
España es el segundo país más visitado del mundo, solo por detrás de Francia, y el turismo se alza como el primer sector de nuestra economía. Estas alentadoras cifras no siempre fueron así, ya que hace algunos años atrás este país carecía de una estructura turística que le posicionara a la cabeza mundial del sector.
Paradores, empresa pública de complejos hoteleros perteneciente a la Dirección General del Patrimonio del Estado, ha tenido mucho que ver en este crecimiento, pues nació con la finalidad de servir como herramienta, impulso y desarrollo del turismo español. A través de sus nueve décadas de vida, la red hotelera ha recorrido numerosas etapas, ya que sus alojamientos guardan tantas anécdotas históricas como reliquias. No siempre corrieron tiempos fáciles para la compañía. Echando la vista atrás, y en sintonía con el país que la secundó, Paradores atravesó su peor momento en 2012, cuando la crisis azotó con fuerza a España y, por ende, sus estructuras.
Ángeles Alarcó, actual presidenta y consejera delegada de Paradores, asumió su cargo al frente de la red hotelera en este mismo año. Fue entonces cuando encontró una compañía en quiebra técnica, que acumulaba unas pérdidas de años anteriores que ascendían a los 77 millones de euros, además de un sobrepasado endeudamiento, con una deuda neta de 86,3 millones con vencimientos a corto plazo y obras en ejecución sin financiación garantizada, como el Parador de Cádiz. El motivo de esta situación, tal y como expresan desde Paradores, fue encarar inversiones poco acertadas, como la financiación de la construcción de los Paradores de Alcalá de Henares o Valencia, que le llevaron a engordar su cuenta de números rojos.
Con este panorama, Paradores se sumerge en el peor año de su historia. Para plantarle cara, la estrategia de Alarcó y su equipo de gestión fue la ejecución de un plan de viabilidad que presentaron al Gobierno, y con el que lograron salvarse. Gracias a este proyecto, consiguieron ampliaciones de capital por parte del Estado a cambio del cumplimiento de una serie de factores.
Un ajuste necesario
Una de las medidas más terribles del plan fue el recorte que tuvieron que aplicar en cada una de sus líneas, que provocó un ERE de 350 personas pactado con los sindicatos. Además, llevaron a cabo la venta de la sede central de Paradores y su traslado a otras oficinas, así como una adecuación de tarifas en relación a los precios del mercado.
Hoy, Alarcó expone la alegría que supone haber podido solventar una solución tan delicada: "Estoy satisfecha de que hayamos sido capaces de dar la vuelta a la compañía en estos años. Paradores está sana, es rentable y tiene una viabilidad que no existía cuando yo llegué".
A raíz de ahí, y la puesta en marcha de diferentes medidas, comienzan los tiempos de bonanza. En 2013, que se cumple el primer ejercicio completo de Alarcó, Paradores consiguió un ebitda positivo de 9,3 millones de euros, y en 2015 entra en beneficios después de impuestos y la compañía consigue dejar su deuda a cero. En 2017, sus ingresos alcanzaron los 259,7 millones de euros, con un ebitda positivo de 46 millones de euros, un 1.255 por ciento superior respecto al año 2011. Con estas cifras, la empresa vuelve de nuevo a la senda de la inversión, y para el próximo cuatrienio tiene previstas inversiones por 168 millones de euros.
"Paradores está en un proceso de modernización muy profundo que no debe interrumpirse. Es necesario disponer del capital para mantener y mejorar sus edificios, la experiencia de cliente y el profundo proceso de transformación digital que hemos iniciado", afirma la presidenta. Más del 90 por ciento de inversión se dedica al mantenimiento, redecoración y mejora de los inmuebles, pues la experiencia de cliente es su seña de identidad. El 10 por ciento restante, lo invierte en digitalización e internacionalización: "Paradores tiene todavía un gran potencial, que hemos empezado a aprovechar, como, por ejemplo, llegar a otros mercados internacionales, franquiciar hoteles fuera de España y el área de consultoría en el desarrollo de modelos turísticos como el nuestro", remata Alarcó.
En este sentido, hay que destacar su área de restauración, pues representa el 48 por ciento de los beneficios de la empresa. Un sector donde también pusieron el foco con la contratación del chef dos estrellas Mario Sandoval.
Con todo esto, las dificultades a las que ha hecho y hace frente Paradores están claras para Alarcó, que recalca la buena labor realizada: "A pesar de operar en competencia con las demás cadenas hoteleras, Paradores desarrolla su actividad, como empresa pública que es, con las restricciones de un marco regulatorio mucho más rígido que el del resto del mercado. Aun así, hemos profesionalizado la gestión, ganando en eficiencia operativa y de gobernanza. Quizás de lo que me siento más orgullosa es de haber emprendido en los últimos años una renovación en todos los ámbitos de la empresa: comercial, organizativo, operacional y gastronómico".
Hoy, la red de Paradores está formada por 97 alojamientos -96 en España y uno en Portugal, que opera como franquicia-, alcanza 1,5 millones de clientes al año y vende 1,4 millones de habitaciones. Sin olvidar su parte gastronómica y más especial, pues sirven 1,6 millones de cubiertos. Unas cifras que presumen por sí solas y demuestran un giro de tuerca al engranaje de la institución.