Empresas y finanzas

Crisis en Almirall: ¿acertaron los Gallardo en sus compras en EEUU?

Los hermanos Gallardo, Jorge y Antonio, heredaron la gestión de la empresa de su padre, Antonio Gallardo Carreras, un ejecutivo de Air France que dejó la compañía para ejercer su profesión de farmacólogo y levantar los laboratorios Almirall en 1943. Ahora, a punto de cumplir 75 años, la farmacéutica aún de capital familiar -los Gallardo son dueños del 66%- vive uno de los momentos más críticos de su historia.

El detonante ha sido la expansión de la farmacéutica en EEUU, donde la compañía catalana desembarcó a lo grande en 2014 con la compra de un reputado laboratorio local, Aqua, para entrar de lleno en el negocio de la dermatología. Tres años después, las ventas de esta compañía han caído cerca de un 80%, lo que ha llevado a todo el grupo Almirall a pasar de ganar 80 millones de euros a tener unas pérdidas de 73 millones de euros en los resultados del primer semestre.

La pregunta que sobrevuela ahora las oficinas de Almirall es obvia, ¿acertaron los Gallardo con esta compra? ¿Era la empresa que necesitaban? Sobre el papel, los números de Aqua Pharmaceuticals, por la que se pagó cerca de 300 millones de euros, eran bastante atractivos.

La firma, fundada en 2004, facturaba 92 millones de euros cuando Almirall la compró -en junio de este año lleva apenas 10 millones- y su ebitda estaba por encima de la media del mercado. Pero lo que llamó la atención de los dueños de Almirall fueron los seis productos con los que contaba la compañía, enfocados en el tratamiento del acné severo, y cuyas ventas habían permitido dar un salto en los ingresos de la firma de 2010 y 2013 del 44%. La sociedad tiene su sede en Pennsylvania, una plantilla de 122 empleados y no se encarga de la fabricación, ya que la subcontrata.

Era lo que buscaban los Gallardo, que contaban en ese momento con mucho dinero en caja para invertir y en ese momento ya estaban en conversaciones con la multinacional británica AstraZeneca para acometer la mayor transformación vivida por la empresa: la venta de un tercio de la compañía -todo su negocio respiratorio- por 1.500 millones de euros.

El plan de Almirall

Y es que los dueños de Almirall tenían un plan, dejar de ser de una farmacéutica mediana con varias líneas de negocio para convertirse en una compañía puntera en un solo área: la dermatología. Así, tras la compra de Aqua, que por entonces no daba ningún signo de debilidad, llegarían dos adquisiciones más en este terreno. La compañía italiana -con sede en Suiza- Poli Group, especialista en cremas para las uñas y el acné, por la que desembolsó 425 millones de euros. Y otra firma de EEUU, Thermigen, con la que Almirall se adentraba en el sector de la medicina estética por unos 72 millones de euros. Las ventas de esta filial también han caído hasta un 23% en el último trimestre de este año.

Ahora es el momento de parar la caída -sus acciones están viviendo el peor mes en los últimos nueve años y ya se dejan cerca de un 40%- y devolver la confianza en la firma. De momento, la crisis se ha llevado por delante al consejero delegado del grupo y al director general en EEUU, aunque en Almirall nunca se ha movido un dedo sin la aprobación de los Gallardo.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky