
La banca española está logrando capear el temporal sin recurrir a más ayudas públicas, frente a otros sistemas, especialmente el italiano, que se están viendo obligados a recibir millonarios rescates para poder sobrevivir a la baja recuperación de la economía en Europa, el lastre de los activos inmobiliarios y el alargado entorno de tipos de interés negativos que impide elevar los ingresos ordinarios.
El Popular, BMN y Unicaja son los tres ejemplos más claros de la mayor fortaleza de nuestro sector frente a otros. La solución adoptada para el Popular, que tuvo que ser intervenido por las autoridades comunitarias a principios de junio, sigue a rajatabla las nuevas reglas comunitarias, sin coste para los contribuyentes, algo de lo que el Gobierno ha hecho gala en las últimas semanas. El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha repetido en diversas ocasiones que este rescate, que lo han pagado los accionistas y bonistas del propio banco y con los 7.000 millones que destinará el Santander para su adjudicación por un solo euro, ha sido posible por el crecimiento de la economía, que avanza a ritmos de más del 3 por ciento, frente a la italiana.
El Ejecutivo ha resuelto los problemas de BMN con su integración en Bankia sin destinar ningún recurso adicional de los que ya inyectó en los peores años de la crisis en sendas nacionalizadas. Economía, a través del Frob, rechazó en marzo una oferta no vinculante superior en un 24 por ciento al precio fijado por el grupo levantino en la ecuación de canje con Bankia anunciado esta semana para proseguir con la fusión e intentar recuperar el máximo posible de los 24.000 millones gastados en ambas entidades.
Unicaja, por su parte, logró ayer salir a bolsa para captar casi 700 millones, alejando así su necesidad de buscar otra salida a su situación, como una operación corporativa. El dinero que ha conseguido, además, lo destinará a abonar al fondo de rescate los 666 millones de ayudas que percibió su filial EspañaDuero y adquirir al mismo organismo el 21 por ciento que tiene en el capital de la antigua caja castellano y leonesa.
Las medidas adoptadas por las autoridades y por las propios grupos financieros para proseguir en el saneamiento del sector dista mucho de lo ocurrido en Italia, donde ha comenzado este año a destinar voluminosos recursos públicos para evitar el colapso del sistema, evitando además cumplir con la normativa comunitaria. El pasado domingo, el Gobierno del país transalpino aprobó, con la bendición de Bruselas, destinar hasta 17.000 millones en dos bancos vénetos en el marco de su venta a Intesa para que no fueran liquidados y los ahorradores sufrieran pérdidas. Una parte del dinero público, además, se reservará para indemnizar a los inversores de deuda subordinada y convertibles. Además, Monte dei Paschi será rescatado de manera preventiva por el Estado con más de 8.000 millones de euros.
76.000 millones
Hay que destacar que España, frente a Italia, en 2012 tuvo que acudir a sus socios comunitarios para tapar el inmenso agujero que tenía varios grupos de cajas de ahorros. Solicitó para ello 41.000 millones al Eurogrupo, que sirvieron para sanear sus cuentas y disuadir la inestabilidad que acechaba sobre toda la economía nacional. El total de ayudas, bien a través del Frob bien a través del Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), se elevan por ahora 76.000 millones, si se suma el dinero inyectado antes de 2012 y los esquemas de protección entregados a los compradores de las cajas débiles. El Banco de España estima que apenas se recuperarán 16.000 millones, gracias a las desinversiones en Bankia.