El Rey Felipe VI se ha convertido en figura de apoyo a la continuidad del Mobile World Congress (MWC) en Barcelona, frente al boicot a su presencia por parte de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau; el presidente del Parlament, Roger Torrent; los representantes de la Generalitat no afectados por el 155, y entidades independentistas. Los organizadores del congreso de móviles están molestos por este enfrentamiento institucional y se sienten "utilizados", según han indicado fuentes cercanas a elEconomista, pero la edición 2019 del congreso está por ahora asegurada, y hoy los participantes ya podrán ver las fechas de la cita del próximo año cuando accedan al recinto ferial. La Generalitat y Colau aparcan las diferencias con el Rey para inaugurar el MWC.
En un discurso en la cena institucional de anoche previa al evento, el monarca ignoró el desplante de Colau, Torrent y la Generalitat e incidió -en catalán- en que el éxito del congreso desde su primera edición en Barcelona en 2006 ha sido fruto del "compromiso y colaboración" entre el gobierno central, la Generalitat y el ayuntamiento, junto a corporaciones como la GSMA -la asociación que agrupa a la industria móvil mundial y que impulsa el MWC- y Fira de Barcelona.
Agregó que este compromiso es "un propósito esencial para seguir consolidando de cara al futuro" la proyección e influencia del congreso en el mundo y que "lo haga desde aquí mismo, desde Barcelona, candidata para albergar el centro tecnológico europeo que desarrolle la tecnología 5G". Asimismo, afirmó: "El año que viene nos volveremos a encontrar".
El ministro responsable de tecnología, Álvaro Nadal, también siguió esta línea exponiendo que Gobierno, Generalitat, Ayuntamiento y GSMA han "trabajado mucho conjuntamente para llegar hasta aquí", y que esta colaboración entre administraciones y entre el sector público y el privado es necesaria para que el MWC "vaya bien ahora y en los próximos años".
La alcaldesa de Barcelona, en cambio, no mencionó la colaboración y se centró en hablar de que la capital catalana está "orgullosa" de ser anfitriona del MWC. Asimismo, apuntó que es una ciudad "decidida con la defensa de la libertad de expresión y los derechos humanos".
Protestas
A las puertas de la cena, la seguridad se reforzó desde horas antes para evitar el acceso de manifestantes a los accesos al Palau de la Música, adonde acudieron políticos y empresarios. Por parte del gobierno español, la máxima representante fue la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, mientras que los tres representantes de la Generalitat invitados no acudieron porque no tenían "nada que celebrar", según fuentes de la administración catalana. Sí prevé acudir hoy a la inauguración del congreso el secretario general de Empresa y Conocimiento, Pau Villòria, para cumplir con sus responsabilidades de representación.
En el entorno del Palau hubo convocatorias contra la presencia del Rey y también para mostrarle su apoyo, con algunos momentos de tensión pero sin incidentes graves. También hubo una cacerolada en la ciudad a las 21.00 horas, cuando empezaba la cena institucional, propuesta por las entidades independentistas.
Contrato hasta 2023
Aunque la continuidad del MWC en Barcelona está firmada por contrato hasta 2023, los organizadores tienen marcada como línea roja que no resurja la inestabilidad vivida en octubre en Cataluña y esté garantizado un entorno "estable y seguro", si bien en el acto de anoche, el director general de la GSMA, Mats Granryd, no hizo ninguna referencia al contexto político actual y se centró en explicar que la cita de este año contará con más de un millón de reuniones, por lo que "es el lugar para hacer negocios".
Estos cuatro días, Barcelona se volcará para que el Mobile 2018 provoque una impresión excelente entre los organizadores y asistentes y compense el efecto negativo de la inestabilidad pasada y la incertidumbre futura, con un Govern pendiente de formación más de dos meses después de las elecciones autonómicas del 21 de diciembre.
La última vez que Barcelona debió competir por el Mobile fue en 2011, cuando la ciudad se batió con Milán, Munich y París. Desde entonces el congreso ha crecido exponencialmente de la mano de su ciudad anfitriona, que por ello sigue siendo la mejor posicionada respecto a sus competidoras. Si en 2011 pasaron por el MWC más de 60.000 profesionales, este año prevé recibir a más de 108.000, lo que no es fácil de organizar partiendo de cero en otro lugar.
Las dos fortalezas clave de Barcelona son su relación calidad-precio respecto a otras capitales europeas -desde en alojamiento a restaurantes y agenda cultural-, así como el apoyo compartido de las instituciones públicas y también privadas, que han facilitado su crecimiento en logística y con incentivos económicos y fiscales.