Empresas y finanzas

Más de la mitad de las grandes empresas catalanas ya se ha ido

La fuga de compañías por la inseguridad jurídica se acelera y roza ya las 1.200 desde el 1 de octubre. El 55% de los inversores descarta la comunidad como destino mientras perdure la incertidumbre

El pasado 1 de octubre marcó un antes y un después en la estructura del tejido empresarial catalán. Empujados por la inseguridad jurídica que la deriva secesionista de la Generalitat ha sembrado en la región, casi 1.200 empresarios han trasladado las sedes de sus compañías a otros lugares de España, según los últimos datos facilitados por el Colegio de Registradores, que aunque en público no desglosan la composición de esa cifra, en privado sí reconocen que "más de la mitad de las compañías huidas es de gran tamaño". No dan porcentajes, pero habida cuenta de que en Cataluña había a 1 de enero poco más de 1.200 empresas por encima de los 200 trabajadores -es el registro del INE- la comunidad autónoma ya ha perdido más del 50 por ciento de su gran tejido empresarial.

En poco más de dos semanas, Cataluña ha despedido a más empresas que en todo el año pasado. El miedo a los efectos de una eventual declaración unilateral de independencia ha precipitado el traslado de la sede social de cerca de medio centenar de grandes y medianas empresas radicadas en la región a otras zonas del mapa español -en las últimas dos jornadas engordaron el listado Cementos Molins, Servihabitat y Volotea-. Entre ellas, seis de las siete compañías catalanas del Ibex 35, otras siete del mercado continuo y dos del mercado alternativo, más otras 30 de empresas no cotizadas, pero de gran peso en la economía catalana.

Según datos del registro mercantil, desde la celebración del referéndum ilegal del 1-O han hecho las maletas 1.185 empresas. Entre el 2 y el 9 de octubre registraron el traslado de sus sedes 219 compañías. Sólo el 10 de octubre la cifra fue de 177 sociedades y el día 11 ascendió a 155. Los números se moderaron tras la festividad del Pilar y volvieron a acelerar después, hasta alcanzar un récord de fugas en la jornada del jueves -el día en que Carles Puigdemont volvió a amenazar con declarar una independencia que aseguró mantener en "suspensión"- de 268. Mientras, entre el 2 y el 19 de octubre solo 52 empresas se han instalado en Cataluña.

Los datos son preocupantes para la economía catalana, y también para la española, tanto cuantitativa como cualitativamente. Y es que fuentes de los registradores reconocen que "se van las empresas importantes, las más competitivas y de mayor tamaño". Estas fuentes hacen referencia al "capital reputacional" de estas grandes firmas, que "no pueden arriesgarse" y optan por sacar su sede de Cataluña para posicionarse ante accionistas, inversores, clientes, proveedores y consumidores. "Tienen que transmitir la imagen de que no apoyan la independencia -explican- es fundamental evitar el boicot".

En esta misma línea se pronuncia el profesor y coordinador del departamento de investigación del IEB, Miguel Ángel Bernal, quien además recuerda el miedo de los empresarios a una eventual imposición de aranceles a una Cataluña fuera de la Unión Europea, además de la necesidad del acceso a la financiación del Banco Central Europeo y de la pertenencia a la Unión Económica y Monetaria.

Coincide con él el economista Javier Santacruz, quien respalda que son las empresas de mayor tamaño las que se están mudando de Cataluña a otras comunidades autónomas porque son las que pueden hacer el traslado de sede y de staff operativo "de forma prácticamente automática", mientras que las pymes encuentran "mayores dificultades".

Bernal advierte, sin embargo, del "efeto arrastre" que la fuga de estas grandes empresas tendrá sobre el resto del tejido productivo catalán. "A las grandes les seguirán las medianas y las pequeñas, porque su negocio se verá afectado", asevera.

La pyme mueve ficha

Las pymes, de hecho, ya están moviendo ficha. Un sondeo de Pimec pone de manifiesto que unas 1.300 pymes catalanas han trasladado su sede social en las últimas semanas y otras 2.800 se lo estarían pensando. Es el 1 y el 2 por ciento, respectivamente, de las empresas catalanas de hasta 250 trabajadores.

El presidente de la patronal, Josep González, subrayó el viernes que el porcentaje de pymes que se ha ido es "pequeño" -el 1 por ciento- y remarcó que "en ningún caso" ha habido traslado de actividad productiva, lo que sí tendría efectos en la economía real.

Pero los efectos de la crisis catalana llegan de todos los frentes. Según una encuesta de la consultora Kreab, más del 80 por ciento de los profesionales consultados considera que los últimos acontecimientos en Cataluña tendrán un impacto negativo o muy negativo en sus decisiones de inversión en la comunidad autónoma. De hecho, el 55 por ciento afirma que no va a tener en cuenta a Cataluña como destino de inversión mientras se mantenga la incertidumbre y el 10 por ciento tampoco considerará al resto de España en el actual escenario.

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