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La Gran Disrupción: cómo Tesla, Uber y Waymo acabarán con los coches de gasolina y cambiarán el mundo

  • La conducción autónoma es lo que necesita para despegar
Imagen: Dreamstime.

La irrupción del coche eléctrico no supondrá el fin de los automóviles tradicionales, pero el desarrollo de la conducción autónoma y de otras tecnologías, si puede suponer una disrupción que va más allá de los motores de combustión. Mientras el sector y las petroleras luchan por imponer un modelo transición, la convergencia de estos avances puede cambiar el mundo como lo conocemos. l El coche eléctrico, una buena alternativa para ahorrar: el coste del repostaje es cinco veces menor que con un diésel

Ya han pasado diez años desde que Apple revolucionara la industria y el mundo con sus teléfonos móviles. Los expertos apuntan que el coche eléctrico, junto al desarrollo de la tecnología de la conducción autónoma, supondrá una disrupción para el sector petrolero y el resto de la economía.

El desarrollo cada vez mayor de los automóviles de Tesla y otras marcas similares supondrá un cambio radical para los nuevos modelos de transporte que ofrecen empresas como Uber o Google con Waymo.

Si la aparición del iPhone acabó con los gigantes tecnológicos que dominaban el sector de los móviles como Nokia... ¿ocurrirá lo mismo con las marcas de coches?

Transición suave

La mayoría de analistas prevén que se produzca una etapa de transición con una reducción lenta de los costes de producción del coche eléctrico, un aumento de la autonomía y una normativa cada vez más exigente con los vehículos de combustión. Aunque otros piensan que el proceso será más complicado y crítico. "En lugar de motores eléctricos sustituyendo gradualmente a los motores gasolina bajo el mismo modelo de negocio, probablemente habrá un cambio sistémico", explica a Bloomberg Tim Harford, especialista de la BBC en tecnología y economista.

El iPhone no sólo cambio el sector de la telefonía, si no que abrió mercado para nuevas empresas. Aparecieron compañías para desarrollar aplicaciones para los smartphones que ahora valen miles de millones de dólares, como WhatsApp o Rovio Entertainment. Los antiguos reyes del móvil, Nokia y Blackberry, desaparecieron, y su hueco fue llenado por Apple y Samsung.

Paralelismos con el iPhone

El paralelismo con lo que está provocando el coche eléctrico es evidente. Tesla y otras compañías se esfuerzan para que sus productos alcancen el estatus para el consumo de masas. Hay actores como Uber o Cabify que han abierto un nuevo mercado y Waymo de Google puede cambiar el futuro previsible del motor con los coches sin conductor.

Para que se produzca la gran disrupción solo es necesario que la inversión necesaria alinee los objetivos de Tesla, Uber y Waymo en un nuevo modelo de movilidad, que permita ofrecer una alternativa barata y atractiva al automóvil tradicional, según el think tank estadounidense RethinkX que analiza el impacto de la tecnología. Señala a Google como la palanca del cambio por su músculo financiero.

La gran disrupción

Las grandes petroleras han comenzado a aceptar la teoría del posible fin de la gasolina y el diésel. "Los coches eléctricos por sí mismo no llegarán muy lejos, solo la tendencia de compartir vehículos podría suponer un problema", ha afirmado David Eyton, director de tecnología de la petrolera.  

Tony Seba, economista de la Universidad de Stanford y fundador de RethinkX, subraya que iPhone lo cambio todo, afectando desde a fabricantes de cámaras digitales a superficie de venta de electrodomésticos. "La mezcla de autos compartidos, eléctricos y sin conductor podría interrumpir todo, desde estacionamientos a seguros, la demanda de petróleo y el comercio minorista", afirma.

El consejero delegado de Enel, Franceso Starace, ve la ventaja del coche eléctrico en la simplicidad mecánica y lo que supone en coste de mantenimiento, "serán óptimos en uso de transporte pesado".  El modelo de General Motors Chevrolet Bolt  no requiere prácticamente mantenimiento, ya que el motor eléctrico tiene sólo tres partes móviles comparadas con las 133 de un motor de combustión interna de cuatro cilindros.

Un futuro cercano

El economista jefe de la Agencia Internacional de la Energía, Laszlo Varro, dice que el futuro del coche eléctrico depende del uso intensivo y subraya que un vehículo eléctrico de los que utiliza Uber recorre un tercio más de distancia que la media de un utilitario en Europa. "Teniendo en cuenta el coste de mantenimiento y de funcionamiento supone que el precio del petróleo debería ser 30 dólares más barato", explica. 

El coste de adquisición de los coches eléctricos respecto a los motores gasolina se igualará en 2020, cuando estén destinados al uso compartido. Será cinco años antes que la compra individual, según un informe de  Bloomberg New Energy Finance.

Uber planea que su servicio UberX lo ofrezca con coches híbridos o totalmente eléctricos para finales de 2019, a pesar de las limitaciones regulatorias que está encontrando. Lyft tiene el objetivo de alcanzar 1.000 millones de viajes en coche eléctrico para 2025.

La pesadilla y sueño de Uber

La combinación del coche eléctrico y autónomo sería el modelo deseado de Uber, y de compañías parecidas. "La conducción automática debería bajar la demanda de vehículo propio a favor de servicios de movilidad", señala Steven Martin, director digital y vicepresidente de la unidad Energy Connections de Energy Electrics.

Sin embargo, aunque estuviera disponible la tecnología para tener una flota de vehículos autónomos chocaría con obstáculos legales y regulatorios, todavía más graves que los que tienen actualmente Uber en distintos países. El documento de Bloomberg habla que la conducción autónoma llegará en 2020, pero no estará normalizada hasta 2030.

Pero cuando se produzca el impacto en el mercado energético será brutal. Se estima que la demanda de petróleo caerá en 8 millones de barriles diarios. Para hacerse una idea de lo que supone, en plena crisis financiera la demanda mundial de crudo bajo en 1.7 millones de barriles, llevando a la cotización de los 130 dólares el barril a menos de 40 dólares, recuerda Harford.

¿El fin de las petroleras?

Las grandes petroleras están sufriendo desde entonces el desplome del precio del crudo. A la crisis, se ha unido la guerra de precios y de mercado que mantiene Arabia Saudí con los nuevos productores de petróleo de EEUU. En parte, el mercado también descuenta un recorte en la demanda mundial, cuando hace poco se pensaba que las reservas de petróleo se iban a terminar.

Pero BP o ExxonMobile tienen un negocio mucho más diversificado que Nokia cuando entró en barrena. Hoy por hoy, la mayor parte de las ventas de petróleo está destinada al transporte, pero cada vez ocupa un puesto más importante el refino para productos químicos con múltiples desde plásticos a fertilizantes.

Las previsiones de BP solo contemplan una caída de la demanda de un millón de barriles de petróleo en 2035 y será compensado por el crecimiento de otros sectores, defiende Spencer Dale, economista jefe de BP. 

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