Los hijos como Gabriel Escarrer Jaume siempre quieren superar a sus padres. Por eso, cuando el consejero ejecutivo de Meliá -al frente de la hotelera de la familia desde 2016, pero desde mucho antes responsable de las grandes decisiones- describe a su progenitor como "un visionario", por plantear la conquista del Caribe y Latinoamérica "cuando todo el mundo lo consideraba una locura", lo hace para afianzar la estrategia con la que pretende agrandar su legado: expandirse en Bali, Tailandia o Vietnam -"un mercado inmenso, con unos índices de crecimiento anual espectaculares", según explica Stephane Baos, director de relaciones con inversores de la compañía-.
Incluso, ya plantea que lo que supone Cuba -la joya del mercado abierto por su padre- en el ebitda (beneficio bruto de explotación) de Meliá, un 8%, es lo que deberían representar en el corto plazo los hoteles en Asia, desde el 4 por ciento actual. "Hasta llegar al 15% en el medio plazo", remarcó a elEconomista en una entrevista reciente.
El objetivo es encontrar crecimiento pero también diversificar más al grupo mallorquín geográficamente para evitar que una desaceleración del turismo en España, como la vista recientemente, se convierta en un severo castigo en bolsa. El sol y playa y los hoteles de las grandes ciudades nacionales siguen siendo las principales fuentes de ganancias de Meliá -representaron un 40 por ciento del ebitda en 2017- y por este motivo sus acciones pierden cerca de un 30% desde que el 3 de mayo marcaron máximos de 2018, en los 12,66 euros. Un descenso que las ha llevado a cotizar a un PER (veces que el beneficio está recogido en el precio de los títulos) de 14,5 veces según las estimaciones de 2019, un 36% más baratas respecto al multiplicador medio que presentan sus principales competidores, entre los que se encuentran Accor, InterContinental, NH, Hilton, Marriott o Hyatt.
Castigo desmesurado en bolsa
"El castigo en bolsa a Meliá está siendo desmesurado", confiesa Rafael Bornadell, analista de GVC Gaesco Beka. "El escenario que presuponen los títulos de la hotelera española actualmente es negativo, de deterioro relevante", coincide Francisco José Rodríguez, experto en el sector de Banco Sabadell. "El descuento que presentan las acciones es muy importante, estamos cotizando a múltiplos de tiempos de la crisis", reconoce también el director de relaciones con inversores de la compañía.
Las estimaciones apuntan a que incrementará sus ganancias netas un 20% en los tres próximos años, hasta rozar los 162 millones de euros de antes de la crisis
Las acciones de Meliá cotizan con este descuento porque la corrección que han sufrido ha sido mayor que la que han vivido los títulos de los grupos cotizados del resto del sector y porque las estimaciones apenas han sufrido recortes, lo que justifica que el 84% de los analistas que siguen su cotización recomiende adquirirlas, y que, de media, eleven su precio objetivo a 13,4 euros, hasta donde cuenta con un potencial alcista del 45 por ciento.
"Por parte de Meliá ya se preveía el frenazo del turismo en España", recalca el director de Relaciones con Inversores de la propia compañía. "Países como Egipto, Túnez o Siria han perdido millones de turistas en los últimos siete años, y España ha ganado casi la mitad", explica Bosco Ojeda, analista de UBS, quien achaca principalmente a la reaparición de estos destinos como competencia el castigo sufrido por la hotelera de la familia Escarrer.
Menos propietario y más gestor
Pero la diversificación no es la única pata donde Meliá quiere apoyar el crecimiento que le acerque, como esperan los analistas, al beneficio histórico que logró en 2007. Las estimaciones del consenso que reúne FactSet apuntan a que incrementará sus ganancias netas un 20% en los tres próximos años, hasta rozar los 162 millones de euros de antes de la crisis en 2020.
Un crecimiento que tendrá mucho que ver con el giro que el grupo mallorquín viene dando a su modelo de negocio hacia la gestión de los hoteles que operan bajo su marca -el principal aval para poner distancia con Airbnb-, evitando la propiedad o el arrendamiento de los inmuebles. La compañía expresa que, de esta manera, su actividad es "más sostenible y más resistente a los cambios de ciclo económico". Y las cifras lo confirman: el margen operativo que alcanza como gestora duplica el que consigue como hotelera tradicional.
De los alrededor de 70 nuevos hoteles que pretende abrir hasta 2020, algo más del 80% serán en gestión y ninguno en propiedad
En 2017, el ebit (beneficio neto antes de explotación) que obtuvo de cada 100 euros ingresados en los hoteles de su propiedad o que tiene alquilados fue de poco más de 15 euros, mientras que el que consiguió en los establecimientos que solo gestiona alcanzó los 30 euros, según se refleja en el informe de los resultados que publicó el 28 de febrero.
De las mismas cuentas anuales se extrae que un tercio del ebitda -que se situó en 310 millones de euros el año pasado, un 8,6% por encima de los 285,6 millones de 2016- ya procede de este modelo de gestión. Un peso que seguirá creciendo sustancialmente si el grupo cumple con sus propios objetivos: que de los alrededor de 70 nuevos hoteles que pretende abrir hasta 2020, algo más del 80% -exactamente 55 establecimientos- sean en gestión y absolutamente ninguno en propiedad.
Desde Bankinter inciden en que "esta estrategia, focalizada en aumentar los niveles de eficiciencia y la rentabilidad, hace a Meliá más resistente ante nuevas recesiones del ciclo económico". Desde Mirabaud admiten que "Meliá impulsará sus márgenes porque el modelo de gestión está tomando cuerpo".
Evitar los vaivenes de los ciclos también significa estar menos expuesta a los caprichos del tipo de cambio. "La exposición al dólar en nuestra compañía es importante, ya que esta moneda puede representar en torno al 50% del ebitda hotelero de la compañía, por lo que una apreciación o depreciación respecto al euro tiene un impacto importante", confiesa Stephane Baos.
La ecuación con la que trabaja la propia Meliá resuelve que el impacto del tipo de cambio es de 1,3 millones de euros en el ebitda anual por cada céntimo de variación del cruce euro/dólar si ocurre en el primer trimestre, el más fuerte del año por el Caribe, y en 1,2 millones durante el resto del ejercicio. De esta manera, durante el presente ejercio, el tipo de cambio restó 4,15 millones al beneficio bruto del primer trimestre, cuando el euro se apreció un 2,66 por ciento frente al billete verde, sumó 7,7 millones en el segundo, en el que la moneda común cedió un 5,19 por ciento, fue neutral en el tercer periodo del ejercicio y cotiza en positivo, al caer algo más de un 1 por ciento, en este último. "El tipo de cambio debería ayudar en el medio plazo", espera el experto de UBS.
Descuento del 67% respecto al NAV
Además, tras las caídas de las últimas semanas, la reciente actualización de la valoración de los hoteles en propiedad de Meliá justifica un descuento del 67 por ciento. El pasado 30 de julio, Meliá publicó, junto con sus resultados correspondientes al primer semestre de 2018, el valor neto de su ladrillo (NAV). Según esta cifra, los activos del grupo se han revalorizado un 21,3 por ciento en los últimos tres años -la última tasación era a cierre de junio del año 2015-, elevándose su valor a 3.618 millones de euros. El valor neto de los activos por cada acción de Meliá alcanza así los 15,2 euros. Esta cifra es "otro importante respaldo a nuestra cotización en bolsa", incidió el propio Gabriel Escarrer, vicepresidente y director ejecutivo de la hotelera, el día de la presentación de las cuentas.
"Aunque solo vemos este NAV como una referencia de valoración, en la medida en que la hotelera no ha mostrado su voluntad de vender una parte relevante de dichos activos y en que creemos que su precio objetivo debe calcularse en función de su capacidad de generación de caja, lo consideramos de manera favorable", explica el equipo de analistas de Banco Sabadell.
"Es cierto que el NAV de una hotelera se tiene que leer solo como una referencia porque el inmobiliario no es su negocio, pero también que en el caso de Meliá el precio de mercado muestra una infravaloración llamativa", añade una fuente conocedora del sector que prefiere no ser citada.