Empresas y finanzas

El exjefe de Pescanova: "No me queda mucho antes de entrar en prisión"

  • Correos de Sousa incautados revelan sus últimos días en la firma
Manuel Fernández de Sousa, expresidente de Pescanova.

Ocurrió en abril de 2013. Pescanova acaba de solicitar el preconcurso de acreedores ante la imposibilidad de hacer frente a una deuda oculta de 4.200 millones de euros. El entonces expresidente de la compañía, Manuel Fernández de Sousa, hoy investigado en la Audeincia Nacional por cinco delitos societarios al haber falseado presuntamente las cuentas y a punto de ir a juicio después del verano, se confensaba ya ante una confidente. En una serie de correos, a los que ha tenido acceso elEconomista y que se encuentran bajo investigación judicial, explicaba su situación.

"Es evidente que ya no me queda mucho tiempo antes de que la Fiscalía me meta en prisión, es evidente que mi vida se acabó, es evidente que estoy arruinado, es evidente que profesionalmente ya no soy ni seré nadie, es evidente que mis hijos y nietos arrastraran ese lastre para siempre, es evidente que mi estado anímico ya es deplorable...", confensaba alarmado ante la situación de la compañía y su situación procesal el 27 de abril de 2013.

"Cuando alguien como yo está afrontando el desprestigio profesional, el ver cómo su vida se arruina, ver cómo arrastra a sus hijos, se enfrenta a la pena de cárcel y es el objetivo político y mediático de todos por morbo y envidia, creo que merece cualquier cosa menos críticas de quien le quiere", aseguraba en ese mismo correo.

Pero meses antes de que estallara el escándalo, en noviembre de 2012, Fernández Sousa admitía ya a sus conocidos cual era la situación. "Para mi, ya casi en diciembre, pensar en la Copa de Navidad con mi gente es simplemente imposible. Ni sé si llegaré allí, ni me agrada la sensanción de tener que hacer un teatro más ante tanta gente que depende y tiene puesta la confianza en mi", aseguraba. Y en esa mismo correo, señalaba ya de hecho la posibilidad de que el grupo acabara siendo troceado. "Ver liquidar Pesva (en referencia a Pescanova) por partes, después de tantos años de haberla construido y mantenido es un gran dolor. Pero más dolor es aún no haberlo hecho antes cuando quería comprar la mitad Unilever y con ello el futuro de mi vida y la de mis hijos hubiera sido bien distinto. Ya no hay caso en mirar hacia atrás", manifestaba.

"¿Irme o aguantar?"

El 4 de mayo de 2013, unos días de que la CNMV encargara la administración judicial de la compañía, Fernández Sousa relataba su situación ya de forma agónica y buscaba eludir su responsabilidad. "Tengo el dilema de irme o aguantar. Si me voy, la empresa irá a liquidación y con ello aumento mi responsabilidad económica pero además no podré echarle la culpa a Deloitte y la CNMV. En todo caso no voy a poder durar mucho. Como mucho serán seis semanas y luego ya no seré presidente nunca más, amén de que aquí a allí las querellas se multiplicarán por miles contra mi y harán público que se estuvo perdiendo dinero estos años atrás. No veo salida y creo que todo está a punto de acabar y acabar muy mal para mi", decía Fernández Sousa, que había intentado buscar incluso "un fondo pirata" para salvarse.

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