
Repsol acaba de desbloquear uno de sus históricos proyectos en Estados Unidos. La petrolera inició ayer la exploración en el megayacimiento de Buckskin, que podría iniciar su producción a mediados de 2019.
Esta inversión se incluirá en el nuevo plan estratégico que está elaborando la compañía y que espera presentar entre marzo y abril, aunque por el momento no se ha cuantificado.
La fase inicial de este proyecto a gran escala en aguas profundas consistirá en dos pozos de desarrollo en Keathley Canyon 829 y un enlace submarino a la plataforma Lucius en Keathley Canyon 875. Para desarrollar completamente el campo, que se estima que contiene casi 5.000 millones de barriles de petróleo, se requerirán pozos adicionales e instalaciones submarinas después de la fase inicial.
El yacimiento fue considerado en su día como uno de los mayores hallazgos del año 2009, es decir, en plena bonanza exploratoria.
Repsol descubrió este yacimiento y, pese a que realizaron grandes avances en la delimitación del campo, nunca acabó de aprobar la decisión final de inversión que ahora acaba de desbloquearse.
La petrolera cedió en febrero del año pasado a Llog Exploration la operación de Buckskin. El cambio se produjo después de la decisión de Chevron en 2015, con el 55% de este yacimiento, de abandonar la operación, que volvió así a manos de la española, que mantenía un 22,5% del capital.
Maersk Oil también dejó el yacimiento el año pasado por su cambio de estrategia. La petrolera perforó ya varios pozos bajo una lámina de agua de 1.865 metros y alcanzó una profundidad total de 9.684 metros, lo que le sitúa como uno de los pozos más profundos y por lo tanto de los más caros.
El potencial de recursos que demostró la evaluación apuntaba en 2014 a un plan de desarrollo de éste y otros campos próximos, pero la caída de precios dejó este asunto como sometido a discusión.
La empresa estadounidense, como nuevo operador, acaba de anunciar, tras un periodo de análisis, que han dado ya varios pasos clave para comenzar la ejecución del Proyecto Buckskin.
Este proyecto de desarrollo de aguas profundas a gran escala ha sido delineado por múltiples pozos anteriores y contará con un enlace submarino con el Lucius Spar operado por Anadarko y ubicado en los bloques 785, 828, 829, 830, 871 y 872 de Keathley Canyon en el Golfo de México en aproximadamente 6.800 pies de agua.
Repsol y Samson Offshore BSM poseen cada uno una participación operativa del 22,5%; Beacon Offshore Energy Buckskin controla una participación operativa del 18,7% y Navitas Buckskin US (una filial de Navitas Petroleum LP) posee un 5% de interés de trabajo.
La producción, en máximos
Por otro lado, Repsol produjo 715.000 barriles equivalentes de petróleo diarios en el último trimestre del año pasado, lo que supone un incremento del 3,2% con respecto al trimestre anterior. Esta cifra es todo un récord de producción trimestral para la petrolera, que tan solo registró unas cifras parecidas en el primer trimestre de 2016, y se sitúa así muy por encima de la previsión de producción de 680.000 barriles diarios para el conjunto del ejercicio de la compañía.
La aportación de proyectos como Lapa (Brasil), Juniper (Trinidad y Tóbago) o la mayor producción del grupo en países como Libia han disparado estas cifras en el final 2017.
Con respecto al mismo periodo del ejercicio precedente, la cifra de producción de octubre a diciembre se disparó un 5,4%.
El grupo cifra en 61,3 dólares el precio medio del barril, lo que supone un 17,7% más que los 52,1 dólares del trimestre anterior y un 24,3% más que los 49,3 dólares del mismo periodo de 2016. En lo que respecta al margen de refino en España se situó en los 6,9 dólares por barril, un 1,4% menos que en el tercer trimestre de 2017 y un 4,2% por debajo del mismo periodo del año anterior.