
¿Quién nos iba a decir que José Antonio Sánchez iba a durar más como presidente de RTVE que Mariano Rajoy como presidente del Gobierno? Este otro Sánchez, soldado universal del ejército mediático del PP, representa posiblemente una de las puntas de lanza del sistema propagandístico organizado desde Moncloa por la ex vicepresidenta Soraya, flanqueda por María Pico y Carmen Martínez Castro, secretaria de Estado de Comunicación conocida últimamente por su comentado "¡os jodéis!" a unos jubilados que protestaban para pedir mejores pensiones.
Pero José Antonio Sánchez, la propia vicepresidenta y compañía solo han sido los ejecutores del proyecto diseñado por el experto Pedro Arriola, marido de Celia Villalobos y gran estratega mediático y demoscópico.
Más abajo en el escalafón, profesionales como Jenaro Castro (su Informe Semanal tardó casi un mes en enterarse del máster de Cifuentes), Álvaro Zancajo o el jefe de Informativos, Álvarez Gundín, completaban, ya en el albero, las faenas que les han llevado a ser acusados de manipuladores, comisarios políticos y otros títulos que ellos rechazan y atribuyen a minorías revoltosas y a las hordas revolucionarias y enemigas.
Por arriba, más desde el búnker de la Moncloa que desde Génova, el palo y la zanahoria: que si Competencia te va a freír a multas, que si no te echas a la derecha no te salvamos de la quiebra, que si vamos a volver a poner publicidad en TVE... No solo los medios han sido presionados y obligados a arrodillarse ante el poder del PP.
Mal lo han pasado las personas que no han obedecido las discretas pero certeras indicaciones del sorayismo: que se lo pregunten a Pedro J. Ramírez, a Esperanza Aguirre, Rodrigo Rato o a Javier Moreno o José Antich. De Cristina Cifuentes y su vídeo robando, guardado durante 7 años, mejor no preguntar cómo llegó al público. A ver adónde van ahora, por qué puerta giratoria salen o entran algunos de estos caballeros y señoras que tanto han hecho por la libertad de información.