajado su nota media de los 5,9 puntos que tenían en 2013 a los 5,5 puntos de 2017. Solo en los últimos seis años, el déficit acumulado de la inversión en conservación y explotación de carreteras alcanza los 1.982 millones.
La Asociación Española de la Carretera (AEC) eleva el déficit de inversión en la red de carreteras española por encima de los 7.000 millones, de acuerdo con el último informe que presentó el pasado mes de julio. En el anterior, de hace dos años, la cifra se situaba en 6.600 millones.
1.200 millones
El agujero volverá a incrementarse considerablemente este año, toda vez que los Presupuestos Generales del Estado de 2018 contempla un desembolso de 917 millones. Una partida que además se ha reducido hasta el entorno de los 800 millones. Además, la nueva ley de Contratos del Sector Público ha provocado que el Ministerio no haya podido hasta la fecha sacar concursos de conservación de carreteras por alrededor de 300 millones.
Las estimaciones del Ministerio de Fomento para que no se incurra en déficit de inversión en las carreteras es que se destinen 1.200 millones anuales con cargo a las cuentas públicas. Ese es el objetivo que tiene Ábalos de cara a los Presupuestos de 2019, aunque tendrá para ello que lograr el visto bueno de Hacienda. Se trata de un objetivo ambicioso, puesto que supondría un aumento de alrededor de la mitad con respecto al presente ejercicio -unos 400 millones-.
Con una mayor inversión en las infraestructuras, el Ministerio busca también una mayor seguridad, máxime cuando las estadísticas de accidentalidad en las carreteras españolas repuntó el año pasado. Lo consideran una demanda social.
Ábalos y su equipo consideran que la política de inversión en infraestructuras sea más estable y previsible y que ayude a suavizar el ciclo económico. Quiere evitar, en definitiva, que sea "procíclica". Por ello, pretenden que los próximos Presupuestos estén "muy relacionados con el crecimiento nominal de la economía".
En este reto, Fomento contempla la vía presupuestaria, pero también la colaboración público-privada, siempre cuando se instrumente a través de un modelo "adecuado de riesgos que ayude a dar estabilidad al ciclo económico", máxime en un contexto de elevada deuda pública y muchos pasivos contingentes para las Administraciones Públicas. En esa planificación estratégica, que a juicio del Ministerio ha de contemplar un horizonte de al menos siete años, se ha creado una subcomisión en el Congreso.