La incertidumbre económica que ha despertado el proceso independentista catalán puede costarle muy cara a Barcelona, que tiene sus dos mayores apuestas -que suman 18.000 empleos- en el aire. La capital catalana opta a acoger la sede de la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés), que dejará Londres por el Brexit, pero Financial Times la daba ayer prácticamente por descartada por la situación política, apuntando como favoritas a Milán (Italia) y Bratislava (Eslovaquia).
Fuentes del sector farmacéutico español, que estaba muy interesado en atraer al organismo comunitario y sus hasta 5.000 empleos, también han perdido la esperanza y apostaban por Ámsterdam, indicaron a elEconomista. Y es que la UE no quiere arriesgarse a salir del fuego británico para caer en las brasas catalanas. Por contra, desde el Ministerio de Sanidad español indicaron que Barcelona sigue siendo candidata y que su propuesta es "técnicamente la mejor", informó Efe.
El MWC, en juego
Además, la Ciudad Condal se juega más de 13.000 empleos si pierde el Mobile World Congress (MWC), el principal evento anual que acoge la capital desde 2006 y que está en riesgo si la GSMA -entidad impulsora- no ve garantizada la estabilidad política y social. Representantes del Ayuntamiento de Barcelona y del Gobierno mantuvieron el miércoles una reunión con el consejero delegado de la GSMA, John Hoffman, en la que éste advirtió de la posibilidad de no mantener el MWC a partir de la edición del 2019, según publicó este jueves La vanguardia.
El contrato vigente hasta ahora asegura que el congreso se mantenga en Barcelona hasta 2023. Según la organización, la edición 2017 generó un impacto económico de 465 millones de euros y 13.213 empleos temporales. Desde la primera edición en Barcelona en 2006, el impacto económico estimado es de 3.900 millones de euros y 101.000 empleos.
Y es que el MWC es un acontecimiento que atrae cada año a más profesionales de alto poder adquisitivo de todo el mundo -108.000 en la edición 2017- y llena los alojamientos y centros de restauración y ocio de la ciudad durante una semana en temporada baja en febrero. Los precios hoteleros se disparan esos días a máximos del año, y Mercabarna ve crecer las ventas a la restauración, especialmente de productos de alta calidad y por tanto precio: su estimación este año fue de un 35% de incremento de la demanda.
La crisis de confianza de la GSMA es la segunda en pocos años, ya que en 2016 hizo patente su disgusto por la huelga de metro y autobuses, así como de trabajadores de Adif, durante el evento. La entidad activó un plan de contingencia para asegurar que los congresistas pudiesen llegar a la feria, con autocares y taxis.
Menos reservas
El director general de Turismo de Barcelona, Jordi William Carnes, reconoció ayer a elEconomista que, en el último mes, algunos hoteles del centro de Barcelona han visto caer las reservas por el miedo a las manifestaciones, mientras que localidades del entorno, como el área de Montserrat -ejemplificó-, han detectado un aumento de la demanda, que busca tranquilidad. Con todo, como representante institucional, quiso dar un mensaje de tranquilidad: "Por ahora la ciudad funciona y la gente sigue viniendo". También destacó que, de momento, no se ha cancelado ningún "congreso importante".
Por su parte, la patronal Fomento del Trabajo insistió ayer en su preocupación sobre el impacto económico de la coyuntura política emitiendo un comunicado para advertir de que el aumento del paro en el mes de octubre "hace muy necesario garantizar la estabilidad institucional y la seguridad jurídica", ya que son "requisitos indispensables" para el crecimiento económico y del empleo. La entidad se mostró expectante sobre "los próximos meses".