
En cuanto ha leído la palabra tsunami seguro que lo primero que le ha venido a la cabeza son las impactantes imágenes de Lo imposible, la película de José Antonio Bayona que narra la historia de una familia española que sobrevivió al tsunami de Tailandia de 2004. Algo muy lejano. ¿Y si le decimos que la mayor catástrofe natural registrada en España se debió a un tsunami? ¿Y que los expertos creen que puede volver a pasar?
Fue en el año 1755. Un terremoto de gran intensidad, la comunidad científica calcula que de 8,5 grados, destruyó Lisboa y provocó un tsunami que asoló las costas andaluzas, provocando más de un millar de víctimas. La probabilidad de que un seísmo similar ocurra en las costas portuguesas es muy elevada, pero no hay que ser alarmistas.
"Hay que conocer siempre los riesgos. Los habitantes de San Francisco, en EEUU, saben que pueden tener un gran terremoto y tienen que estar preparados. Aquí en España, con otra escala, los habitantes de la Región de Murcia saben que allí pueden tener terremotos. La cuestión es estar preparados", explica Emilio Carreño, director de la Red Sísmica Nacional, de la que depende la Red de alerta de tsunamis. Ambos organismos forman parte del Instituto Geográfico Nacional (IGN) del Ministerio de Fomento.
Carreño explica que el último tsunami que se ha registrado en las costas españolas fue en 2003. "Hubo un terremoto en las costas de Argelia que debió provocar un deslizamiento de tierras submarino muy grande y originó un pequeño tsunami que afectó a las Islas Baleares con bastantes daños en sus puertos", explica Emilio Carreño. El oleaje causó daños a más de 200 embarcaciones, según se puede ver en informaciones de la época.
En el año 2017 se estrenó un documental, La gran ola, en el que se plasma la inquietud del mundo científico ante la inacción de las diferentes administraciones -españolas y lusas- para preparar un plan de acción ante la llegada de un nuevo tsunami a las costas andaluzas.
"El fenómeno de los tsunamis era tabú en parte de España porque pensaban que hablar del tema podría afectar al turismo"
Emilio Carreño explica que los maremotos en España "son un fenómeno raro" y reconoce que "hace bastantes años era un tema tabú en algunas regiones del sur de la península porque pensaban que hablar del tema podría afectar al turismo". Pero lejos de causar temor, la intención de la comunidad científica es ayudar a la población a estar preparada ante estos fenómenos de la naturaleza que, junto al resto de las catástrofes naturales, se han convertido en uno de los mayores riesgos globales a los que se enfrenta la población mundial y con ella, el sector asegurador.
El director de la Red Sísmica Nacional pone un ejemplo muy ilustrativo: "El airbag se dispara si nos chocamos. Es fácil que durante la vida útil de nuestro coche nunca nos choquemos y no se dispare, pero tenemos que tener la seguridad absoluta de que si nos chocamos eso va a funcionar. Es un tema difícil que hay que tomarlo en cuenta y pensar que aunque la posibilidad es pequeña, va a funcionar el sistema".
Desde hace dos años, la Red Sísmica Nacional también es responsable del sistema de alerta de tsunamis
Desde hace dos años, la Red Sísmica Nacional también es responsable del sistema de alerta de tsunamis en nuestro país, que se suma a los sistemas de vigilancia para volcanes, actividad sísmica y deslizamiento de laderas. Su responsable explica que cuando se detecta un terremoto y se conocen sus principales parámetros -epicentro, profundidad y magnitud-, si ese seísmo se produce en el mar, a partir de determinada magnitud el sistema busca todas las fallas activas cercanas que pueden provocar un tsunami. En apenas cuatro minutos es capaz de simular el punto de la costa donde va a llegar el tsunami, a qué hora va a llegar y qué altura de ola va a tener.
En paralelo, y para mayor seguridad, comienza a funcionar un proceso en tiempo real que simula la propagación de la ola a partir del lugar donde se detecta el terremoto, que tarda otros cuatro o cinco minutos y da un nuevo resultado que sustituye al anterior. "Aproximadamente ocho minutos después de que ocurra el terremoto tenemos con bastante exactitud los puntos en los que va a llegar la ola y su altura", explica Carreño.
Esta tecnología se ha desarrollado gracias a la colaboración con la Facultad de Matemáticas de la Universidad de Málaga, que "han logrado realizar programas de simulación informáticos de propagación de olas que antes tardaban una hora y los han reducido a unos minutos. Y es un proceso que han adquirido Naciones Unidas y EEUU", explica el director de la Red Sísmica Nacional. Aún hay un paso más para detectar la llegada de un maremoto: la red de mareógrafos del Instituto Geográfico Nacional y la de Puertos del Estado. Además, el IGN está conectado de forma permanente con los mareógrafos portugueses.
Además, si el tsunami fuera provocado por un terremoto con epicentro en el Océano Atlántico, tendríamos una ventaja. "El primer sitio que tocaría una posible ola de tsunami sería el Cabo de San Vicente. El tsunami se propaga a una velocidad enorme, comienza a unos 400 km/h y puede llegar a los 900 km/h. cuando se aproxima al Cabo de San Vicente, disminuye debido a la batimetría, lo que retrasa la ola y contamos con más tiempo hasta que llega a las costas de Huelva", puntualiza.
Todos los planes de contingencias ante catástrofes naturales cuentan con una directriz básica de Protección Civil que se completan con los planes estatales que cada Comunidad Autónoma debe preparar en función del riesgo. "En e l caso de los terremotos ya están elaborados y coordinados con Protección Civil", explica el director de la Red Sísmica Nacional. En el caso de los tsunamis, "ya está aprobada la directriz básica de Protección Civil pero está pendiente de aprobarse el plan estatal. Una vez que se apruebe, las distintas Comunidades Autónomas deberán prepararse para el tsunami".
En este caso, el tiempo, como dice el refrán, es oro. "El tema del tsunami es muy delicado y muy difícil, porque conviene no perder tiempo si realmente sucede una ola de estas características".
¿Cubre el seguro las pérdidas por un tsunami?
Y llega la principal incógnita, en caso de que llegue un maremoto de grandes dimensiones a las costas españolas ¿lo cubriría el seguro? Depende de la magnitud de la catástrofe. Si el maremoto es de tal magnitud que el Gobierno se ve obligado a declarar "catástrofe o calamidad nacional", no estarían cubiertos por el sector asegurador ni por el Consorcio de Compensación de Seguros, el organismo encargado en España de cubrir los riesgos extraordinarios, entre ellos los provocados por la acción de la naturaleza.
El Consorcio de Compensación de Seguros afirma en su página web que en todos sus años de historia nunca se ha producido esta declaración por parte del Gobierno "a pesar de las grandes pérdidas ocasionadas por algunos eventos catastróficos".
De esta manera, todos los asegurados de autos, hogar, y otros ramos que quedan especificados en las condiciones de cobertura del Consorcio tienen cubiertos los daños ocasionados por maremotos, entre otros riesgos como "terremotos, erupciones volcánicas y caída de cuerpos siderales y aerolitos", con un requisito: "la certificación expedida por el Instituto Geográfico Nacional y demás Organismos Públicos competentes en la materia".