Reducirá 617 empleos y prevé ahorros anuales de 36 millones de euros
BPI ha concluido el programa de prejubilaciones y bajas voluntarias para ganar eficiencia impulsado tras la toma de control de la entidad lusa por parte de CaixaBank. Supondrá la salida de 617 empleados entre 2017 (544 personas) y 2018 (73 personas) sobre un total de 5.460 trabajadores del banco, según datos a cierre del primer trimestre.
La entidad financiera portuguesa indicó ayer que este plan supondrá un coste de 106 millones de euros que será totalmente imputado a las cuentas del primer semestre, que presentará la semana que viene. También aportará un ahorro anual de costes estructurales de 36 millones, de forma que BPI da por cumplidos los objetivos establecidos y descarta nuevos programas de ajuste laboral. Asimismo, la comisión ejecutiva de BPI mantiene las previsiones de conseguir unas sinergias de 120 millones de euros en tres años, para finales de 2019.
El plan laboral, anunciado en abril, recibió 519 adhesiones: 292 para prejubilaciones y 227 para bajas voluntarias. Además, otros 98 empleados acordaron su salida del banco al margen del plan, pero con las mismas condiciones.
Plan de 100 días
CaixaBank anunció en abril la puesta en marcha de un plan especial de 100 días para potenciar el ahorro de costes en BPI y mejorar los ratios en los que le superaba la competencia en Portugal. El consejero delegado del banco catalán, Gonzalo Gortázar, explicó en la junta anual de accionistas de CaixaBank que trabajarían para encontrar maneras rápidas y razonables para mejorar la operativa y el servicio, además de reducir costes y aumentar los ingresos.
El primer ejecutivo de BPI es, desde finales de abril, Pablo Forero, anteriormente director general de CaixaBank, que fue designado presidente de la comisión ejecutiva, un cargo que equivale al de consejero delegado. CaixaBank cerró la toma de control de BPI en febrero.
