Las oficinas centrales que Inditex tiene en la localidad coruñesa de Arteixo se asemejan más al puesto de control de un aeropuerto que a la sede de una empresa textil. Al margen de atender las peticiones de las cerca de 7.500 tiendas en todo el mundo, desde allí se controlan los movimientos de cada uno de los pedidos que se hacen a través de Internet. Así, en el momento que en un consumidor, en cualquier parte del mundo, realiza una compra online en Zara, Pull&Bear, Massimo Dutti, Bershka, Stradivarius, Oysho, Zara Home o Uterqüe toda la maquinaria se pone en marcha.
Proximidad en la fabricación
Una de las claves más importantes para poder actuar con agilidad es la de la proximidad. Y para ello, el 59% de los fabricantes con los que trabaja el grupo se encuentra en zonas próximas, en España, Portugal, Marruecos y Turquía.
A partir de ahí, y una vez que el producto sale de fábrica llega a una de las diez plataformas logísticas que Inditex tiene en España y que se encuentran cerca de las sedes de sus ocho cadenas, desde donde se distribuyen tanto a las tiendas físicas como a los 19 almacenes para la venta a través de Internet repartidos por todo el mundo. "En Inditex incorporamos nuevos productos a nuestras tiendas físicas y online dos veces por semana y tenemos la capacidad de realizar repartos a cualquier parte del mundo en 48 horas, 36 horas en el caso de Europa", explican en la compañía.
En Arteixo no tienen ninguna duda de que el secreto de la logística está en la flexibilidad, la eficiencia y una alta capacidad de respuesta. La velocidad de respuesta es clave teniendo en cuenta que tan solo el año pasado las webs de Inditex recibieron 2.418 millones de visitas, una cifra que no para de crecer. Este ejercicio, de hecho, la media ha subido hasta 10 millones al día, por lo que se podrían superar los 3.650 millones a lo largo del año.
En 2017 la empresa que dirige Pablo Isla envió un total de 64,7 millones de cajas a todo el mundo, con entregas en puntos tan lejanos como Anádyr, capital del distrito ruso de Chukotha, en el extremo oriental de Siberia; Anahola, en el archipiélago de Hawai, o Tuktoyaktuk, en Canadá, una pequeña ciudad costera en los confines del Ártico, adonde apenas llega una carretera. En Europa casi todos los envíos se realizan en camión, pero en el resto del mundo se usa el avión y hay momentos en Arteixo y las plataformas logísticas en los que todo el proceso se pone a prueba.
Puntas de tráfico
Lo ocurrido con motivo del Black Friday, cuando el grupo llegó a registrar 246.217 pedidos en solo una hora, o cuando se elevó el tráfico a 178 gigabits por segundo, son obstáculos que no impiden que la maquinaria funcione, gracias al desarrollo tecnológico, con la precisión de un reloj suizo.
"Empleamos la última tecnología y el software más avanzado, que en muchos casos es diseñado y desarrollado internamente", dice el grupo. Un ejemplo reciente es la entrada en funcionamiento de áreas multishuttle en la plataforma de Bershka (Tordera, Barcelona) y en el centro de distribución de Arteixo (A Coruña).
Este sistema automatizado incrementa la eficiencia y precisión en la gestión de los tiempos de envío, y permite duplicar la velocidad de tránsito, almacenamiento y recogida de las cajas. Para todo ello resulta también fundamental el uso de la tecnología RFID, que permite la identificación por radiofrecuencia de los productos, facilitando así que desde Arteixo se pueda controlar en todo momento cuál es su ubicación exacta.
Para acelerar y mejorar los procesos de entrega, según ha reconocido también esta misma semana el propio Pablo Isla, otra clave fundamental está "en la integración de la operativa de las tiendas físicas con la online, pudiendo utilizar así los propios establecimientos con centros para el reparto de las compras hechas a través de Internet".
En un momento en el que compañías como GAP o H&M reducen ventas y beneficios y se ven obligadas a recortar parte de su red de tiendas ante el fuerte empuje del comercio online, Inditex saca pecho. Este año, por primera vez, el grupo ha hecho públicos los datos de su tienda en Internet, la mayor de todas. En 2017 alcanzó una facturación de 2.500 millones de euros, el 10% del total. Pero es que el crecimiento fue del 41%.
Siete años después del lanzamiento de la venta a través de la Red, con presencia ya en 49 mercados y la vocación de extenderse a los 96 en los que el grupo está presente, Isla ha sacado pecho esta semana. El modelo no está agotado, ha sentenciado. "Tenemos un gran potencial y estamos preparados para afrontar el futuro", ha dicho.