Empresas y finanzas

La familia Sarrión compra a Espirito Santo y recupera el control de su constructora

  • La saga manchega adquiere el 58% del capital del banco portugués
Antonio Sarrión López, Abraham Sarrión Martínez y Abraham Sarrión Alcantud, las tres generaciones de la empresa. | eE

La familia Sarrión ha recuperado el control de la constructora que fundó en 1970, tras acordar la compra del 58% que ostentaba el Banco Espirito Santo (BES).

La mayor constructora de Castilla-La Mancha inicia así una nueva etapa, en la que Abraham Sarrión Martínez, hijo del fundador Antonio Sarrión López, seguirá al frente de la compañía, centrada en proyectos ferroviarios, hidráulicos, carreteras y concesiones. La operación se enmarca en el proceso de liquidación de sus participaciones internacionales emprendido por la entidad lusa, que sucumbió a la crisis en el año 2014.

El Banco Espirito Santo (BES) desembarcó en el capital de Construcciones Sarrión en 2006, cuando Opway Engenharia, controlada por la institución portuguesa, compró casi el 60% de la constructora de origen conquense. Adquirió esta participación de control al empresario malagueño José Moreno Carretero. El actual primer accionista de Sacyr y dueño de la constructora murciana Altec, que había entrado una década atrás en el capital de la compañía manchega, se embolsó cerca de 100 millones de euros por la venta, en un contexto en el que la crisis económica aún no había arreciado.

Después de aquella operación, la familia Sarrión conservó el 26% de las acciones de la constructora y Abraham Sarrión Martínez se mantuvo como consejero delegado y primer ejecutivo de la compañía, en una decisión consensuada con Banco Espirito Santo (BES). La antigua Caja Castilla-La Mancha, por su parte, también asomaba en el capital con un paquete del 10% que hoy ya no tiene.

La entrada del banco portugués en la constructora conquense le dejaba abierta, en todo caso, una ventana de salida (put), que ejecutó el año pasado y que ha propiciado la operación, cerrada recientemente. La situación financiera del Espirito Santo -quiebra-, sumado a la crisis que ha azotado en España al sector de la construcción y de la que Sarrión no ha sido ajena, ha ocasionado millonarias minusvalías a la entidad lusa.

Tras la adquisición de las acciones del Espirito Santo, la familia Sarrión ha pasado a controlar el 85% del capital de su constructora. El 15% restante está en manos del equipo gestor que acompaña a Abraham Sarrión. Se trata del director general del grupo, José Antonio Filiu, y del director financiero, Juan Miguel Cabezudo. El grupo familiar ha incorporado a la tercera generación, con Abraham Sarrión Alcantud como ingeniero y consejero.

A por el Plan de Carreteras

Sarrión enfrenta este nuevo ciclo con una plantilla de 150 empleados y con una cifra de negocio que se ha limitado al 30% de lo que llegó a facturar en sus mejores años, como consecuencia del desplome de la inversión pública en infraestructuras. Cuenta, en todo caso, con un patrimonio neto de 50 millones, lo que la convierte en una de las mayores constructoras medianas de España que se agrupan en la patronal Anci. Abraham Sarrión, de hecho, es el vicepresidente primero de la organización que preside Jaime Lamo de Espinosa.

Aunque el impacto ha sido evidente, a diferencia de otras muchas empresas del sector, Sarrión ha logrado sortear la crisis gracias a un minucioso control de costes y a concentrar su actividad en España, sin enfrentar los riesgos de salir al exterior. Afronta el futuro con gran optimismo y está centrado en la formación de un consorcio para pujar por obras en el Plan Extraordinario de Inversión en Carreteras (PIC), para el que cuenta como fortaleza con su trayectoria como constructora y concesionaria de autovías de primera generación (Aullasa).

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