El Corte Inglés ha conseguido cerrar la batalla abierta en su capital con un apoyo prácticamente unánime de sus accionistas. Más del 99% aprobaron ayer durante la junta las últimas cuentas de la empresa, así como la renovación del consejo de administración, que supone la salida del expresidente Dimas Gimeno como miembro del máximo órgano ejecutivo. Gimeno, que en un principio se había negado a aceptar un finiquito de 10 millones de euros brutos -algo más de 8 millones netos- acabó cediendo el sábado por la noche y aceptó la indemnización para no prolongar la batalla abierta.
Las dos partes confirmaron, sin embargo, que "el acuerdo se limita única y exclusivamente" a su problema laboral en El Corte Inglés. Es decir, que Gimeno cobra el finiquito y retira, a cambio, la impugnación contra el consejo de administración que acordó en junio su cese como presidente, pero mantiene el resto de causas judiciales abiertas.
En concreto, sigue adelante tanto con la querella presentada contra el consejo por presuntas irregularidades en el área de seguridad como con las demandas interpuestas contra las hermanas Marta y Cristina Álvarez por su madre y su tío. María Antonia y César Álvarez acusan a las hijas de su hermano Isidoro de un reparto supuestamente ilegal de 140 millones de euros en Cartera de Valores Iasa, la sociedad patrimonial que heredaron de expresidente fallecido en 2014 y que comparten ahora entre todos ellos.
En la práctica, esto significa que, aunque El Corte Inglés cierra el conflicto abierto por la salida de Gimeno, la guerra sigue abierta en Iasa, la sociedad patrimonial que tiene el 22,18% del capital del grupo.

Gimeno ha decidido mantener la batalla en los tribunales porque no ha logrado que las hermanas Marta y Cristina Álvarez acepten su exigencia de segregar las acciones de Iasa. Ellas tienen un 69% en la firma, lo que les otorga el 15% de forma indirecta en El Corte Inglés mientras que él controla junto su madre y su tío el 31% restante, que equivale al 7% del gigante del comercio.
La posición de Gimeno, en cualquier caso, era de máxima debilidad. Se enfrentaba a una pérdida de confianza tanto del consejo de administración como de la propia junta, por lo que en el caso de que no hubiera aceptado finalmente su salida, habría sido destituido.
La decisión de expulsarle del consejo había sido impulsada por los dos principales accionistas de la empresa: por la Fundación Ramón Areces, titular del 37,39% del capital del grupo y por Cartera de Valores Iasa, con el 22,18% del grupo. No obstante, estaban también a favor ya el resto de los accionistas, como el inversor catarí Al Thani, tercero con un 10% del capital, Cartera Mancor, la firma de la familia García Peña, con otro 7%, o Corporación Ceslar, que tiene el 9% y que vuelve al consejo tras su expulsión hace tres años.
El hecho de que no hubiera aceptado hasta ahora el finiquito radica en un intento de presionar a la empresa hasta él último momento. Su esperanza estaba en que el juez hubiera aceptado las medidas cautelares solicitadas en la impugnación del consejo, algo que se iba a decidir en septiembre, pero eso es algo que resultaba sumamente complicado. Él pedía que se anularan todas las decisiones adoptadas desde su cese por el máximo órgano ejecutivo y, según las fuentes jurídicas consultadas, parecía prácticamente imposible que un tribunal pudiera haber acordado algo así, poniendo en peligro el futuro del grupo.
Resultados al alza
Al margen de la batalla abierta, el último año ha sido un buen ejercicio para el grupo. El Corte Inglés ha conseguido crecimientos significativos en prácticamente todas sus líneas de la cuenta de resultados. El beneficio bruto de explotación (ebitda) ha aumentado un 7,4%, hasta 1.054 millones, mientras el beneficio neto ha alcanzado los 202 millones, un 24,9% más. La cifra de negocios se ha situado en 15.935 millones, un 2,8% superior a 2016.
Asimismo, el volumen de inversión ha alcanzado los 425 millones. Gran parte de esta cifra ha ido destinada proyectos, reformas y acondicionamientos de centros comerciales, así como a mejoras tecnológicas y de instalaciones con el objetivo de reforzar el negocio digital. La compañía destaca, de hecho, "el esfuerzo realizado en el ámbito online y la apuesta por la omnicanalidad, con un incremento del 32% en el número de pedidos y de cerca de un 26% en su facturación".