El presidente ejecutivo de Agbar, Ángel Simón, tiene desde ayer un nuevo reconocimiento, la Clau de Barcelona (Llave de Barcelona), otorgada por el club de nombre homónimo. Pero el directivo no se limitó a un discurso de agradecimiento por esta distinción, que reconoce a quienes contribuyen al buen nombre y a la proyección de la ciudad, y aprovechó el acto de entrega para lanzar un aviso a las administraciones para que creen un marco estable para la actividad empresarial y sitúen el interés del ciudadano a largo plazo "por encima de cualquier interés táctico y de cualquier tentación populista".
Ante los exalcaldes de Barcelona Jordi Hereu y Xavier Trias, y ante Ernest Maragall, en representación de su hermano Pasqual Maragall, les agradeció "su comprensión y su firmeza en la defensa de un modelo que ya es universal y que funciona: el de Barcelona, ejemplo de colaboración entre sus instituciones y las iniciativas privadas".
En este sentido, puso el ejemplo de los Juegos Olímpicos de 1992: "Un momento de ilusión colectiva que los alcaldes supisteis mantener e impulsar y que valdría la pena continuar, sobre todo en un momento político y social tan convulso y disgregador".
Defendió la importancia de escuchar, dialogar y la capacidad de adaptarse a la realidad, así como la necesidad de "un marco de seguridad jurídica para trabajar a largo plazo con unas reglas del juego iguales para todo el mundo". Estas palabras llegan con un debate abierto en Cataluña sobre la recuperación de la gestión pública del agua. Además, la justicia debe dirimir próximamente dos conflictos relacionados con la gestión del agua en el área de Barcelona. Uno hace referencia a la legalidad de la empresa mixta del Área Metropolitana de Barcelona, de la que forma parte Agbar. El otro corresponde a la concesión de Aigües Ter-Llogregat (ATLL), que se adjudicó Acciona y que Agbar impugnó.
