
La multinacional eólica danesa Vestas anunció ayer el cierre de su planta de ensamblaje de León debido a la caída de la demanda de algunos de sus generadores en Europa. La medida afectará a 362 empleados, a los que la compañía prevé ofrecer la opción de trasladarse a otras factorías y centros de servicio del grupo en España, así como oportunidades laborales en otras empresas a través de un plan de recolocación que negociará con los representantes sindicales en los próximos 30 días.
Respecto a los costes financieros asociados a la clausura de la planta leonesa, que la compañía no ha cuantificado pero vincula mayoritariamente a la amortización de edificios y terrenos, se computarán en los resultados del tercer trimestre.
Vestas justifica el cierre "para mantener su competitividad en el creciente mercado global de energía eólica", después de que la evolución del mercado haya registrado una "demanda decreciente" de la plataforma de turbina eólica de 2 MW en Europa, mientras que la demanda de la plataforma de 4 MW en la región "puede satisfacerse con menos capacidad que la proporcionada actualmente por las fábricas de Europa y otras regiones donde Vestas ha establecido recientemente capacidad de producción", detalló en un comunicado.
Agregó que España continúa siendo un "mercado clave" para la firma, con más de 4 GW de turbinas instaladas, 6 GW en servicio y alrededor de 2.000 empleados a 30 de junio de 2018. Mantendrá sus plantas de Viveiro (Lugo) y Daimiel (Ciudad Real), así como los centros de servicio y almacenes españoles, además de su sede para el Mediterráneo en Madrid.