
Un tuit de 40 millones de dólares. Posiblemente Elon Musk no aventuró las consecuencias a medio plazo que tendrían sus palabras en la red social Twitter cuando aseguró que Tesla se planteaba la exclusión de la bolsa al tener la financiación para hacerlo. Y aunque todas las alarmas saltaron en el regulador bursátil (SEC) en ese momento y la acusación por fraude de valores se daba por segura, Musk dio un puñetazo en la mesa de la junta de la compañía para evitar cualquier acuerdo perjudicial.
Los vaivenes del CEO de Tesla, especialmente sus declaraciones en Twitter, han traído de cabeza a los inversores en los últimos meses. Pero el pasado jueves fue la denuncia de la SEC la que hundió los papeles de la automovilística. Y aunque el regulador y la junta alcanzaron un principio de acuerdo, repentinamente la compañía abandonó la mesa de negociación contra pronóstico.
Según desvela The New York Times, fue Musk quien amenazó a la junta con dimitir si se admitía un pacto con la SEC. Así, el acuerdo generoso que ofrecieron los reguladores - dos años de Musk excluido de la presidencia y 10 millones de dólares de multa - quedaba en agua de borrajas.
El desplante de Musk a la SEC les salió caro tanto a él como a Tesla: multa de 20 millones de dólares para cada uno
La junta era consciente de que la personalidad de Musk, su imagen pública de visionario, es la única capaz de mantener una capitalización bursátil muy por encima del valor que los datos de ventas y beneficios aconsejan. Por ello, emitieron un comunicado afirmando su "plena confianza en Elon, en su integridad y en su liderazgo de la compañía".
Pero en ese momento todos menos el propio Musk parecían conscientes de que cualquier enfrentamiento judicial sería mucho más perjudicial tanto para el presidente como para la propia Tesla, por no hablar del castigo bursátil que durante meses sufriría la automovilística.
La fuerte caída en bolsa del viernes pudo tener sus efectos en Musk y en la presión de la junta. El líder cambió de parecer y el sábado dio el visto bueno para sentarse de nuevo a la mesa con la SEC. Pero su primer desplante no le saldría gratis, y el nuevo acuerdo sería mucho más duro: aumentaban a 3 años los que no podría presidir la compañía que fundó - aunque pueda permanecer como CEO y máximo accionista -, y tanto él como la empresa tendrían que abonar 20 millones de dólares de multa. Además, Tesla tendrá que agregar dos directores independientes y elegir a uno de ellos como presidente.
El aparente fin de la incertidumbre fue celebrado por los inversores, que devolvieron a Tesla el valor perdido el viernes gracias a una subida superior al 17% en la sesión del lunes. Ahora la compañía puede centrarse en la producción que, pese a cumplir expectativas, no termina de convencer a los accionistas, que siguen castigándola en bolsa. Eso sí, Musk no ha tuiteado sobre toda esta cuestión.