
La cadena KFC se ha visto obligada a cerrar más de la mitad de sus 900 franquicias en Reino Unido al quedarse sin pollo por un problema en las entregas, informó la compañía, que afirma que está trabajando para resolver esta situación.
Los cierres temporales responden al retraso en las entregas de pollo por parte de la firma logística DHL, que el pasado noviembre fue nombrada responsable del suministro de los productos junto con QSL. "Debido a asuntos operativos, un número de entregas en los últimos días no fueron completadas y sufrieron retrasos", señaló DHL. "Estamos trabajando con KFC y nuestros socios para rectificar esta situación, que tiene prioridad, y nos disculpamos por los inconvenientes que esto ha causado", añadió.
KFC no ha podido decir cuándo volverá a trabajar con normalidad y ha pedido a sus clientes que sigan de cerca su página web, que se actualiza constantemente. En su cuenta de Twitter, la cadena ha asegurado que "el coronel está trabajando en ello", una referencia al fundador estadounidense de la cadena, el Coronel Sanders, cuya imagen adorna la marca.
The Colonel is working on it. pic.twitter.com/VvvnDLvlyq
— KFC UK & Ireland (@KFC_UKI) 17 de febrero de 2018
Según los últimos datos de The Guardian, un total de 562 establecimientos de KFC permanecen cerrados después de que el domingo pasado se alcanzase el punto álgido en 646 cierres. La mayoría de los que siguen abiertos tampoco opera con normalidad y ofrecen menús limitados y horarios restringidos.
A los trabajadores de los restaurantes, ha explicado un portavoz de KFC, se les ha animado a que tomen estos días vacaciones, si bien no están obligados a ello.