
El precio del agua en España es barato. O, al menos, es lo que se desprende de los últimos estudios publicados al respecto. Según el informe La gestión del agua en las ciudades, editado por el Consejo General de Economistas, el precio del agua en España es un 35,3% más barato que la media europea, y más allá del precio, el esfuerzo que tienen que realizar las familias españolas, de promedio, es el segundo más bajo de Europa. Más noticias en la revista gratuita elEconomista Agua y Medio Ambiente.
"El conjunto del sector es bastante eficiente en España, cuando se comparan sus precios con los de otros países europeos, incluso si se utiliza el esfuerzo relativo en relación con la renta", apunta José María Serrano, autor del estudio. Según concluye este, el pago de la factura del agua no supera en ninguna ciudad el 2 % de la renta disponible y en 42 de las 79 que analiza no llega al 1%, muy lejos del 3% de límite que marca Naciones Unidas.
El CGE no es el único que piensa que el agua es barata en España. Funcas también ha analizado el sector en su último número de Papeles de Economía, y ha llegado a la conclusión de que "el actual sistema de suministro de agua en España es muy barato comparado con el resto de Europa y en relación con los suministros de energía". En concreto, Funcas hace referencia a los datos facilitados por la International Water Association, que señala que el precio unitario de un metro cúbico de agua es un 35,3% más barato que la media de UE.
Recuperación de costes
El problema no es que el precio del agua sea alto o bajo y con quién se compara, sino que el actual sistema de tarifas no cumple, pues no están pensadas para hacerlo con un objetivo a largo plazo: asegurar el suministro. "Según la Directiva Marco de Agua, para asegurar una gestión eficiente y sostenible de los recursos hídricos, los precios deben fijarse atendiendo al principio de recuperación de costes y que, además, no deben subvencionarse", indica Santiago Lafuente, director España de Aqualia, quien continúa que, "ahora, en términos generales, el coste de la factura del agua cubre solo los operativos, pero no llega para plantear una necesaria renovación de infraestructuras".
Desde la Asociación Española de Abastecimiento de Agua y Saneamiento llevan años reclamando una subida de los precios del agua. "Las tarifas no cubren los costes y deberían incrementarse para avanzar en la recuperación de los mismos y evitar el deterioro en la calidad del servicio, garantizando así su sostenibilidad", aseguraba el lobby del sector en su XIV Estudio Nacional de Suministro de Agua Potable y Saneamiento en España (2006). Y Julio Berbel, catedrático de Economía de la Universidad de Córdoba, calcula que la subida del precio tendría que estar entre el 20 y el 30%, mientras que David Casero, profesor del Máster en Ingeniería y Gestión del Agua de EOI, asegura que "el precio del agua tendría que subir entre un 30 y un 40%", y eso sólo para recuperar los costes de las infraestructuras, sin tener en cuenta los gastos ambientales. Dejando a un lado el coste medioambiental, las infraestructuras de la red de agua están alcanzando un rápido envejecimiento. Por ejemplo, de los 224.000 kilómetros de la red de distribución de agua de España, el 41%cuenta con más de 30 años de funcionamiento, mientras que el 30% está entre 15-30 años, y el 29% tiene menos de 15 años. El porcentaje de renovación se sitúa en el 0,9%.
Los datos son parecidos si se tiene en cuenta la edad de los contadores. En España existen un total de 21 millones de contadores de agua, de los cuales el 36% tiene más de 10 años. El porcentaje de renovación de estos dispositivos es del 7%, según Aeas y AGA. En cuanto a las redes de alcantarillado, que actualmente suman 165.000 kilómetros de red, su porcentaje de renovación es del 0,6%, y el 40% tiene más de 30 años.
Según los datos de Aeas, aunque los operadores invierten el 22% de la facturación -6.479 millones de euros en 2016- en renovación e inversión en nuevas infraestructuras, la mayor parte se la lleva el alcantarillado. El 12,5% de la facturación va a nuevas instalaciones y el 9,4% a renovación de la infraestructura existente. Los 1.376 millones que invirtieron en 2016 los operadores de los servicios de agua urbana equivale al conjunto de la inversión realizada por las Administraciones, tanto de carácter estatal como autonómico, en materia de agua.
"Como consecuencia de la crisis económica, y tras muchos años sin dedicarle una inversión adecuada, las infraestructuras del agua están en envejecimiento, con el consiguiente riesgo de perder los niveles de calidad de los servicios de abastecimiento y saneamiento", advierte Lafuente.