El beneficio neto de Iberdrola se sitúa en 2.091 millones de euros hasta septiembre, un 13,5% menos. El descenso se debe a los menores extraordinarios registrados, que en 2017 ascendieron a 759 millones de euros correspondientes a la fusión de Siemens Gamesa, las plusvalías de Neoenergia o la revisión del precio de contratos de aprovisionamiento de gas en España.
Sin tener en cuenta los atípicos del año pasado, el beneficio neto ordinario del grupo hubiese sido de 2.051,3 millones de euros durante los nueve primeros meses del año, lo que supone un incremento del 38% con respecto al mismo periodo del ejercicio anterior.
La buena marcha del negocio internacional, que contrasta con la peor evolución en España, impulsa el ebitda del grupo un 22% hasta los 6.720 millones. El negocio de generación y clientes en España reduce sus resultados en un entorno de mayores precios en el mercado mayorista, y subida de las materias primas y de los derechos de emisión de CO2.
La eléctrica ha realizado inversiones de 3.645 millones de euros de los que cerca de un 80% se destina a los negocios de Redes y Renovables, de acuerdo a la estrategia de la compañía.
Los resultados obtenidos permiten a la compañía anticipar un Ebitda superior a los 9.000 millones de euros y un beneficio neto de 3.000 millones de euros para el cierre de 2018.
Eleva un 7% su dividendo
En lo que se refiere al dividendo, el grupo ha acordado una remuneración a cuenta de 2018 de, como mínimo, 0,15 euros brutos por acción, dentro de una nueva edición del programa Iberdrola Retribución Flexible, lo que supone un incremento del 7,1% con respecto al dividendo a cuenta de 2017 (0,14 euros brutos por acción) y se materializará en febrero de 2019.
A esta cantidad habrá que añadir la remuneración complementaria con cargo a 2018, que se abonaría en julio de 2019 tras su aprobación por parte de la junta general de accionistas de la compañía.