
La paz fiscal anunciada por Facebook y anteriormente por Microsoft abre la puerta para que otras grandes tecnológicas sigan sus pasos. De esa forma, es de esperar que gigantes como Google, Apple y Amazon reconsideren sus actuales políticas tributarias y sigan la estela de la compañía fundada por Zuckerberg y por Bill Gates.
Pese a que ambas multinacionales les resulta más ventajoso pagar el Impuesto de Sociedades en Dublín, las mismas han cambiado de estrategia para acogerse a la ortodoxia fiscal europea. Los que no lo hicieran por las buenas, acabarían haciéndolo por las malas.
Por ahora, en el seno comunitario celebran el cambio de estrategia tributaria de Facebook como si fuera uno de los grandes hitos del año. Según explican fuentes próximas a Bruselas, ha costado que la mayor red social del mundo se aviniera a tributar en los países en los que opera, pero el resultado merece la pena. Y esto puede ser sólo el principio. "El efecto en cadena no tardará en producirse", apuntan.
Microsoft, la primera
La primera victoria se hará efectiva este invierno, cuando se espera que Microsoft deje de eludir impuestos en España y en otros 11 países en el primer trimestre de 2018. En lugar de pagar al fisco irlandés, como lo ha hecho hasta la fecha, lo harán en las respectivas agencias tributarias europeas.
A finales del pasado septiembre, los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea decidieron combatir la permisividad fiscal disfrutada por un puñado de grandes tecnológicas. Los funcionarios y técnicos en fiscalidad se pusieron a trabajar de inmediato y la propuesta definitiva se emplazó para el segundo trimestre de 2018. Estaba claro que esa reforma consensuada por los líderes de la UE sería determinante y que cambiaría radicalmente las reglas del juego.
Algo de todo eso han debido intuir en Facebook dado su sorpresivo movimiento, iniciado seguramente poco antes de que se lo impusieran las autoridades comunitarias y nacionales. El ministro español de Economía, Luis de Guindos, ya lanzó un mensaje a navegantes a finales del pasado verano: "Hay empresas del ámbito digital que no pagan impuestos en casi ninguna jurisdicción", dijo. A continuación, el ministro buscó el respaldo de otros países europeos -como Francia, Alemania e Italia- para tapar el agujero que existía en el Impuesto de Sociedades para este tipo de firmas digitales.
De Guindos abogó por configurar un tributo que gravara la facturación de estas compañías en los respectivos mercados locales. Durante los últimos años, las grandes telecos europeas han aprovechado cualquier foro institucional para denunciar las asimetrías regulatorias que sufrían ante los jugadores estadounidenses. César Alierta y después José María Álvarez-Pallete han criticado de forma insistente la competencia desleal que sufren los operadores regulados, como Telefónica, Vodafone, Orange, Deutsche Telekom, frente a los exentos de obligaciones, como Google, Apple y Facebook. Unos invierten, tributan y crean empleo y otros se aprovechan de los primeros sin apenas invertir, crear empleo y desviando sus tributos a Dublín. Esa situación estaba llamada a caer "por la ley de la gravedad o por su propio peso", como auguraba Alierta durante los últimos años al frente de Telefónica. Y el tiempo comienza a darle la razón.
Antes de que la propuesta llegara a convertirse en norma, Facebook ha mantenido un intenso diálogo con los responsables fiscales de los principales países de la OCDE. Tras esos debates, la red social ha decidido reformar su estructura comercial local para ofrecer una mayor transparencia sobre sus negocios e ingresos a los gobiernos que la reclamaban de forma tan insistente. El pasado martes lució la bandera blanca con la creación de una estructura de ventas local en los países donde factura, donde pagaría sus impuestos. Eso sí, no lo hará el próximo año sino el siguiente. Eso que se ahorra.