
Andorra pone fin a un largo proceso para dejar de ser paraíso fiscal y el próximo año compartirá información bancaria de clientes extranjeros con sus países de manera automática. Las autoridades se esfuerzan para que la comunidad internacional perciba todos los cambios introducidos, pero son conscientes de que los juicios que se avecinan, como los del caso BPA o la corrupción de la familia Pujol, se pueden convertir en un lastre en este objetivo.
El ministro de Finanzas, Jordi Cinca, asegura que el país es víctima de las etiquetas del pasado, pero que no puede ligar su futuro a hechos de los que, en ocasiones, no es responsable, como lo que hiciera el expresidente de la Generalitat de Cataluña Jordi Pujol.
¿Cómo ve el futuro de la banca andorrana tras el caso BPA y la apertura de la plaza financiera?
Veo el futuro de la banca andorrana ligado al de la economía. Por tanto, con un punto de optimismo y dependiente de nuestros vecinos. Hemos dado los pasos necesarios para que se genere un escenario de crecimiento de la plaza financiera. Es evidente que hasta hace unos años, la banca offshore tenía un peso específico, pero también es evidente que se ha ido reduciendo. Desde 2006-2007, el sector financiero ha venido acelerando sus reformas, la regulación es mucho mayor y hoy por hoy sería impensable crecer a partir de cierta opacidad, de mantener el secreto bancario.
¿Se están percibiendo internacionalmente los cambios para dejar de ser opacos?
Este es uno de los retos al que nos enfrentamos, pero sí se percibe porque básicamente formamos parte de muchos organismos internacionales desde donde se impulsan, lo que da resonancia a lo que hacemos. Por tanto, va calando, aunque hay trabajo por hacer, porque cuesta poco ganarse una etiqueta y cuesta mucho desprenderse de ella. Andorra es un poco víctima de eso. Dejamos de ser un paraíso fiscal hace unos años y hemos entrado en la senda de la cooperación y de la transparencia con absoluta intensidad.
¿Los próximos juicios y las informaciones sobre BPA y la familia Pujol pueden suponer un lastre?
Hay que poner estos casos a niveles diferentes. El de BPA sí es un caso andorrano y, efectivamente, tuvo un efecto reputacional tan importante que puso en duda su continuidad. De esa crisis quedan ahora sólo unos procedimientos judiciales que van a seguir su curso y van a generar noticias. Eso lo tendremos que gestionar. El caso Pujol es otra historia y no es andorrana. Si la familia Pujol dispuso dinero en Andorra es bajo su responsabilidad y serán ellos los que tengan que acatar las consecuencias de haber defraudado al fisco de su país, España, pero no podemos hipotecar el futuro de la banca andorrana por lo que pudo hacer el señor Pujol o quien sea. Esto forma parte de las etiquetas. España es uno de los países donde estamos haciendo más esfuerzos para comunicar los cambios, porque no queremos que hechos puntuales, como el citado, eclipsen las medidas. No podemos ligar nuestro devenir a lo que hizo él y su familia.
El próximo año Andorra entregará los datos bancarios de extranjeros a sus países de residencia por primera vez. ¿Cuándo se producirá?
Será en septiembre. Y es la fecha que establece el convenio de intercambio de información para todos los países. El mecanismo es igual para todos. Andorra va a intercambiar esos datos con 41 estados, entre ellos todos de la UE, y espera ofrecerlos a otros 31 en 2019.
¿Cuánto dinero se ha podido regularizar por los cambios implantados por Andorra?
Si alguien lo puede decir, son los países. Tenemos que ver este proceso con cierta perspectiva. Desde el año 2011 empiezan a entrar en vigor los convenios de intercambio de información a la demanda, sabiendo que ya operaba Andorra con el marco de fiscalidad del ahorro de la UE desde 2005. Cuando hemos llegado al final de 2016, la mayor parte del dinero depositado en los bancos andorranos ya estaba regularizado. La suerte o habilidad que hemos tenido es hacer el proceso de forma tranquila y anunciada con antelación para que los clientes tomaran sus decisiones. Y habrá clientes que se habrán ido.
¿Cuántos?
Si cogemos el agregado de capitales gestionados por la banca antes de anunciarse el camino que iba a tomar Andorra y el de ahora no ha cambiado prácticamente. Eso no quiere decir que no hayan salido fondos, sino que la plaza ha sido capaz de atraer dinero bajo los nuevos parámetros e intercambiar capital. Las perspectivas, además, son buenas y la plaza va a crecer en los años venideros. Lo que tiene que tener todo el mundo claro es que va a crecer solo con dinero que esté regularizado fiscalmente.
¿El Gobierno ha calculado el posible impacto que tendrá en su economía la crisis de Cataluña?
Si sigue la inestabilidad y acaba afectando a su economía, nos impactará. Somos muy dependientes de España y Francia. Un porcentaje muy destacado de nuestro turismo proviene de estos países. Y tenemos dos puntos fronterizos, uno a cada lado, y no hay más. Si para venir a Andorra tienes que pasar por un territorio que está viviendo inestabilidad, pues de alguna manera afecta. Por eso nos preocupa. Pero hoy por hoy no hemos notado nada.
¿Andorra se ha beneficiado de la situación de Cataluña con la recepción de depósitos o dinero?
Si fuera el caso, es circunstancial y no quisiera asociar la llegada de dinero con una situación no deseable, que esperemos que se resuelva pronto.