El sector naval afronta una de sus horas más bajas. Por recordar algún dato, en 2016 sólo 126 de los 372 astilleros en activo ganaron algún contrato. Entre todos ellos consiguieron encargos por valor de 27.000 millones de dólares (21.870 millones de euros), cuando una década antes esa cifra superaba los 250.000 millones de dólares (202.505 millones de euros). Más noticias en la revista elEconomista Factoría 4.0.
En ese contexto, la española Navantia ha entendido el mensaje a la perfección: la sostenibilidad de la empresa pasa por un profundo proceso de transformación, "que abarca a todas las áreas de la compañía y donde la innovación tecnológica es un vector esencial para esos cambios". Así nos lo explica el responsable del proyecto Astillero 4.0, Angel Recaman.
Esta estrategia empieza a dar sus primeros frutos. La fabricación de piezas de hasta tres metros con impresoras 3D, vehículos autónomos que inspeccionan lugares inaccesibles y peligrosos para los trabajadores, robótica en la producción o la utilización del gemelo digital son algunas de sus innovaciones dentro de esa estrategia de digitalización.
Todo empezó en 2014, cuando los responsables de la compañía, controlada al 100% por la Sepi, iniciaron una serie de visitas a astilleros del resto de Europa, EEUU y Asia. Fue en este último continente -sobre todo en Japón y Corea del Sur- donde comprobaron que están resistiendo la enorme presión competidora de China "combinando los apoyos gubernamentales con un desarrollo de sus procesos de diseño, cadena de suministro y fabricación", explican. La conclusión fue clara: "Estando los productos de Navantia al máximo nivel mundial, los procesos necesitaban una mejora profunda". El responsable de Astillero 4.0 añade que "se trataba de una necesidad y también de una gran oportunidad".
El test de madurez digital
A partir de ahí, se fueron sucediendo diferentes pasos. Para empezar, optaron por el modelo alemán, que se caracteriza, entre otras cosas, por implantar las tecnologías de la información en los procesos de producción. Más recientemente, a principios de 2017, se sometieron al test Hada (Herramienta de Autodiagnóstico Digital Avanzada) que pone a disposición de cualquier empresa el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad.
Gracias a él, pudieron conocer el estado real de madurez digital. Ya en la recta final del año pasado, se inició el Plan de Transformación Digital (PTD) Astillero 4.0, que cuenta con la colaboración estratégica y tecnológica de Accenture. Como indica su responsable, Recaman, "el plan tiene una orientación global en la compañía, esto es, afecta a todos los negocios y áreas funcionales".
Hasta el momento, Astillero 4.0 integra 13 tecnologías en diferentes niveles. "El primero es el físico, de gran relevancia en toda empresa manufacturera", indica el responsable. "Estamos poniendo el peso de nuestros esfuerzos en robótica, vehículos autónomos e impresión 3D, la cual viene de la mano de materiales avanzados", señala Recaman. "Es de destacar la flexibilidad en las plantas productivas que pueden proporcionar las nuevas soluciones de robótica colaborativa y los vehículos autónomos, como son los drones y los vehículos de guiado autónomo (AGVs)", añade. En otro nivel, más digital, se ha llevado a cabo "un salto en la mejora de la toma de decisión, más o menos autónoma, mediante el uso de herramientas de Modelización y Simulación, IoT, Big Data y analíticas avanzadas, Inteligencia Artificial o la Realidad Virtual y Aumentada.
En este contexto, entendemos IoT como el conjunto de dispositivos que nos han de permitir capturar datos de la realidad para su análisis y explotación". El tercer nivel en la implantación de estas herramientas nos lleva a hablar de "integración". "Se trata de plataformas digitales y nube que conectan mundo físico y digital y dan soporte a la interoperabilidad de los sistemas y la colaboración" añade Recaman. Ciberseguridad y blockchain son tecnologías que favorecen la confianza digital entre las partes, en un contexto de relaciones basadas en el intercambio de datos, como gran generador de valor.
Por ejemplo, en el caso de la fabricación aditiva, el responsable de este proyecto, Víctor Casal, explica que este sistema "aporta una enorme libertad y flexibilidad en el diseño y en la producción, permitiendo ahorrar material, disminuir costes y ganar tiempo en el prototipado y producción, así como aportar mejoras medioambientales".
Más allá de las tecnologías
Recuerda Jorge Calvar, coordinador del plan de transformación digital, que "el concepto Astillero 4.0 es mucho más que las tecnologías habilitadoras: necesita la contribución y alineación de toda la comunidad: Clientes 4.0, Suministradores 4.0, Universidad 4.0, etc. en definitiva un Pacto 4.0". Para ello, Navantia se hace acompañar por un amplio ecosistema en sus diferentes instalaciones, tanto en Cádiz como en Ferrol, Cartagena y Madrid. En cada una de ellas trabaja codo con codo con administraciones locales, universidades, centros tecnológicos de referencia, asociaciones, etc., formando un ecosistema de innovación.
Para llevar a cabo esta estrategia de digitalización, Navantia contempla un presupuesto de unos 3 millones de euros anuales en el marco de las actividades tradicionales de I+D+i. En los últimos dos años una parte cada vez mayor de este presupuesto se ha ido asignando a proyectos de carácter 4.0. Además, Navantia participa desde 2015 con 1 millón para tres años prorrogables en la Unidad Mixta de Investigación con la Universidad de A Coruña en el proyecto Astillero del Futuro.