
Bernardo Velázquez ha sido nombrado nuevo presidente de la patronal siderúrgica Unesid, un lobby que en los últimos años golpea la puerta de Bruselas para tratar de frenar la brutal competencia de precios china. Él más que nadie sabe cómo afecta al sector del acero después de un cuarto de siglo trabajando en Acerinox.
¿Por qué le han elegido a usted para suceder a Gonzalo Urquijo, expresidente de ArcelorMittal en España, en la presidencia de Unesid?
Creo que han querido buscar una solución de consenso. Nosotros (Acerinox) somos de los medianos en volumen en España, con lo que, de alguna manera, podemos representar a unos y otros.
La patronal siderúrgica está endureciendo su lucha frente a la competencia desleal que supone China y los requisitos medioambientales que se exigen a la industria en Europa. ¿No nos estamos pasando con ser demasiado 'limpios'?
Queremos que las industrias sean lo más limpias posibles. De ahí que tengamos un coste de energía altísimo por las primas a las renovables y la reducción de las emisiones de CO2, pero hay que tener en cuenta que, al final, podríamos caer en una especie de dumping ambiental, haciendo que desaparezca la industria europea y que permanezca la más contaminante.
¿Con esto no se está yendo Europa hacia el proteccionismo que tanto proclaman en EEUU?
Europa es el abanderado del libre comercio, pero hay que tener mucho cuidado porque podría desaparecer la industria europea en un mundo que terminará contaminando más. Es algo muy sencillo. Cuando un ciclista va por delante marcando el ritmo del grupo, el resto trata de seguirle, pero si corre mucho, el pelotón al final se desanima. En Europa sucedería lo mismo si tratara de desmarcarse demasiado.
Pero es que da la sensación de que el problema chino no tiene solución...
Tendrá fin. China produjo el 3 por ciento del acero inoxidable mundial en el año 2000 y en 2016 el 53 por ciento. Es cierto que han cambiado toda la dinámica de flujos comerciales y cuando, al principio, empezamos a pedir medidas antidumping parecía que a nadie le importaba. Hoy la gente se ha dado cuenta de que no puede ser ajena a esto.
¿Cree que la gente conoce cuál es el alcance real del acero inoxidable en productos de nuestra vida diaria?
Al final te das cuenta de que se no se puede vivir sin acero inoxidable. Está en las lavadoras, lavavajillas, el tubo de escape de un coche, los cubiertos con los que comes, etc. Estamos detrás de casi todas las industrias. Últimamente hemos entrado en muchas cosas de la construcción, en mobiliario urbano, donde fabricamos las barandillas del metro o de los paseos marítimos también. Lo bueno es que la economía circular ya no es una economía de usar y tirar, porque generas mucho residuos. Al contrario, durará más años y cuando lo vayas a tirar a la basura, se recicla al 100 por cien.
Acerinox tiene su principal fábrica en EEUU, pero otras de las grandes sedes están en Sudáfrica y en Malasia. Imagino que usted es de los que viaja mucho...
Hace tiempo que no lo calculo. Hace unos años, en 2010, estuve pensando en aplicar como no residente para los impuestos, porque estuve cerca de 200 días fuera de España. Ahora voy a Estados Unidos unas cinco veces al año, a Malasia y Sudáfrica otras dos semanas en cada caso. En nuestro sector tenemos la suerte de ser absolutamente globales y multinacionales.
¿Y cómo lleva el calor y la humedad asiáticos?
Imagínatelo, yendo con chaqueta y corbata?