Si hay un deporte de élite que tiene una dependencia casi total de las aportaciones privadas de las empresas, ése es sin lugar a dudas el ciclismo. Los equipos del pelotón no tienen un gran estadio o recinto deportivo donde cobrar entradas a los espectadores. Tampoco pueden vender sus derechos televisivos a grandes operadores. Y es difícil licenciar productos vía merchandising. Además, el dinero que perciben por los resultados que consiguen sus corredores en las grandes rondas apenas les llegaría para cubrir costes operativos: gastos de desplazamiento, mecánicos, almacenaje, infraestructura, etc. Ni siquiera podrían costear los salarios de los ciclistas.
El ciclismo sobrevive gracias a que existen empresas que quieren patrocinar este deporte. Y no se trata de una inversión barata ni que tenga unos retornos directos atractivos, ya que la visibilidad obtenida depende del grado de notoriedad y el rendimiento de sus estrellas. Por ejemplo, aunque Alberto Contador no ganase ninguna prueba, la visibilidad que obtendrían las empresas que lo patrocinan a él o a su equipo siempre es mayor que la que pueda generar un ciclista semidesconocido que realice una espectacular victoria de etapa en el Tour de Francia tras 150 kilómetros de escapada en solitario.
Además, las empresas vinculadas al ciclismo tienen que convivir con la sombra alargada del dopaje y la crisis de reputación que pueda conllevar que uno o varios ciclistas asociados a su nombre sean sancionados por positivo. Fue lo que le sucedió a Festina. La empresa relojera era una de las firmas comerciales más activas en el gran pelotón internacional durante la década de 1990.
Después de haber invertido unos 60 millones de euros en la creación del equipo, con estrellas como el francés Richard Virenque, decidió salirse de la carretera después de que estallara el conocido como caso Festina, que sacó a la luz pública toda una red de dopaje internacional liderada por el director, el médico y el masajista del equipo Festina.
Aquel escándalo provocó una huida de patrocinadores de la que el ciclismo aún no se ha recuperado. Especialmente desde que en 2012 estallara un nuevo caso, en esta ocasión vinculado a Lace Armstrong, quien fue despojado de cinco de sus siete Tours tras admitir haberse dopado y vio cómo sus patrocinadores le abandonaban, entre ellos Nike, con quien mantenía una relación comercial desde hacía 16 años.
En el caso español, el ciclismo patrio sigue dando brillantes corredores, casos de Contador o Valverde. Sin embargo, la mayoría tiene que buscarse equipo fuera de nuestras fronteras. La época dorada del patrocinio deportivo español, con Banesto, ONCE y Kelme liderando el pelotón internacional en la década de 1990, ha pasado a mejor vida.
Actualmente la empresa española que más apuesta por este deporte es Movistar, sponsor principal del Movistar Team, con Alejandro Valverde y Nairo Quintana como estrellas destacadas. El Movistar es el único equipo español que compite este año en UCI Pro Team, la máxima categoría del ciclismo mundial, tras la salida del Euskaltel Euskadi. Fundado en 2011, el conjunto de la empresa telefónica recoge el testigo de otras compañías españolas que lograron hacerse un hueco destacado en este deporte, como Reynolds y Banesto -probablemente el mayor ejemplo de éxito a través del patrocinio deporte de la historia del ciclismo español-. Su patrocinio tiene un coste estimado en más de 10 millones de euros al año.
Precio de patrocinar un equipo UCI
El ciclismo es un deporte muy disperso en lo que respecta a empresas patrocinadoras. En el pelotón internacional las firmas principales que patrocinan a los equipos suelen ser fabricantes de bicicletas, bancos y compañías de telecomunicaciones de forma mayoritaria. Suelen invertir entre 6 20 millones de euros. A partir de ahí, hay una enorme lista de empresas de diferentes sectores de actividad que dedican cantidades de entre medio millón y 4 millones de euros. No hay muchos sectores que repitan.
El presupuesto medio de un equipo UCI Pro-Tour es de 13 millones de euros. El equipo que maneja el mayor presupuesto de todo el pelotón en la actualidad es el Team Sky, con un importe total de 35 millones de euros al año. La mayor parte de este dinero lo pone la empresa Sky a cambio de poner su nombre. Así es como funciona el patrocinio dentro del ciclismo: no es un equipo que busque una firma comercial a la que darle un espacio en la camiseta, sino que el espacio de mayor valor es el nombre del propio equipo.
El naming cubre una cantidad estimada entre un 60% y un 70% del presupuesto de un equipo ciclista. El resto lo cubren otros proveedores y socios comerciales. Los resultados generados por victorias en carreras apenas llegan al 15%. En cuanto a los gastos, más del 60% son costes salariales.
Apoyo incondicional a la base
El profesionalismo es la cara visible del ciclismo, pero la mayor contribución que hacen las empresas que patrocinan este deporte está en la base, en las miles de pruebas cicloturistas y de mountain bike que se celebran cada año en España. Nuestro país cuenta con más de 3.000 clubes federados. Es habitual que cada uno de ellos organice al menos una prueba de carácter aficionado o semiprofesional. Y en cada una de ellas suelen tomar la salida entre 300 y 2.000 ciclistas.
En resumen, en España hay más de un millón y medio de ciclistas aficionados que participan en alguna prueba o marcha ciclista a lo largo del año. No podrían hacerlo si no fuera por el apoyo de empresas grandes, medianas y pequeñas como patrocinadoras de estas pruebas. Entre las grandes, Skoda es una de las más activas en el segmento de mountain bike, patrocinando diversos circuitos para bikers federados y no federados. La Marcha Quebrantahuesos es la más popular de nuestro país.
La última edición, celebrada este mes de junio, ha contado con más de 8.500 participantes y un panel de 32 patrocinadores, proveedores y socios comerciales.
Convivencia en la carretera
Uno de los principales retos que tiene el sector ciclista en nuestro país es la convivencia en la carretera entre bicicletas y coches. En España se venden cada año más de 1,5 millones de bicicletas nuevas. Según datos de Tuvalum, empresa especializada en la compraventa de ciclismo de segunda mano, el número total de bicicletas comercializadas en nuestro país entre primera y segunda mano supera los 2 millones.
Los datos de atropellos en la carretera donde se ven implicados coches y bicicletas, y que se saldan con víctimas mortales, ponen de manifiesto la necesidad de estructurar un plan de convivencia entre vehículos motorizados y bicicletas en las carreteras españolas.
En este sentido las empresas patrocinadoras del ciclismo están virando sus planes de patrocinio hacia la creación de actividades de concienciación, educación vial y visibilidad de este problema. Es, una vez más, un ejemplo de cómo la responsabilidad social corporativa de las empresas puede contribuir a una práctica deportiva más segura.